Los proyectos sociocomunitarios en la transformación universitaria

El proyecto se concibe como el direccionamiento de la manifestación y voluntad colectiva a partir de lo diagnosticado y pensado con previsión en función de atender las necesidades y problemas sociales, así como viable en perspectiva y prospectiva revolucionaria, para la formación universitaria y la transformación sociocomunitaria, con la finalidad de que se haga histórico en su concreción territorial a través de las acciones sistemáticas y concatenadas de quienes están comprometidos con su realización: sujetos e instituciones. El proyecto posee esencialmente una naturaleza implicadora. Esa naturaleza implicadora proviene de su expreso propósito de involucrar comprometidamente a quienes participen de él en un proceso de cambio radical de la sociedad en la cual vivimos.

El proyecto en tanto estrategia sociocognitiva dialéctica integradora de niveles, contextos, escalas, aspectos y dimensiones de la realidad-mundo que aparecen como separados o disjuntos por los condicionamientos ideológico-culturales que ha generado como determinación en última instancia la división social y jerárquica del trabajo capitalista, busca superar la arbitrariedad histórico-cultural de esta fragmentación y simplificación e instituir los procesos de articulación y complejización histórico-concretas en la interpretación y conocimiento de la realidad-mundo en la formación universitaria. Así, se generan nuevas formas de organización curricular que flexibilizan y recomponen interactivamente los límites entre sus diferentes componentes.

Entre las separaciones a superar destacan:

-La desvinculación cientificista entre lo epistémico, lo ontológico y lo axiológico en la investigación. Lo epistémico refiere al plano de fundamentación y legitimación del proceso de construcción de conocimiento o saber como producto de la relación "sujeto-objeto" para unos, y para otros como "intersubjetividad" (a través del "diálogo de saberes" y las "comunidades interpretativas", entre otros); lo ontológico refiere a las características del "ser o ente" que ha sido definido como objeto o problema de estudio, para unos "dado de antemano en la realidad" y para otros "construído con base en la interacción con la realidad", y lo axiológico está referido a los valores o valoraciones que guían en su pensamiento y acción a los investigadores, para unos sin implicaciones en la praxis o "neutrales", y para otros con implicaciones para su praxis social, "comprometidos". Las opciones segundas en las tres áreas son las que asume el proyecto implicador, asumiéndolas de manera integrada: el conocimiento se produce o se objetiva intersubjetivamente, con base en su implicación con la realidad y comprometido con su transformación social.

-La desarticulación entre el ser, el saber y el hacer. Aunque parezca otra manera de expresar lo mismo que el aspecto anterior, y en cierto modo lo es ( por ejemplo, la desvinculación entre la investigación y la acción), aquí se quiere resaltar la separación que impone la concepción conductista en torno a la presentación inconexa de las competencias concebidas instrumentalmente como saberes hacedores desvinculados de la potencialidad subjetiva del ser que las redefine. Mientras que la dinámica que propicia el proyecto por medio del desarrollo de las competencias modales ("lo que hace ser") busca afirmarse en las disposiciones y condiciones previas que constituyen competentemente al ser para hacer posible el despliegue del saber y el hacer conjuntamente.

-La fragmentación de los saberes y conocimientos. El paradigma cientificista positivista impuso la disyunción que separa las partes del todo y las partes entre sí, así como al observador de lo observado. Impuso además, la creación de diferentes ciencias o disciplinas para estudiar cada parte del todo. Partes y todo, que junto a sus procesos y relaciones, y quienes los observan o estudian, corresponden una unidad múltiple compleja. Tal paradigma impuso la observación de la unidad y la multiplicidad por separado, descartando su consideración como una unidad múltiple compleja. Tal paradigma no estimó la unidad en la multiplicidad, ni la multiplicidad en la unidad. Por tanto, la unidad en la diversidad, no puede ser abordada desde los fundamentos teórico-metodológicos de la ciencia positivista, requiere, como lo reclama el proyecto implicante, del concurso del pensamiento complejo y de estrategias transdisciplinarias.

