El clero católico la ha puesto una vez más. El ocio los envenena, el poder los emborracha, la fama mediática los enloquece. Uno no termina de saber si son sacerdotes o políticos con sotana en la forma en que hablan, escriben y anuncia. Manejan un discurso de doble vía; hablan de dialogo y concordia pero a la vez mienten y crean escenarios para el conflicto. Gritan dictadura o peligro de ella en nuestro país pero van a Cuba, por excelencia según ellos, nación bajo régimen tiránico, pero realizan con toda libertad sus aburridas y apologéticas conferencias donde nada más y nada menos enfilan uno de los ataques más duros y directos contra el Presidente Chávez y por ende sin que lo anuncien, contra el Presidente Fidel Castro.
La manera más hipócrita, grosera y absurda de hacer las más atrevidas declaraciones en documento alguno solo para provocar al gobierno cubano la expulsión de los mismos con fines propagandísticos ante los medios de comunicación de la ultraderecha que están a la zaga de la conspiración y en este caso observamos lo que hicieron en Cuba en un gobierno de régimen comunista donde supuestamente no existe libertad religiosa, política y de expresión, realizaron sus ya fastidiosas y monotas conferencias para arremeter con el gobierno Venezolano y revolucionario muy hermana con la isla.
Perversidad esta que solo busca dividir, confrontar, burlarse y manipular la opinión mundial, aunque ya ese mundo al que ellos tratan de enviar el mensaje es otro conociendo más fondo la realidad cubana gracias también a ese apoyo y solidaridad que nuestra nación mantiene con los cubanos, muy conocido por sus programa de Alfabetización y de salud, gracias a los intercambios comerciales y sociales.
Es patética esa actitud beligerante de esta cúpula católica que cada vez más pone en tela de juicio la labor sacerdotal en nuestro país. A la vez me enorgullece la posición contraria, a estos fascistas, por otros líderes y representantes de la Iglesia Católica que son más conscientes de la realidad de Venezuela y más coherentes con su ministerio espiritual. No solo eso sino líderes bien claros e identificados con el proceso revolucionario.
Deseamos que el estado pase de las palabras a las acciones y de alguna manera tome medidas radicales con esos grupos que solo están imbuidos en una constante y sistemática conspiración. O son sacerdotes o conspiradores políticos detrás de las sotanas. Idea fabulosa sería que aquellos proyectos de índole social, educativa y comunicacional que la Iglesia posee sean revisados a fondo y en lo posible pasen a manos del estado saber así si toda esa millonada que el Estado sigue dando se esté utilizando para tales fines o no.
Sería interesante una profunda contraloría social a las diócesis en todo el país, que rindan cuenta al Estado y al pueblo de sus bienes, servicios, fondos porque la Iglesia somos todos y no una cúpula que ataca a revolución pero espera de ellos aprobación de partidas presupuestarias para su sostenimiento. Esto lo dejo para el debate, y pedimos al gobierno levantar un proceso judicial contra el tal Baltasar Porras para que no siga mal poniendo al país y su revolución en el mundo, mucho menos en territorio de gobiernos de profunda amistad.
Juliocesar1221@gmail.com