El Negro Juan Pírela se transformó en un Icono de la Guaira…, que debemos reforzar en nuestra memoria

El Negro Juan (Papito) Pírela era un personaje complejo dentro perfil común de cualquiera persona normal o de cualquier que ejerza la docencia, puesto que usaba el cabello a la manera de Don King, cargaba siempre un bojote de periódicos, doblados junto, con algunos libres y una serie de carpetas debajo del sobaco, puesto que siempre andaba creando o produciendo cualquier libretos de teatro, marcadores de diferentes colores, una regla para marcar diferentes líneas en diferentes cartelones que también usaba, cuando se dedicaba hacer cualquier tipo de caricatura, dibujo, etc., porque Juan no solamente era hombre de teatro y brillante dramaturgo, sino también un gran exponente de las Artes plásticas, donde su obra siempre sobresalían por su calidad estética.

Juan siempre tuvo un comportamiento solidario, muy humano que era expresión de su forma de ser todo; muy amigo del Actor Ángel Lama, con el cual compartía grandes momentos y al cual siempre le pedía consejos ante hacer cualquier montaje. Más allá de la buena pronunciación y proyección de la voz, siempre estuvo pendiente de que sus alumno corrigieran los problema del lenguaje que siempre se hacían presente a la hora de darle lectura a cualquiera texto; por ello siempre estuvo pendiente de que sus alumnos superaran sus muletillas, jergas, palabras antisonantes, modismos extranjeros, etc., y siempre estuvo preocupado porque como tuvieran una buena dicción y postura de gente de teatro, la cual muchos aprendieron y asumieron en su profesionalización.
Por espacio de muchas décadas estuvo dedicado al teatro comunitario, infantil, de calle, estudiantil y obreros (en el que resalta su obra Portuarito, dedicada a los obreros del Antiguo Puerto de la Guaira, entre las mucha que realizó, porque tenía una capacidad para crear y hacer libretos en el mismo momento) y eso lo sabemos quiénes anduvimos mucho tiempo con él, porque para Juan…, eran muy importante que el teatro se cubriera de una serie de contenido que indujeran al cambio o produjera tal efecto en el espectador.

Dirigió la Obra (realizada por Pacho Alegría) América Tierra Mestiza, con gran éxito en su dirección y producción, cuyo montaje fue apoyado por el Ateneo del Litoral, principalmente por la Sra. Elvia Pacheco y fue una pieza que se caracterizó porque viene a engalanar el teatro de calle, porque por primera vez en la historia de Vargas, se hace un montaje de gran envergadura, como nunca se había hecho y donde los que participaron en su producción, demostraron una alta capacidad, tanto en el montaje de escena, como en la realización de los vestuarios, iluminación, maquillaje, etc.,
Ese fue Juan (Papito) Pírela, hermano del Pintor Elio Pírela, quien vivía al frente de la Iglesia el Carmen y unos metros ante de llegar a la Plaza del Guamacho (Casco Colonial del Guaira), siempre adoró su estadía en el Casco colonial, al que siempre le sirvió de alimento para las diferentes libretos que creaba, porque sus calles, idiosincrasia, sus fortines le servían de inspiración a ese proceso de creación e innovación que era permanente en su personalidad, porque muchas generaciones hoy reconocen el trabajo artístico de este gran guaireño que nunca olvidaremos y que junto con Cruz Felipe Iriarte, Ángel Oramas, y otros, que se reunía en el Bar el Miami, se daban a la tarea de recordar diferentes pasajes de la historia cultural y política del Hoy, mal llamado Estado Vargas, principalmente de sus próceres, la historia política, los anécdotas del Puerto de la Guiara y de las diferentes luchas que se encauzaron por transformarlo y por el rescate de su patrimonio vivo y material.

Pírela vive en nuestros recuerdos (Así como Elvia Pacheco, Marco Sosa, Yulima Franco, pacho Alegría, Agustín Ávila, Agustín Camacho, Luis Villafañe, William Pereira, Dámaso Palacios, Ángel machado, Zuleima Zamora, Gilberto Colmenares, Carmen Almeida, Rubén Contreras, Nieves Elena De Rivero, Cruz Felipe Iriarte, Alfredo Carballo y muchos otros) porque es parte de ese núcleo central de sentido que necesitamos reconstruir en Vargas, en vista que poco a poco se ha venido perdiendo, ese sentido de pertinencia que nos caracterizaba como parte de la Guaira y que hoy necesitamos rescatarlo, porque la Guaira tiene una historia que ha sido bloqueada por los intereses económicos que se han venido adueñado e imponiendo un modelo de desarrollo que no es el más adecuado, y donde busca anexarla como esa bocanada placentera que los caraqueños siempre ambicionaron y en el que siempre se hizo presente, convertirla en la Fallada Caribeña Turística o en una poesía frente al mar que enarbole a la Región Capital de Caracas.

Es necesario recobrar nuestro estima, lo que éramos y siempre fuimos, porque ello se ha convertido en una necesidad para poder elevar aquellas incidencias que tiene que ver con el espíritu y el Negro Juan representó eso, como hoy lo representa Elvia Pacheco y otros iconos de Vargas que jugaron un papel tan importante para mantener esa identidad tan necesaria que hace mención de lo somos, porque ellos jugaron un papel importante y marcaron una pauta tan necesaria, que son los únicos referentes para rescatar a Vargas desde las fuentes del silencio, de esa memoria esparcida por las secuelas que originaron las diferentes tragedias ambientales, con el propósito de que se le reconozcan sus potencialidades creativas, así como su carácter irreverente, liberador que desencadenaron procesos de muy alta monta, que habían enterrado, esa visión reduccionista y fragmentaria que impedía que fuera vista como su relación con una visión de futuro que le permitía suprimir esa visión que la ve, solamente como eje de la actividad portuaria para el ingreso, y egreso de mercadería y tráfico de viajeros, lo cual ha traído como consecuencia, un sometimiento, resignación, bajo autoestima y dependencia; ya que no existen espacios específico y aptos que permitan que el acto de crear se convierta en una forma de abordaje para cambiar esas posiciones centralistas que valoraban al Litoral Central, como el malecón natural de la Región Capital de Caracas y que no permitido percibirla…, como el eje que desde hace mucho tiempo sirvió como fuente para una nueva valoración, más dinámica y compleja con la realidad local, con respeto a la independencia, respeto a nuestra soberanía natural para tomar nuestra propias decisiones y la institucionalidad que reclamos, donde se debe interpretar el valor de la participación, como un factor esencial de movilización, organización y cohesión social, en función de remozar las condiciones para la promoción de la energía generativa, creativa, liberadora y constructiva que conlleve a la consolidación de una nueva visión ciudadanía, en un sector donde la presencia de la cultura negra se hace sobresaliente y pervive con gran vitalidad y riqueza creativa en diversas manifestaciones que se regocijan en una prodigiosa herencia o en cualquiera acto expresivo.


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