El viaje del liderazgo opositor venezolano por el infierno de Dante

Si bien es cierto que la Divina Comedia de Dante (gran influyente en la época del Renacimiento), es ante todo literatura e imaginación, refiere hechos y personajes históricos que pueden ser identificables. Lo que a juicio de Inma Llinares e Inma Pla, en su obra Literaturas en la antigüedad: “…podemos resolverlo aceptando la autenticidad de la visión dantesca como un arrebato místico en la que se produce la contemplación de Dios.”. 

Estamos ante un poema legendario, de contenido filosófico y decoroso que abrevia la cultura cristiana en la Edad Media. El Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, con sus divisiones numérica y geométrica, con sus consternaciones y delicias que albergan en su contenido el reflejo de las obcecaciones puestas de manifiesto durante los siglos XIV y XV. Y es que Dante es el colosal exponente del mundo medieval, de su concepción ideológica y hasta de la lucidez de la época. La Divina Comedia concentra los saberes de esos tiempos, nos traslada a un viaje por la infinidad cargado de fuentes argumentales y culturales que ponen de manifiesto las creencias y supersticiones populares, “…hasta las enciclopedias que encerraban el saber medieval.”.

Virgilio, el gran poeta romano, autor de la Eneida, las Bucólicas y las Geórgicas, el pagano virtuoso, expresión de la razón, es conminado por Beatriz Portinari, mujer de exuberante belleza (la sublimidad del amor para Dante), transmutada a partir de su viaje a la eternidad en una mensajera santa y sagrada, a tomar de la mano al extraviado y peregrino Dante, guiándolo en un viaje por los Nueve Círculos del infierno: 1.El limbo, con sus paisajes cargados de prados y castillos, cobijo final para Averroes, Homero, Aristóteles y Platón; 2. La lujuria, comienzo del verdadero infierno donde son juzgados los recién llegados; sus fuertes vientos bufan sin tregua y despiden a los huéspedes de este círculo contra el suelo y las paredes. Ahí están Aquiles, Tristán, París, Cleopatra y Helena; 3. La gula, donde habita el celoso monstruo de Hades y la fuerte lluvia mezclada con granizo que cae sobre los pecadores y el cancerbero que desgarra a quienes en este círculo habitan junto a Ciacco, el personaje ficticio en el gobierno de los golosos; 4. La Avaricia y Prodigalidad, albergue para los acumuladores desmedidos de riqueza y de derroche, los avaros, que acumularon posesiones, y los pródigos, que las derrocharon. Ambos grupos condenados a cargar grandes pesos a lo largo del círculo, cada uno en dirección opuesta hasta volver a encontrarse y chocar el uno con el otro; 5. La Ira y pereza, ahí se encontraban los iracundos inmersos en el fango de su ira y condenados a golpearse entre ellos. Los perezosos estrangulando sus almas hundidos en la pecina azufrosa; 6. La Herejía, el circulo dentro de los murallones de la ciudad de Doti, la ciudad infernal, plagada de herejes y paganos. vigilada por una multitud de diablos y por las furias de Magera, Alecto y Tisífone, espíritus de la venganza. Aquí son castigados los herejes, quienes persisten en violar los dogmas. Los pecadores de este círculo están condenados a perdurar en sepulcros destapados, allí se encontró Dante con Farinata degli Uberti (el que impidió el proyecto imperial de arrasar la ciudad de Florencia, pero tuvo un papel central en la persecución y expulsión de los güelfos (partidarios de las libertades comunales y del Papa en 1248)., y con Cavalcante dei Calvancanti (Poeta moderno italiano de gran influencia en la historia de la poesía occidental). 7. La Violencia, donde se hallan aquellos que actuaron con violencia contra otros, hierven en las profundidades del río la sangre conocido como Flagetonte; los que se suicidaron, o bien, hicieron violencia contra ellos mismos, alojados como parte del Bosque de los Suicidios y condenados a retorcerse en dolor eterno como arboledas rugosas por haber ejercido la violencia contra Dios.  8. El Fraude, el octavo círculo donde purgan los pecados los que son fraudulentos de forma deliberada. Allí se van acumulando confinados en el Malebolge, "la fosa de los malvados": ladrones, estafadores, malversadores, funcionarios e ilustres fraudulentos, todos condenados a la pérdida de su propia identidad. Es un lugar lóbrego para los culpables de un mal deliberado, para los que, mediante el engaño, obtenían beneficios personales. ¿Cabe la compasión para hombres y mujeres sin moral, que han llevado una vida ostentosa, colmada de lujos, a costa de desvalijar las esperanzas de otros? 9. la Traición, uno de los siete pecados capitales (el peor de ellos, en realidad). En este círculo, se hallan los penitentes totalmente cubiertos de hielo, por haber traicionado a los grandes benefactores de la humanidad. La magnitud de su crimen explica que el encargado de castigarlos sea el propio Lucifer, el rey del Infierno, extendido desde los confines del Limbo hasta las estériles tierras de la traición.

