¡Estampida manejada!

La incesante y dirigida conducta malsana y manipuladora con la que acostumbra vestirse la oposición de la Derecha, sea venezolana, americana o europea, es puesta de manifiesto una vez más en la patria del Libertador Simón Bolívar y el Comandante Hugo Chávez, lo que se aprecia en la estampida preparada para los efectos mediáticos, tanto nacionales como internacionales.

Lo que quiere la oposición venezolana es reforzar o consolidar otra nueva matriz de mentiras, como esa de que hay un "golpe" de Estado que la Revolución Bolivariana le ha asestado a la Asamblea Nacional, cuando de lo que se trata es que el Tribunal Supremo de Justicia, TSJ, le pone orden a la desvencijada actuación de la AN.

Basta leer lo expuesto por la abogada y profesora Ana Cristina Bracho para entender por dónde van los tiros:

-"La matriz virtual de la derecha era sencilla, la primera etiqueta denunciaba un hipotético Golpe de Estado judicial contra la Asamblea Nacional que se habría producido –al parecer- con la Ponencia Conjunta del 28 de marzo en el Expediente 17-0323[1], y, completado con la decisión de la misma fecha y suscripción en el Expediente 17- 0325[2]

Lo cierto de todo es que la Asamblea Nacional no ha podido da pie con bola, antes con su presidente Henry Ramos Allup y ahora con Julio Borges, quien legalmente nunca ha podido ser presidente de dicho cuerpo, por la ilegalidad en ocurrió esa instancia al incorporar a un par de diputados cuya elección fue considerada hecha bajo trampas (legalmente, el TSJ extendió una medida cautelar, desconocida por la AN).

Al entrar más en el asunto, revisamos lo escrito por la profesora Bracho, quien considera que la AN "dictó una resolución sin asidero constitucional que determinó el abandono del cargo del Presidente y envió una delegación a representar a Venezuela en un foro de gobiernos. En Venezuela, el gobierno es el Poder Ejecutivo. Es decir, que proyecta un país donde nadie gobierna. Esta línea discursiva permite hablar de un Estado fallido, cual reino sin rey, y, justificar un llamado a elecciones generales puesto que aquí no existiría ninguna estructura: ni quien dé un pasaporte, ni quien dé una medicina, ni quién llame a elecciones".

A lo anterior, habría que sumar que dicha Asamblea "rompió también con el pacto fundacional de la República y el principio liberal de la separación de poderes. Pues esa fórmula que repetimos desde educación cívica reconoce que todas las funciones no pueden caer en un solo sujeto porque sería absolutismo pero también señala que ninguna de las partes tiene personalidad ni existencia autónoma. El país es esa suma de representantes, ciudadanos y territorio. Ninguno es, en el ámbito político, sin el otro".
En Misión Verdad no solo rechazan que haya habido golpe, sino además consideran que si quisieran salir su desacato, podrían volver a sus funciones, ya que ni hay golpe de Estado, ya que no existe desplazamiento de ese poder Legislativo ni de sus integrantes. Y un hecho muy claro de dicha situación, está el que la Sala Constitucional les repite "…una y otra vez, como la maestra en un salón de clases que hagan caso".
Como este es un caso que manejan bien los expertos y los políticos, ellos andan con sus respuestas, mientras quien escribe este artículo lo que hace es escribir que lo que ocurre es un montaje que llevan al escenario mundial buscando un apoyo que no les caerá porque quienes lo hagan se muestran en el ridículo como Pedro Pablo Kuczynski, es decir, gente del combo de la Derecha latinoamericana.
Como todos ellos recibieron la orden para "vender" la citada matriz, por allí velozmente viajaron al exterior arrancaron Capriles Radonski y su manga, Carlos Altimari, algunos sujetos de Voluntad Popular, otro que llaman Florido, Juan Guaido, Prósperi Manuitt, gente de Control Ciudadano, los diputados Delsa Solórzano, José Gregorio Correa y Manuel Teixeira, Ayala Corao y otros, además de los que están fuera del país como la Tintori y combo, Tomás Guanipa y José Manuel Olivares y quien sabe cuántos más.
Todos ellos salen con el propósito de seguir manipulando, buscando consolidar una matriz, aunque no lleguen a nada y sigan cobrando, porque todos ellos perciben ingresos del exterior del país.
¡En fin, más de lo mismo, seguir con el mismo recetario!
La primera pelea, la fundamental, la cazó el Poder Legislativo con el Poder Judicial cuando en pataleta pública desconoce la medida cautelar que sobre los ciudadanos que se presentaron a las elecciones de diputados en el Estado Amazonas y cuya elección existían fundadas dudas, decide hacer caso omiso del llamado.
Postura que obvia que ante decisiones de justicia el estar o no de acuerdo es un asunto secundario, únicamente salvable mediante recursos judiciales. ¿Mucho pedir? ¡Hagamos un censo en cualquier cárcel de cualquier país sobre si los detenidos están de acuerdo! Como por regla general nadie está de acuerdo con las decisiones de justicia y muchas de la administración, tienen estas autoridades la capacidad de hacer valer sus decisiones de manera forzosa. Allí, cuando dijeron que no a la autoridad se encontraron con la justicia constitucional.
En primer término, la Sala Constitucional no ha hecho nada más que decirles, una y otra vez, como la maestra en un salón de clases que hagan caso. Un conflicto que, a los efectos parlamentarios, no tiene mayor relevancia puesto que, la mayoría la tienen por mucho y para mucho.
Allí estamos desde hace un año. El hijo rebelde culpa a la madre de su castigo y no reflexiona sobre su falla. La situación empuja al país a la primera premisa, no la de la crisis de gobierno sino el conflicto de Estado. La pregunta planteada sería ¿puede la República detenerse, suicidarse, por uno de sus cinco componentes declarado en rebeldía?
En ese marco, no queda otro que preguntarnos ¿tiene el Poder Judicial un deber de preservación de la República? ¿Cómo existe la República sin presupuesto? ¿Cómo se compran las medicinas y la comida sin él? ¿Cómo se llama a elecciones sin él? Esa fue la sentencia si la Asamblea Nacional, titular constitucional de la función no la ejerce, el interés fundamental de conservar la República y los derechos del pueblo, exigen que la decisión se tome.
Truncado el plan de matar asfixiada la vida nacional, en marzo el conflicto se recrudece.
No hablamos casa adentro sino fronteras afuera. Siempre me ha gustado hablar ese tema haciendo mención de la Constitución de 1811 y la de 1830, ambas previeron que aceptar honores o comprometer la estabilidad y la integridad eran las afrontas más graves que contra el país alguien podía cometer.
Esto tiene una razón. Somos un pueblo que conquistó su Independencia y esto no es un estadio estable, inmutable, libre de quiénes quieran venir a vengarlo, a deshacerlo. Allí, el contexto de la última sentencia.
Son tiempos vivos para el derecho judicial y tiempos tristes para la lógica de Estado. La resistencia nacional requiere decisiones de justicia acordes que debemos enmarcar como lo que son, ejercicios puros de patriotismo, llenos, evidentemente de la debilidad que nace no del razonamiento judicial sino de la inédita y cobarde actuación de una parte de un Estado que se entregó.


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Pedro Estacio


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