La guerra de Televen

De todos los canales de televisión, hay uno que lleva la delantera en eso de atacar al gobierno de Nicolás Maduro: Televén. Este protagonismo lo ha venido desempeñando, especialmente, desde que Globovisión pasó a nuevas manos. Desde entonces, la gente de Omar Camero ha perfeccionado los disparos de basura ideológica, a través de los receptores.

En general, los propietarios de las televisoras que se autodenominan neutrales procuran guardar las apariencias y no parecer tan obvios; como ocurrió en abril, de 2002. Sin embargo, siempre brota el corazoncito opositor en el momento menos esperado. Pero en Televén, la arremetida es constante desde los primeros rayos del sol hasta bien entrada la noche. Claro está con rodeos, con mayor sutileza.

Un televidente desprevenido pensará que es una exageración o paranoia lo que se afirma arriba. Pero no es así; cuando se observa con detenimiento la línea informativa de la planta, las costuras quedan al aire libre. Se descubre un vulgar oposicionismo. Hay un ancla –Carlos Fernandes- quien se babea cuando difunde o analiza un acontecimiento perjudicial para las fuerzas chavistas; y se disloca –no lo puede evitar– si un dirigente revolucionario le desmonta sus argumentos. También Fernandes, violando la ética periodística, tergiversa las opiniones de los ministros del actual presidente. Deja palabras fuera de contexto, para que coincidan con su antichavismo militante. Por supuesto, con un discurso pobre en decibeles y rico en ademanes caballerescos. Ya al final de la emisión mañanera de El Noticiero, cierra con expresiones que causan angustia; olvida su condición de comunicador y se convierte en operador político.

Carlos Croes también es otro caso a tomar en cuenta. Es un hombre que fue Ministro de Información, durante el gobierno adeco de Jaime Lusinchi (1984-1989); una gestión en la cual imperó la ineficiencia, la podredumbre. Sin embargo, se hace el desentendido y no quiere aparecer como cómplice del puntofijismo. No señor, ahora como entrevistador pretende darnos lecciones de moral y buenas costumbres. En algunas ocasiones, voceros de la contrarrevolución han expresado mentiras del tamaño de la catedral; pero él no los ha atajado y la falsedad ha recorrido los caminos de la patria. Esta ligereza no tiene importancia; hay que socavar la credibilidad de Maduro Moros y su entorno. Seguir trabajando, como un motolito, con el fin de exaltar las virtudes de la Cuarta República.

Los avances informativos de Televen se caracterizan por crear zozobra, malestar. Puede difundirse un logro importante del actual proceso; pero quedará aplastado ante la avalancha de malas noticias. Nadie niega que haya problemas. ¿Quién está pidiendo que se oculten? Lo que se reclama es que se les dé justo valor a las conquistas alcanzadas, en la actualidad; uno de los peores momentos de la historia nacional. Tampoco usted verá en las emisiones estelares de El Noticiero un equilibrio comunicacional; con informaciones condicionadas –con mensajes subliminales, incluso– el chavismo aparecerá como el verdugo del pueblo venezolano.

Otro programa que hace daño es el que modera Jorge Labrador. En el espacio que lleva por nombre 100% Venezuela no hay nada que exaltar; bueno sí, las buenas obras de la Universidad Católica Andrés Bello, y los estudios asépticos que realizan algunas ONGS abiertamente opositoras. El culpable de todo lo que sucede en la nación es el régimen madurista. La imparcialidad periodística de Labrador, no le permite presentar la otra visión. No hay cabida para las voces de los inculpados, para la defensa de voceros de organismos colocados en la picota. Los últimos trabajos los ha dedicado a la falta de alimentos en los anaqueles y en las escuelas. Nadie niega que eso esté ocurriendo. Lo que se cuestiona es el uso del amarillismo para llegar a las consecuencias; pero se cuida de llegar a la causa: la guerra económica impuesta por la derecha adeco – burguesa y el imperialismo estadounidense.

Los casos presentados son sólo una parte de la manipulación, de las verdades a medias, de Televen; donde hasta los programas de farándula tienen un sesgo político, inclinado a la oposición. Por ejemplo, Detrás de las Cámaras es el espacio de los viudos de RCTV; emisora que perdió su derecho a operar en señal abierta, por su postura abiertamente subversiva.

Lo anterior denota que el medio televisivo, ubicado en el Marqués, niega a todos los usuarios el derecho a recibir una información veraz y oportuna; tal como aparece expresado en el artículo 58 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. A toda hora, desde el canal mencionado, se lanzan misiles ideológicos a favor de la de la causa contrarrevolucionaria. Es una guerra no convencional, en alianza con factores nacionales e internacionales, para envenenar la psiquis de los venezolanos; para organizar un ejército dispuesto a luchar por el retorno de la Cuarta República.

ilrad@yahoo.es



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