Fue patético el llanto de una Cocodrila durante Carmonazo

Cuando la vi llorar ante la pantallita la noche del 11 de abril de 2002 durante el "Carmonazo", pensé que era sincera pero me equivoqué, ahora yo evoco a "Rita la caimana" de San Diego, que cada vez que salía del estanque donde estaba encerrada, a comer, se encaramaba en una piedra y mientras comía empezaba a llorar a ríos.

Caimanes y cocodrilos lloran mientras comen y será de felicidad por lo que lo hacen, se supone que sean lágrimas de felicidad, no de tristeza, de ahí que el pueblo ironice y catalogue como "lágrimas de cocodrilo/a" a quienes así se conducen, fingidamente, en función de que el llanto está más asociado a la tristeza, al dolor, a la melancolía, que a la felicidad; sin descartar que, excepcionalmente, también se pueda llorar de felicidad, el que los cocodrilos sean tan llorones seguramente tiene una explicación biológica que no viene al caso.

Supongo que en lo que atañe a cada ser haya al menos una realidad interior y otra exterior, digamos que dos contextos, uno externo y otro interno, y es de suponer que cada quien eche a la balanza ambas realidades antes de tomar una posición frente a la vida; yuxtaponer y balancear las cosas antes de dar un paso necesario es un ejercicio dialéctico en el buen sentido del concepto; no entiendo como tú dices haber respetado al Comandante Chávez y una vez Chávez no poder ver tu conducta te vuelcas a decirle ¡te equivócate, Chávez, Nicolás no sirve para un carajo!

Hela ahí, se trata de la cocodrila de marras, y no sólo ella sino otros cocodrilos que ayer fingieron de chavistas y hoy se empeñan en demostrar que Chávez se equivocó con Maduro.

Mientras tanto, Maduro y nosotros los obreros hemos tenido que lidiar con una guerra bestial que ocupa toda la atención de nuestros nervios, músculos y flujos sanguíneos, prioritariamente, antes que meterle el ojo y caerle a martillazos a la vagabundería de muchos agazapados, tal la[s] y etcétera cocodrilos.

Después de quince años (a lo redondo) y de haber sentido el aguijonazo de la vil traición nacida de entre su más cercano entorno, Chávez tenía afilado su olfato perceptivo como nadie, mil veces demostrado, y ante la circunstancia sobrevenida, supo muy bien que debía disponer no de un hombre sino de una pareja y por eso optó por Maduro y por Cilia, aunque ambos no sean la única pareja presidencial capaz de representar el chavismo.

Maduro está pidiendo el concurso de todo el pueblo para enfrentar la crisis que nadie niega estemos padeciendo y los trabajadores de abajo, los de manos callosas, en especial militares y civiles, damos un paso al frente y nos ponemos a sus órdenes, cuente el Presidente Maduro con nuestro concurso para conjurar la crisis a la que el imperialismo nos ha sometido.

Por otra parte, es triste que alguien que se las da de chavista diga que estamos viviendo la peor crisis de los últimos cuarenta años -quiere decir que esa persona saca su cuenta a partir de 1975 (lo de 1958 a 1975 no cuenta para ella) y, que yo sepa, el "Caracazo" ocurrió entre dicha fecha y el sol de hoy 2015- y, tácitamente dice que el "Caracazo", donde hubo más de tres mil asesinatos en apenas tres o cuatro días, fue más benigno que la situación actual, ¡vaya que irresponsable!; en consecuencia el ataque a Maduro pareciera ser por mampuesto contra Chávez, y no es que yo ande psicoseado pero el que está picao de culebra cuando ve un bejuco brinca por sí las moscas.

OTAN:

Yo no sé leer pero me escriben, por lo que supe lo siguiente, que 1975 + 40 = 2015 y también supe que sí a 2015 se le restan 26 da 1989, si no me equivoqué; quién no sepa realizar esa elemental operación aritmética está raspado/a en matemática, pero por otra parte, también estaría "raspao/a" en Historia de Venezuela. En tal caso es bueno que vaya para la escuelita a deletrear y a hacer palotes, de nuevo; valga evocar lo que decía Arturo Uslar Pietri, que inclusive egresados universitarios eran más ignorantes que la porra y que la limitación de su vocabulario, de no más de cuatrocientas palabras en un idioma que tendría más de veinte millones de palabras, le impedía ver la realidad externa (contimás la íntima, agrego yo).

Y, eso que Arturo era tremendo pelucón oligarca, pero instruido y en cierta manera nacionalista, daba gusto oírlo hablar de Juana la loca, por cierto.

Bueno, tampoco yo lo sabía pero mi institutriz me da cada coscorronazo y me saca un buen chichón aunque moral, no sanguíneo, cuando se me sale, cuando se me desborda el bruto que llevo en mi fuero íntimo, pero jamás llego a una burrada insólita.




 



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Guillermo Guzmán


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