Sí tú metes en una licuadora a Andrés Velásquez y a Ismael García, sale un Toby Valderrama

Hay hombres que caminan a la inversa de lo que debe ser, es muy probable que en un camino largo y duro muchos sencillamente se queden a la vera y sea porque desfallecen aunque quieran seguir, la resistencia pasa la cuenta a hombres débiles cuando abordan un combate superior a sus fuerzas.

Pero hay hombres que alcanzan un nivel superior de conciencia, por lo que son capaces de soportar un camino inhóspito y sobrellevar las dificultades que se le presenten, con tal de defender al pueblo, esos son los verdaderos revolucionarios, no aquellos que se dicen tales para ganar indulgencias con escapulario ajeno y que además suelen mirar el peligro desde lejos pero se regodean en hacer conjeturas acomodaticias, que si Maduro es tal y que se yo y que si mete la pata en eso o en aquello y que si traiciona el postulado de Chávez y que si pacta con la burguesía y que si patatín y que si patatán.

No son pocos los emperifollados compatriotas que tratan de despellajar al Presidente de la República y hasta piden su cabeza como Salomé la de Juan el Bautista, comparativamente los referidos sabelotodo no son menos ni más que una vulgar Salomé de la política, permítaseme el símil,  y no por hombres, los aludidos enemigos de Maduro se diferencian de las razones que la citada mujer tuvo para que Herodes Antipas decapitara al honesto predicador.

Es patético ver y oír a un Andrés Velásquez o a un Ismael García tratar de denigrar de alguien distinto de ellos, es que uno y otro son emblemas del descreimiento y de la traición política; figuradamente hablando, claro, tú metes a ambos en una licuadora y ten por seguro que te va a salir un Toby Valderrama.

La reflexión viene al caso porque estimo que muchos no se han percatado todavía de que la desaparición física de Chávez desembocó un rigurosa crisis porque el enemigo se abalanzó con todo apuntalado en una guerra económica bestial que aun trata de hacer mella en la conciencia popular y que es a Maduro a quien le ha tocado asumir la bitácora ante tal tempestad nada simple, y mientras Maduro batalla sobre los mandos, insólitamente algunos amargados demandan un colchón de espuma y no precisamente para remar.

Evoco el diálogo de una vieja película a la que equivocadamente entré una vez hace como cuarenta o cincuenta años tal vez, había yo entrado al cine a ver una película mexicana de las que tanto disfrutaba y me la cambiaron por otra completamente distinta y para colmo traducida en letras, se titulaba “Un hombre y una mujer” pero nada picante, era una cosa como de carreras de autos, lo cual no me llamó la atención y estaba yo a punto de retirarme cuando leí en la pantalla más o menos el siguiente diálogo:

_Sí tu casa se incendia y en cuyo interior hay un gato y un Rembrandt ¿qué salvarías si sólo tuvieses una opción?

_¡Yo salvaría el gato, prefiero la vida al arte!

A propósito, ante tan infernal guerra económica contra Venezuela, ¿qué debe hacer un verdadero patriota?

Algunos ique (dizque) revolucionarios dan asco, parecieran no tener la más puta idea de lo que sucede y a la hora de la verdad se parecen a lo peorcito de lo peor, llenos de vanidad se largan hasta los extremos de la insensatez y pretenden darnos lección de socialismo pero son incapaces de exhibir una sola obra propia concreta al respecto.

La teoría carece de objetivo si no está relacionada con la práctica.

Otan:

¡…o mejor, también en una lavadora, para que de paso se laven ese paltó!

oceanoatlanticoguillermo@gmail.com



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Guillermo Guzmán


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