4 Mar. 2015 - El jefe de Gobierno del Distrito Capital, Ernesto Villegas, manifestó este martes que los personeros implicados en el intento de golpe de Estado contra el Gobierno y pueblo de Venezuela son la voz de la “restauración conservadora”.
Durante su participación en el programa En Contacto con Maduro, Villegas se refirió a un audio presentado por el mandatario, en el que se reveló que desde Nueva York, Estados Unidos, Carlos Osuna, exfuncionario de Jaime Lusinchi y amigo de Antonio Ledezma, dictó el documento con el que pretendían iniciar la asonada golpista.
“Al escuchar ese audio, escuché la voz de la restauración conservadora, ese señor Osuna no habla por él, habla por la restauración conservadora, que en distintos tiempos históricos se ha manifestado cuando hay gobiernos revolucionarios, de izquierda, nacionalistas que buscan la emancipación, el camino independiente en sus pueblos”, expresó.
Agregó que cuando estos cambios revolucionarios suceden “de pronto surge la voz tétrica, macabra del fascismo, que se alza para tratar de revertir los cambios, las transformaciones que intentan los pueblos con gobiernos populares, con gobiernos progresistas”.
Villegas reveló que el documento dictado por Osuna, para un denominado “Proceso de Transición”, es similar al texto que los militares chilenos leyeron previo al golpe de Estado contra el mandatario Salvador Allende.
El documento de la Banda número 1 de la junta militar chilena, en el año 1973, expresaba: “Teniendo presente la gravísima crisis social y moral que está destruyendo al país; la incapacidad del gobierno para adoptar las medidas que permitan detener el proceso y desarrollo del caso; el constante incremento de los grupos armados paramilitares organizados y entrenados por los partidos políticos de la Unidad Popular, que llevaran al pueblo de Chile a una inevitable guerra civil, las Fuerzas Armadas y Carabineros de chile declaran: que el señor Presidente debe proceder a la inmediata entrega de su alto cargo a las FFAA y Carabineros de Chile”.
La junta militar que se instaló en Chile estuvo de facto en el poder de 1973 a 1990, período en el que se acentuaron las diferencias sociales mediante la implantación de un régimen de terror.
La dictadura dejó un saldo de 30 mil muertos y casi un millón de exiliados chilenos.
