¿Quién se va a tener que comer las alfombras?

Según podemos observar en los aspavientos mediáticos, generados por la polarización política de dos bandos en pugna por el control político del estado y sus privilegios, en lucha por desplazarse mutuamente e imponer a priori sus conceptos y su visión. Allí se observan posturas de todo tipo, que dejan claro al espectador, quien es quien; o que todos son lo mismo y por tanto aspiran a lo mismo, para hacer lo mismo: usufructuar el poder y gozar de la dolce vita

Decimos esto, a riesgo de que se desate la jauría que vive de la solidaridad automática y de la membresía eterna, que los hace una especie de cabezas rapadas de la política, dispuestos a defender la condición presente de beneficiario o la aspiración futura de serlo.

Pero para ellos no está dedicado el artículo de hoy, quisimos hacer ese preámbulo para dejar sentado que no compartimos la herencia clientelar de la participación ni estamos girando cheques en blanco a las “vanguardias esclarecidas” que luego se convierten en representantes modernos del absolutismo nominal.

Nada más conveniente para un gobierno cuya gestión no goza del beneplácito de las mayorías, que una oposición desatinada en su concepción de lucha “pacifica, cívica, democrática y electoral” que siempre da como resultados, cifras dignas de partes de guerra, hemos sido testigos excepcionales de los últimos llamados irresponsables a: “ LA BATALLA FINAL, DRENAR LA ARRECHERA, LA SALIDA Y EL ULTIMATUM” y sabemos muy bien que todos han tenido el objetivo político de causar problemas de gobernabilidad, desestabilización y desconocimiento del estado y sus instituciones, por parte de sectores que hacen honor a su condición golpista y fascista de raza superior.

Hoy nuestros medios parecen dispuestos para “propagandear” las propuestas opositoras y promover una especie de zozobra colectiva, que estimule la paranoia, y lograr con esto, que otros asuntos de sumo interés, queden relegados en los debates necesarios para la construcción de criterios propios de una revolución, que le dispute la toma de decisiones a la vieja representatividad con participación protagónica y activa del sujeto político de este momento histórico. Basta sintonizar cualquiera de nuestros medios oficiales para reconocer la aplicación permanente una estrategia agnotologica que garantice la ignorancia necesaria para la manipulación y el condicionamiento políticos que nos convierta en objetos para los planes que están en marcha.

Es público, notorio y comunicacional, el llamado a rebelión que hacen los sectores de oposición, que corren aparejados con el golpismo internacional y que además sostiene vínculos estrechos con factores internacionales dispuestos a financiar aventuras tipo abril de 2002 y montar varias plazas Altamira, que legitime a través del lobby respectivo, las tesis de Almagro y el aquelarre de MERCOSUR.

Vistos los escenarios, identificados los personajes y establecidas las intenciones, no vemos la justificación política de la campaña mediática, montada por los medios oficiales para “desprestigiar” a quienes son reincidentes en delitos muy bien tipificados en nuestro código penal y que además se muestran dispuestos permanentemente, a desconocer al estado y sus instituciones y a montar estructuras paralelas que  les permita “legalizar” sus planes insurreccionales. Nuevamente, nos ponen en jaque con una actitud que busca propiciar las condiciones necesarias para ensayar el lanzamiento de una parada, que justifique escenarios como los vividos en Siria o en Libia, que por supuesto contaran con la bendición del pentágono y el aplauso de la conferencia episcopal.

Si somos un tilín más observadores, nos  daremos cuenta que las intervenciones públicas de gremios y agrupaciones empresariales, sindicales, estudiantiles, comerciales, con representatividad a nivel nacional, están sumados en ese intento de revivir escenarios de 2002-2003, en los que la oposición política venezolana gozo el clímax de su agitación y surtió efecto la guerra psicológica montada a través de los medios contra el proceso revolucionario y la figura del comandante Chávez como líder absoluto de las mayorías,

Las condiciones actuales, son distintas, el liderazgo también, lo que no ha variado en absoluto es la oposición y sus planes de convertirse en gobierno por vías no convencionales, para cumplir con su amo imperial, ante esta circunstancia, se impone una conducta mucho más cónsona con el compromiso ineludible de reconocer la importancia de todas y todos en la defensa de nuestro proyecto histórico, para ello; es necesario hacer uso de todas las herramientas disponibles, primordial son los medios de comunicación, estos deben pasar a la ofensiva y dejar de ser la vecindad en la que se ventilan solo chismes y se fabrican fachadas que ocultan la realidad de quienes habitamos esta casa que es Venezuela.

Como militantes de la causa de los pueblos libres, es una aspiración que la lucha diaria, aparezca en nuestros medios pero no como producción documental, sino como expresión inequívoca de los cambios promovidos por nuevas leyes, nuevas estructuras y un nuevo concepto de participación protagónica.  No queremos ver a nuestros anclas en VTV (si son de los nuestros) convertidos en agentes publicitarios de las acciones opositoras, ni tampoco al “bloque de la patria” asumiendo una conducta política propia de los prostíbulos.

Es tiempo de volver a la calle y bañarse de pueblo, de rescatar a Chávez en su esencia rebelde para decir con la moral en alto: ¡!VAYANSE AL CARAJO YANKYS DE MIERDA, Y SUS LACAYOS TAMBIEN!!


franco__rivas@hotmail.com



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Henry Franco

Comunicador popular. Miembro del Colectivo Radiofónico de Petare y de la emisora Al son del 23 en Caracas

 ccdresistencia9960@gmail.com

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