Sin andar buscándolo encontré un artículo de Manuel Caballero titulado: “Del hampa ‘bolivariana’ al burdel ‘Bolívar’ ”, publicado en El Universal el 11 de agosto de 2002. No sé si lo publicó en esa fecha para conmemorar los cuatro meses del golpe fascista del brevísimo Pedro Carmona (Es)tanga, quien lo primero que hizo cuando se instaló en Miraflores fue quitar el retrato de Bolívar y de un plumazo borrar todas las Instituciones y el nombre de Venezuela Bolivariana. En verdad, no me extrañó el título del artículo, porque ya desde hace tiempo Manuel Caballero anda en esa onda, pero me produjo vergûenza ajena.
En su artículo Manuel, después de citar a Neruda, hace una travesía por la Historia y habla de Guzmán Blanco, de Cipriano Castro y hasta de Juan Vicente Gómez, a quien reivindicó una vez, para luego aterrizar en el gobierno de Eleazar López Contreras, porque según Caballero, fue quien sacó “la momia a la calle”.
Veamos: “Es decir, que fue el general López Contreras el primero que tuvo la ocurrencia de sacar la momia del Libertador a la calle, el primero que comenzó así la tarea de vulgarizarlo primero, de prostituirlo después”.
Después habla de una encuesta para demostrar que Bolívar todavía en los años setenta de siglo XX era un perfecto desconocido, todo ello para llegar a dónde verdaderamente quería…al gobierno de Hugo Chávez, porque con “su advenimiento al poder; se ha llevado hasta el paroxismo, y a los extremos del ridículo ese culto del gran muerto. Nuestro bufón ‘Simonero’ se arrodilla frente al sarcófago, desenvaina la espada que le donara la ciudad de Lima, recita de memoria hasta el más insignificante monosílabo que haya salido de labios del Libertador; olvidando, siempre con mucho cuidado aquellos consejos suyos de desconfiar del militar que delibera y del hombre que quiere eternizarse en el mando”. De ahí en adelante sigue drenando bilis, tal vez para evitar una cirrosis y para concluir diciendo y maldiciendo lo siguiente: “…Finalmente, desde Miraflores el hombre miente, embauca, e insulta bolivarianamente, (y se pregunta) por qué va a extrañar que los proxenetas sigan la corriente y veamos instalarse dentro de poco un burdel ‘bolivariano’, bien protegido desde arriba y con precios solidarios”.Waaahooo Manuel, sabemos que de eso puedes hablar puedes hablar con propiedad, pero no era necesario ir tan lejos, sobre cuando la oposición afirma que en Venezuela no existe libertad de expresión.
Ahora bien, Manuel Caballero no se contagió del virus antibolivariano cuando ingresó a la Academia Nacional de la Historia, ya que desde hace mucho tiempo, intelectual y políticamente venia dando traspiés. Digo esto con cierta nostalgia por que él dictaba la cátedra de Historia Contemporánea de Venezuela, en la Escuela de Historia de la UCV. Eran tiempos de renovación universitaria, Manuel era militante del Partido Comunista, vasallo de Carrera Damas y teníamos cierta admiración por él, aunque como profesor, a pesar del prestigio y nuestras expectativas, dejó mucho que desear. Ciertamente, nunca fue un bolivariano, porque en aquella época “del infantilismo de izquierda en el comunismo” para algunos militantes comunistas, Bolívar era un vulgar mantuano “que se quedó con el lomito”. Desde el punto de vista intelectual y político, comprendemos las razones por las cuales Manuel no es Bolivariano y todo eso es ética y políticamente legítimo ya que nadie, afortunadamente, está obligado a ser lo que no quiere ser. Por ello, conocíamos su anti, pero no su fobia, la cual, desde luego, tiene su explicación como diría Eric From, ya que Caballero, al parecer sufre del síndrome de los renegados. Pasó de ser militante comunista intolerante a anticomunista neoliberal, después de haber realizado un vuelo rasante por el MAS cuando este partido surgió como un proyecto político renovador y anti ortodoxo. Por ello, cuando el MAS ya deslastrado de Teodoro y Pompeyo formó parte del Frente Unido con Chávez, ya Manuel “estaba ido”.
Pero una cosa es lo anti y otra la fobia. Lo anti se apoya en los principios, en la razón, la fobia en la irracionalidad visceral porque ésta, según del diccionario viene de la pasión, tal vez de La Pasión de Comprender, su último libro de los cincuenta que dice haber publicado. La fobia es también aversión a algo o miedo injustificado o patológico. Aquí encontramos la razón por la cual, el antibolivarianismo se convierte en fobia a Bolívar, que no es otra que la fobia antichávista. Para atacar a Chávez y al proyecto bolivariano, Manuel le cae a pescozones a Bolívar y de paso lo patea con tanta fobia que lo quiere matar, porque matando a Bolívar acaba con el proyecto bolivariano y mata también a Chávez. Eric From diría que es un caso complicado. En el fondo, el problema no es Bolívar porque ya según Caballero esta enterrado y es “una momia”. En el fondo el problema es Chávez. Pero, porqué tanta fobia, tanta rabia, tanto odio contra Chávez? Es posible pensar que lo odian porque el “Huracán Chávez” llegó tumbando caretas y demoliendo falsas posturas de todos aquellos intelectuales y políticos que se atribuían el monopolio del conocimiento y la verdad. Odian el proyecto bolivariano porque en definitiva el pueblo ahora se apropió de Bolívar y su pensamiento sirve de plataforma ideológica al proceso de cambio, que quiéranlo o no, se está produciendo en Venezuela. Todos aquellos renegados que antes gritaban consignas anti imperialistas y eran teóricos del marxismo leninismo, teóricos divorciados de la práctica. ahora son vulgares adoradores del Tio Sam, aliados de los medios privados de comunicación y admiradores de las virtudes del capitaalismo neoliberal. Por ello, Manuel, finalmente terminó militando en El Universal como periodista tarifado. Pero como todo, la Historia también tiene su basurero y a pesar de las diferencias, en el futuro no quisiéramos buscar allí sus artículos tarifados. Mérida, 09 julio 2007.
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