(A Lewis y otros amigos)

Observando algunas interpretaciones de democracia y de dictadura

Desde siempre el análisis político en Venezuela ha estado lleno de lugares comunes, en donde uno de esos lugares es la denominada “situación de  crisis”, la cual ha estado presente en el análisis de cualquier período histórico. De tal manera que, desde que los europeos llegaron a esta parte del continente, Venezuela y toda Latinoamérica ha vivido en una crisis perpetua. Así que hablar de “crisis” pareciera ya redundante, con ello no quiero decir que no exista, solo que me parece trillado.

Esto lo digo porque haré referencia a un artículo de mi amigo Prof. Lewis Pereira publicado en:  http://observatoriodelpoder.blogspot.com/2016/10/de-quien-es-la-culpa.html , el cual constituye un análisis o reflexión acerca de la crisis política y que creo merece algunas consideraciones en tanto que de lo escrito por el amigo referido se desprenden, en mi entender, ciertas nociones acerca de lo que es o deberían ser la democracia y la dictadura que me parecen muy particulares, sin intenciones de hacer un tratado teórico-filosófico al respecto. .

Primeramente, en el artículo citado, se hace referencia a la idea de dictadura cuando se plantea que hay “algunos que afirman” que vamos o ya estamos en un régimen dictatorial y supone que la percepción al respecto es determinante para identificar la realidad. Particularmente estoy de acuerdo con que las “cosas” no son independientes de quien las interpreta, pero si no existen elementos digamos “objetivos” que son los que permiten una interpretación de esas cosas (porque la nada no se puede interpretar a menos que “cosifiquemos” a la nada) entonces estamos cayendo en terrenos de lo onírico.

De tal manera que es válido preguntarse: ¿Quiénes “afirman” que marchamos o estamos en una dictadura? Asumir esas afirmaciones dentro de un análisis que pretende ser creíble y objetivo sin tomar en cuenta otros elementos, es difícil de digerir. Hay que ver quiénes y cuáles son los intereses de aquellos que dicen que estamos en una dictadura. Y no solo eso, hay que ver si esas “afirmaciones” sirven a un análisis crítico y serio de la realidad, ya que asomar dichas afirmaciones sin una utilidad explicativa o analítica, o tiene otra intención, o es retórica sin sentido.

Como quiera que sea, el concepto más burdo de dictadura puede señalar los elementos más esenciales y empíricos que indican cuándo se está “bajo el yugo” de un sistema dictatorial. Y el concepto de legitimidad no tiene nada que ver con ello en muchos casos, porque de ser así, Macri en Argentina no tiene más de un 30% de aprobación en este momento y a menos de un año de ser elegido, eso sin hablar de Kuzsinski en Perú que en 100 días de gobierno ha caído más de 10 puntos. Ahora, quiénes se atreven a decir que Macri y el otro “criollito” son dictadores.

Hablar de dictadura con el argumento de la “debilidad institucional” me remite, a modo de ejemplo, a esa especie de “meca”, de modelo irresistible y referente de democracia (con “independencia de poderes”) que para muchos es el sistema político norteamericano: En el año 2012, un muchacho de 22 años fue arrestado por escribir un tuit en donde amenazaba de muerte al presidente Obama, dicho joven fue sometido y arrestado, sentenciado a seis meses de prisión e inscrito en una lista como terrorista. Todo ello a pesar de las mil y una disculpas en medio de un mar de llanto del pobre muchacho, porque.. ojo: Nadie o casi nadie levantó la voz para abogar por él.

Si bien es cierto que infinitos casos de injusticia han acontecido en la terrible historia de construcción de un imperio como el norteamericano, en donde la independencia de poderes ha brillado pero por su ausencia (la situación de los derechos civiles de los afroamericanos, los indígenas, indocumentados, etc.), la anécdota del muchacho tuitero es significativa porque ella se inscribe dentro de un nuevo marco legal que está vigente desde los hechos de septiembre del 2001: La ley patriota.

La ley patriota, a decir de muchos juristas e intelectuales norteamericanos (Chonsky entre ellos)  no es más que un instrumento jurídico mediante el cual se vulneraran los derechos civiles de los norteamericanos. Esta ley fue promulgada por Bush, aprobada por el congreso y ratificada por la Corte Suprema de Estados Unidos, claro, de manera “muy independiente”. Bajo esa premisa, el gobierno norteamericano ha metido en prisión a un montón de personas fuera y dentro del país, solo por sospechosas de ser terroristas, ha perseguido y revocado visas a académicos y ha excluido a intelectuales por sospechas de ser colaboradores o simpatizantes del terrorismo, o lo que es lo mismo, por razones ideológicas. Claro, la “coincidencia entre los poderes” en Estados Unidos es “política de estado”, “colaboración”. En Venezuela es dictadura.

