José Vicente Rangel: la oposición no termina de asumir responsabilidades

No cabe duda que la oposición es certera en sus errores. Es, además, puntual. Siempre concurre a la cita con el desacierto. Uno puede tener la seguridad de no fallar en el pronóstico. Fue así cuando incurrió en repetidas metidas de pata --no es posible calificarlas de otra manera-- que la condujeron, fatalmente, a la estrepitosa derrota electoral de 1998. Luego vendría la conducta que adoptó tan pronto Chávez asumió la presidencia: la conspiradera que comenzó de inmediato, la posición adoptada ante la primera habilitante, el paro patronal de diciembre de 2.001, la euforia golpista que la embargó iniciando el 2002 hasta rematar con la demencial aventura del 11 de abril. Luego, para que no quedara duda alguna acerca de su crónica vocación para reincidir en la estupidez, vino la solidaridad obscena con los militares traidores de plaza Altamira y el apoyo al terrorismo y al sabotaje petrolero. Es largo de narrar el sin fin de episodios en los que la oposición demostró su divorcio de la realidad y el desprecio por el pueblo. Sólo vía de una simple mención cito: el referéndum revocatorio presidencial, las marchas y contramarchas que terminaron fatigando a su gente, la no participación en las elecciones parlamentarias, la solidaridad con cuanta declaración hostil al país se produce en el exterior, en especial las del gobierno norteamericano, y tantos otros hechos reveladores de una asombrosa carencia de liderazgo y de proyecto político serio.

Ahora la oposición se dispone a cometer nuevos errores del mismo corte de los anteriores, pero agravados porque demuestra que no le sirve la experiencia. Que en ella no hay espacio para la reflexión autocrítica. Dos ejemplos: 1) una oposición que adversó con furia y falsedades inauditas el proceso constituyente que condujo a la aprobación de la actual Carta Magna, que denigró de ésta y pronosticó que la misma nos conduciría al comunismo, que incluso la desconoció con un golpe militar-empresarial, ahora se opone al planteamiento Presidencial de reformarla --sin conocer siquiera su contenido--, asumiendo, ¡oh, sorpresa!, la defensa de la Constitución del 99, antes satanizada por esa misma oposición. ¿Acaso la oposición cree que los venezolanos no tienen memoria y además son pendejos? parece que sí. 2) A la oposición no le bastó con los errores que hasta ahora ha cometido en el terreno electoral y se dispone a rebasarlos. Parte importante de ella ya decidió cuestionar el sistema electoral, descalificarlo por completo, no participar en el referéndum aprobatorio y preparar las condiciones para abstenerse en los comicios del próximo año. Entonces, ¿qué va a pasar? ante todo, que sus raleadas filas sé desmotivarán aún más y que terminará perdiendo la escasa legitimidad que le queda, aparte de que le cederá toda la escena al Chavismo. El refrán es sabio: qué culpa tiene la estaca si el sapo salta y se ensarta (pero siempre la culpa la tendrá para ellos Chávez)

Se botó Clodosbaldo con informe de gestión

La verdad es que el Contralor Clodosbaldo Russián se botó con su informe de gestión a la Asamblea Nacional , preciso y contundente. 23.826 millones de Bolívares en obras paralizadas tiene el Estado venezolano. El gobierno debe asumir esta denuncia y convertirla en centro de su acción en los próximos meses. No hacerlo es tolerar el despilfarro y apañar la corrupción. ¿Por qué no se concluyen esas obras? ¿Qué mecanismo perverso lo impide? el Presidente Chávez debe ordenar cuanto antes una severa investigación, determinar causas y responsabilidades en lo que ocurre.


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