Enfermo y mal recetado

Por costumbre o tradición estos días de Semana Santa sirven para el descanso, el apego familiar, la reflexión, la oración, la recreación o, en fin, lo que a cada quien le plazca. Al menos eso hace la gente de trabajo. Es así porque hay quienes, como dice el dicho no tienen paz con la miseria y aquí, en nuestro país, hay quienes para quienes no existe noche ni día, ni fines de semana con puente o sin puente, ni días de asueto ni vacaciones, en su afán de acabar con la Revolución Bolivariana.

Sabemos que, más allá de sus exquisiteces turísticas con sus consuetudinarias entrevistas con la derecha internacional, vaya usted a saber los financistas, aquí nos han pretendido aplicar una de acabar con la tranquilidad de los venezolanos. Sabotear y anunciar el fin de la navidad, del carnaval, la semana santa, la celebración de cruz de mayo, día de los santos, de los muertos o cualquier efeméride es más que obsesión de quienes hoy están desenfrenados por extender el plan desestabilizador en toda la América Latina.

Sucede que la dirigencia de la derecha venezolana que ahora tiene como guarida y puesto de comando la Asamblea Nacional, más allá de ser una sólida mayoría, pareciera estar convencida que el ridículo, es también una estrategia para convencer a los venezolanos de sus planes golpistas.

Así, uno no sabe si ellos se pusieron de acuerdo para que fuese el mismo Presidente de la Asamblea Nacional quien se encargara de poner en escena este discutido estilo de declarar o hacer discursos públicos. Porque más allá que para ellos sea gracioso, lo cierto es que estamos en presencia de un personaje cuyo comportamiento amerita el urgente tratamiento clínico.

Para la Venezuela seria, responsable y que vive a diario la grave situación económica y de desestabilización política que ellos mismos propician, los desplantes públicos de quien preside la A.N., que parecieran contagiar y deleitar al conglomerado de la MUD, es la mejor prueba de quienes no tienen ninguna propuesta en el marco constitucional.

Si tuviesen algo de seriedad, a esta altura, a casi tres meses de asumir la dirección de la A.N., alguna propuesta han debido hacer para acabar con las colas que convirtieron en bandera de su campaña para el 6-D. con jugoso resultado. Está claro, no harán nada. No moverán un dedo ni harán una propuesta de apoyo a las medidas que ha venido tomando el Presidente Maduro.

De manera que están condicionados a propiciar el caos y han recibido del Presidente Obama prórroga del Decreto para hacer el mandado. Si no lo hacen, todos terminarán convirtiéndose en maromeros y payasos de un circo del cual no arrancarán ni una sonrisa del venerado invasor. Así, este manifiesto ridículo y caso clínico también tiene sus días contados. Es el caso de un paciente enfermo y mal recetado.


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Juan Azócar


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