Invito al liderazgo opositor a pasearse por estos círculos en un viaje reflexivo, una especie de atención a la enseñanza que nos deja la obra, he aquí las razones por las que deberían reflexionar. 

En cuanto al primer círculo, han dejado petrificados, sumidos en el olvido a un considerable conglomerado de venezolanos que, desde diversos frentes de lucha, abandonaron sus posiciones para dedicarse a otros quehaceres u otros que después de profundas reflexiones y exámenes en su yo interno han venido asumiendo valientes posiciones de rectificación en sus conductas políticas y hasta de reconocimiento de los errores cometidos (el conglomerado con esta última característica es el más pequeño). “Las tristes almas de aquellos que vivieron sin fallas y sin alabanzas”, como dijera Dante Alighieri. En el segundo círculo, reside otro de los grandes pecados capitales de los jefes opositores que la han dirigido por espacio de un cuarto de siglo, el deseo apasionado por algo, el desmedido deseo por el poder, dejando al descubierto en tan desenfrenada lujuria el ambicioso personalismo, su inmediatismo, la carencia de acertadas estrategias y tácticas. Reza el dicho: Dale al Diablo lo que es suyo: lujuria, envidia y orgullo.

En cuanto al tercer círculo, la gula, no nos referimos al exceso de comer y de beber, o a la embriaguez; no quiero decir con esto que el liderazgo opositor sea glotón o beodo, en lo absoluto, me refiero a la embriaguez obsesiva de alcanzar el poder que les ha impedido acertar en la caracterización de un oponente al cual han enfrentado durante veinticinco años; con el triunfo en las elecciones parlamentarias de 2015, se puso de manifiesto tal obcecación: no asimilaron tan ampulosa victoria. Antes que comerse ese elefante político por rodajas, pretendieron comérselo entero, cosechando posteriormente a consecuencia de sus erradas acciones el cúmulo de derrotas. Esto fue entendido por un liderazgo disidente de esa oposición, que los enfrentó y retomó el camino electoral. En cuanto al cuarto círculo: existen dos cosas totalmente incompatibles la política y la corrupción, la honestidad y la ética son valores supremos, sobre todo en estos momentos de crisis moral. He aquí los negocios y triquiñuelas de los que hicieron un “Festín de Baltasar”, el tristemente célebre “gobierno interino” y el saldo que dejó en Monómeros y Citgo. Con una prodigalidad manifiesta en eventos como el concierto de Cúcuta, cuya conducta desarreglada iba colmando las alforjas de la decepción popular. Dijo el gran filósofo griego Epicuro: “Si quieres ser rico, no te afanes en aumentar tus bienes sino en disminuir tu codicia”. Total, que “…la avaricia, al igual que la prodigalidad, reducen al hombre al último mendrugo.”

En el quinto círculo, la ira y la pereza, subyacen algunas de sus manifestaciones devenidas en acciones que han causado estupor y desconcierto en su electorado. Las acciones violentas de 2014, 2017, la Operación Gedeón, la celebración de criminales sanciones económicas contra el país, los intentos de magnicidio, el abandono abrupto de la vía electoral para retomarla más adelante y sin -por lo menos- ofrecer al pueblo justificaciones por tan desafortunados actos; la única razón a esto debe ser la de la ira; decía el escritor estadounidense Wayne Dyer, autor de una buena cantidad de libros de autoayuda que: “La ira es una elección y un hábito. Es una reacción aprendida ante la frustración y a resultas de la cual te comportas como preferirías no hacerlo.” Pero en este círculo del infierno de Dante también se castiga la pereza, otra de sus manifestaciones. Su inmediatismo, sus correrías por alcanzar el poder mediante atajos y contando con quienes desde el extranjero le sirvan la mesa, es una manifestación de tal hábito, por eso carecen de fuerte maquinaria organizativa, de estructuras en los barrios y frentes de masas; y no me digan que es porque esta “dictadura” se los impide. En la década de los años cincuenta y en situaciones muchísimo más complejas que las actuales, podemos decir, incomparables, los líderes políticos de Acción Democrática en primer lugar, y del Partido Comunista atendían con reuniones y líneas de acción clandestinas en los barrios sus respectivos comités de base y células extendidas por todas las regiones. Y aquí cabe mencionar el enunciado del poeta y crítico literario francés Jules Renard: “La pereza no es más que el hábito de descansar antes de estar cansado.”