De todas maneras, la percepción es una cualidad muy particular, sobre todo porque está mediada por muchos factores que no son solamente sensoriales, sino también ideológicos y con ello, políticos. Es decir, se puede entender que el autor percibe que cada vez que el presidente se dirige al T.S.J., éste le está dando órdenes (entre otras cosas porque se supone que los presidentes dan órdenes) pero pedir la intervención de un órgano o poder público, e incluso exigirle su gestión eficaz y oportuna, es potestad de todos los ciudadanos y más si se es presidente. De tal manera que dicha percepción, válida para tratar de argumentar los visos de dictadura (lo cual sería además un hecho objetivo), es muy discutible.

Otro aspecto que se aborda de alguna manera es la situación en cuanto a la Asamblea Nacional, la cual me parece en verdad, tragicómica. Y demuestra lo incompetente, desarticulada y sin visión de la oposición venezolana a lo cual no se hace referencia. Ello lo digo porque el artículo no se abordan elementos esenciales referidos a, por ejemplo: ¿Qué le hace suponer a la oposición venezolana que ellos en la A.N. son más legítimos que cualquier otro poder? ¿Para qué y cuáles son las funciones de dicho poder y por qué se plantean “salir del presidente en seis meses? ¿Por qué desconocer una sentencia del Tribunal Supremo que al final no los afecta en su mayoría parlamentaria y los hace caer en desacato y con ello en la ilegalidad?

No creo que el gobierno le quite legitimidad a la Asamblea, la Asamblea se deslegitima ella misma al asumir funciones para las cuales no tiene competencias, funciones que entorpecen y desconoce a los otros “poderes”. No acatar la decisión del tribunal “ilegaliza” los actos de la A.N., así de simple. Que el gobierno se ha aprovechado de esta situación; si. Estúpidos serían si no lo hicieran.
La referencia al C.N.E. la verdad no le encuentro sentido. Es decir, es sumiso a veces, o lo que es lo mismo; cuando la gente vota por la oposición y el C.N.E. los proclama ganadores no es sumiso, pero cuando acata decisiones de los tribunales del país es sumiso.

La democracia, nos guste o no, es y ha sido eso, en términos prácticos “una división de grupos en el poder” tal como lo afirma el escrito, sobre todo bajo la premisa del modelo de democracia norteamericana, de eso que se denomina “separación e independencia de poderes” o “checks and balances” (los pesos y contra pesos). De tal manera que el modelo de democracia que se deduce en el artículo basado en la vieja idea de “independencia de poderes”, pareciera que se refiere es a la independencia que debe tener la A.N. para que haga lo que le venga en gana… y no me parece.

Otro aspecto al que se refiere el artículo está orientado a establecer “la culpa” de aquellos que hemos permitido que el chavismo gobierne. En tal sentido, culpar a la gente que libérrimamente votó y ha votado en procesos electorales de la situación actual cuando “se hubiese podido salir del chavismo en el 2006” es una recriminación, en el mejor de los casos, poco sensata, desconsiderada y hasta ofensiva la pudieran considerar algunos.

Se asoma la idea de que la gente en este país  vota pero “no le interesa la democracia”, se sugiere entonces que la gente ha votado por cualquier otra razón (la cuales no se mencionan) pero no porque haya alguna conciencia democrática, programática o ideológica.

Como ya le he hecho conocer en otras oportunidades a mi amigo Lewis, existen dos elementos comunes que suele hacer en el abordaje de la situación política: 1) La antipatía por Chávez y el chavismo y 2) Un intento desesperado por establecer similitudes entre el presente y el pasado político venezolano… Y ojo: Eso lo respeto. De hecho, lo respeto más a él que de alguna manera siempre ha mantenido esa posición que a otros amigos “patria o muerte”, “revolucionarios” que cuando se acabaron los dólares viajeros fue cuando “se dieron cuenta” que Maduro no sirve.

Lo que puedo decir al final es que si esto es una dictadura, nosotros venimos del infierno. Que la “independencia de poderes” no es requisito para el ejercicio ni para la existencia de la democracia. Ni siquiera el voto es esencial en una verdadera democracia, la esencia de la democracia es la participación en la toma de decisiones de la gente en sus asuntos, porque lo otro son simplemente espacios y formas de participar.
 

lenincalderon@gmail.com



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