Un trabajador en la trinchera

Ah, ¿Y no nos van a incluir en las Mesas de Trabajo de la Conferencia de Paz?…


El Ejecutivo Nacional tiene el compromiso obligante de incluir a los trabajadores en las mesas económicas de trabajo de la Conferencia de Paz.

Toda la clase trabajadora venezolana le solicitamos al presidente-obrero Nicolás Maduro y en conjunto a todo su tren ministerial para que nos incluya en las mesas de trabajo, salidas de la Conferencia Nacional de Paz. La satanizada, vilipendiada y criminalizada clase trabajadora del sector automotriz venezolano, a la cual pertenezco, hoy hace ese llamado urgente. El firme propósito nuestro es hacernos comprender ante la cruda realidad que afecta directamente nuestros puestos de trabajo, que es nuestros medios de subsistencia. Ese es el derecho que tenemos de garantizar un futuro digno a nuestras familias.

El espantapájaros de industria automotor que posee en la actualidad el país, es producto años del diseño de las grandes multinacionales del sector, que nunca han abrigado la pretensión de impulsar y desarrollar LA INDUSTRIA AUTOMOTRIZ VENEZOLANA y por consiguiente el aparato productivo de nuestra nación. En el escenario productivo nacional solo existe un simulacro de industria de cuatro ruedas, porque sencillamente solo somos ensambladores de automóviles desarmados, que en su totalidad son importados de casas matrices del extranjero. En esto impera la política de “me pago y me doy el vuelto”.

En este entendido, nuestra industria de automóviles, es de forma significativa una gran consumista de divisas proveniente de la renta petrolera para así importar sus insumos que al final es el vehículo completo lo que se terminar de importar. Después posteriormente es ensamblado con rasgos de fabricación e inmediatamente será vendido al consumidor por precios inalcanzables para la mayoría de la población.

Las multinacionales, sean estas gringas, europeas, japonesas, o coreanas y chinas hacen eso muy bien. Nunca hubo ni habrá compromiso firmes de estas multinacionales del automóvil, en desarrollar la industria nacional. Para ellas es más fácil repartirse la torta de la renta de los petrodólares, repartición que garantiza ganancias al instante, que invertir en transferencia de tecnología y preparación de recursos humanos en el suelo patrio, porque sus ganancias serian a muy largo plazo. (Lógica capitalista)

Pero ante este subterfugio productivo en la rama automotriz, el Estado a través de todos los gobiernos de turno, ha demostrado incapacidad para implantar verdaderas y serias políticas para el desarrollo sostenido y permanente de este sector. Ha faltado una política que exija a estas multinacionales fomentar y ampliar la fabricación de autopartes y carrocerías a nivel nacional, porque indefectiblemente se tiene toda la materia prima para elaborarlos en Venezuela. Y si los elaboramos aquí, ¿se necesitaría pedirle divisas a papá Estado?...¿y por qué el Estado no exige la tan mentada transferencia de tecnología y mayor compromiso social de estas grandes transnacionales?.

Ahora bien, en concurrencia con el espectro de la crisis generada por la avaricia y el inexistente compromiso nacional de las multinacionales y las deficientes políticas del Estado en esta materia, los trabajadores del sector estamos en una situación de dudas, incertidumbre y preocupación. Los patronos del sector nos venden como panacea la liquidación de divisas y de sus deudas, es decir en otros términos, la solución a nuestros problemas pasa por la entrega de divisas prontamente por parte del organismo del competente para ello.

Realidad o ficción, no lo sabemos, pero si nuestro modo de producción fuese distinto; si nuestra incipiente industria automotriz no dependiera directamente de las divisas de papá Estado; si el gobierno tuviese otra visión de esta industria, hoy los trabajadores de este sector no fuésemos objeto de chantajes y manipulaciones patronales. En nombre de la escases de divisas, los patronos amenazan y atacan ferozmente el derecho a la estabilidad laboral; incumplen descaradamente convenciones colectivas; apagan y violentan el derecho que tenemos los trabajadores a discutir convenciones colectivas; y al final de todos estos desmanes ripostan con: “agradézcanle a su gobierno”.

Nuestro ensayo de industria automotriz tiene un historial muy rico que de estudiarlo nos ayudaría a entender la idiosincrasia del trabajador automotriz y del porqué de sus luchas, pero no viene al caso analizarlo en estos momentos. Nos haría falta tiempo y hojas para hacer comprender a ese sector equivocado de la sociedad que nos defenestra y trata de minimizarnos, que entienda que nuestra lucha va más allá de un cupo, que es la única herramienta que tienen para etiquetarnos.

Nuestra batalla es por la preservación de los cien mil puestos de trabajos del sector; por el respeto a nuestras convenciones colectivas; por la implementación de políticas automotrices cónsonas a los intereses de los trabajadores y del pueblo; por la paz y contra los violentos desestabilizadores y por ultimo por una verdadera soberanía industrial.

Por estas razones expuestas, exigimos a Nicolás Maduro Moros a un año de haberse convertido en hijo de nuestro Comandante eterno, incluir en las mesas económicas de trabajo de la conferencia de paz, a la clase trabajadora del sector automotriz, a modo de hacer nuestros aportes con la mayor humildad pero con la firmeza y seguridad que nuestras propuestas tendrán mayor compromiso con el bienestar del pueblo, el desarrollo de la nación y el proceso revolucionario, que los aportes que puedan hacer los patronos.

Con los trabajadores, campesinos y estudiantes consientes de clase, construiremos un país mejor para todos. “no tengo la culpa que por mis venas corra sangre roja y mi corazón tenga razones que mi razón no conoce…como el estar orientado hacia la izquierda”

*Trabajador del sector automotriz


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