En cuanto al recorrido por el sexto círculo de esta obra literaria donde mora la herejía, no vamos a acusar al desgastado liderazgo opositor de sacrílego, o que niegue las verdades fundamentales de la fe, de los dogmas, creencias, etc., no. Más si de violentar los principios y reglas que condicionan al ejercicio político y a la lucha social. Desconocer la confianza y la fe que en algún momento el pueblo venezolano depositó en ellos, siendo incapaces de hacer un mea culpa, reconocer sus equivocaciones y desaciertos. Por cierto, que días atrás, difundieron por las redes un video de una entrevista radial al dirigente opositor tachirense Daniel Ceballos, quien reconoció haber participado en la acción violenta de 2014 llamada “La Salida”, encabezada por Leopoldo López. Ceballos, en un gesto que considero hidalgo y valiente, lo razonó catalogándolo como una especie de exabrupto, es decir, una pifia; me imagino que más de un “cabillero mediático” de esos que financian sus antiguos compañeros le cayeron encima. Ceballos con su manifestación ha dado muestras de honestidad política, de dar un paso adelante, en tanto que unos cuantos siguen en sus exilios o en sus declarativas por los medios nacionales hablando de asistir a elecciones, sin sazonar el discurso con una pizca de reflexión que contenga el reconocimiento y arrepentimiento por el concierto de desaciertos cometidos.

El séptimo círculo, es el de la violencia. “La violencia es el miedo a los ideales de los demás”, decía Mahatma Gandhi. Violencia no solo se trata del uso intencional de la fuerza física, también de la iniquidad, la descalificación, el descrédito. La negligencia, la marginación, la indiferencia y las comparaciones destructivas también son expresiones de la violencia, que traen como consecuencias la fragmentación de un proyecto político. La política se hace bajo un constructo de entendimientos, de negociación, de comprensión para el logro de la unidad y de la cohesión para conquistar propósitos. Nadie en la oposición tiene la posibilidad de imponerse con liderazgos raquíticos y sin fuerza para cautivar a los descontentos del gobierno.  El gran poeta y prosista español Antonio Machado ha dicho al respecto un atinado pensamiento: “En política sólo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople el aire donde pone la vela.”. El círculo número ocho es el que aloja al fraude, donde purgan penitencia todos los actos contrarios a la verdad y a la rectitud, los falsos profetas, los políticos corruptos, los hipócritas, los ladrones y consejeros malvados. Son sobradas las razones para pensar que los conductores de la oposición tradicional han defraudado a un pueblo que creyó en ellos y les acompañó en las hurañas aventuras que llevaron adelante.

Llegamos al último círculo del infierno de Dante, donde se aloja el Príncipe de las Tinieblas y habita el castigo a la traición. En política dar la espalda al nacionalismo o engañar a la gente, son actos despreciables y vergonzosos, se trata pues de la traición a la confianza que un pueblo deposita con fe y esperanza en un liderazgo político. Cuando ofreces algo cuyas resultas son contrarias a lo ofrecido y no rindes cuentas de tus actos, estas traicionando la lealtad y la esperanza de quienes te siguieron con pleno convencimiento.

Los mineralizados lideres opositores podrán salir como Dante y Virgilio salieron del Infierno, escalando sobre Lucifer, pero deberán conseguir un insumo del que carecen: La Grandeza - pasando por el cumulo de tareas no asumidas y postergadas -  hasta llegar al hemisferio que Dante describe en el Purgatorio y, ojalá sea también justo antes del amanecer de una Pascua guiada por un cielo lleno de estrellas. Como diría el propio Dante: “No fuisteis criados para vivir como bestias, sino para seguir en pos de la virtud y la sabiduría.”.



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Victor Barraez


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