-La separación universidad-entorno popular. Como cualquier sistema, la universidad tiende a diferenciarse del entorno con el que interactúa a través de su clausura organizacional o cierre operacional y su apertura informacional. Diferenciación dialéctica que provoca la especificidad del sistema en cuanto tal, por esa razón, es la unidad de una diferencia: sistema/entorno. Pero esto ha llevado, por un lado, equívocamente a favorecer la confusión de una operación de necesaria autorreferencialidad, de referirse a sí mismos en los sistemas universitarios, con una operación reductora o simplificadora de la complejidad de sí de los sistemas, de la otredad (la sociedad) con la que interactúan y de la interacción misma. Por otro lado, como expresa oblicuamente intereses que se confrontan en la sociedad, se le sobreponen en algunas de ellas cierres y clausuras de interacción con el entorno que confrontan, como es el caso de las instituciones universitarias que pretextando autonomía, se oponen a la interacción dialéctica con el entorno popular en función de su transformación radical. El proyecto, dinamiza la reorganización de las relaciones y las interacciones estructurales establecidas como demarcaciones y límites fuertemente acentuados con el entorno popular, para favorecer la fusión de la "cultura del sentido común popular" y la "cultura del sentido crítico universitario" en una "nueva cultura del sentido común crítico".

-La desarticulación de la universidad con el desarrollo endógeno sustentable. Esta otra separación puede ser revisada a la luz de la ya referida entre saber y hacer expresada en la disyunción educación-trabajo, trabajo intelectual-trabajo manual, teoría-práctica, ciencia-conciencia y tecnología-ecología. La renuencia y oposición de algunas instituciones universitarias a articularse con los planes de desarrollo económico-laboral endógeno, dentro del marco de impulsar el trabajo desalienado o liberador, se inscribe en la defensa de la reproducción de una concepción de la producción capitalista explotadora del trabajo. En consecuencia, los proyectos, promueven la imbricación de la formación universitaria con el desarrollo endógeno socialista sustentable por medio de su compromiso con el diseño y construcción de formas de organización productiva populares pertinentes de claro signo socialista que además de generar trabajo productivo y reproductivo liberadores, involucren conscientemente a todos los implicados en la edificación de un orden alternativo o emancipador del modo económico de explotación capitalista.

Con base en lo anteriormente expuesto, pasamos a presentar un conjunto de orientaciones metodológicas y operacionales a tener en cuenta para la superación de debilidades, errores y desviaciones institucionales en la elaboración y ejecución de los proyectos, sin que con ello se pretenda prescribir pasos o secuencias metodológicas a modo de manual de elaboración de proyectos. Se han seleccionado las orientaciones que se ponderan como las más relevantes a fin de prevenir y corregir las desviaciones que entrabarían su correcta implementación.

1°) El proyecto desde el punto de vista de su ubicación en el proceso de transformación sociopolítica, hay que localizarlo entre su concordancia con los planes nacionales, regionales, municipales y comunales, y el diagnóstico sociocomunitario de las necesidades y problemas comunales sobre los cuales debe incidir. Esta articulación es la que le otorga su pertinencia. A tal efecto, es necesario que sea formulado, desarrollado y evaluado de conformidad con esos parámetros conjuntamente tanto por los programas de formación universitaria y las instituciones gubernamentales involucradas como por los órganos del Poder Popular correspondientes y las organizaciones sociocomunitarias acompañantes como órganos de contraloría social.

2°) Las líneas de investigación a las que se debe adscribir cada proyecto y subproyectos han de ser igualmente consideradas como bisagras o puentes vinculantes entre los planes oficiales ya mencionados, la institución universitaria de que se trate y las necesidades e instituciones comunales. La unidad coordinadora u observatorio de los proyectos de la respectiva institución universitaria deberá acompañar todo el proceso de su elaboración, desarrollo y evaluación, y al culminarse producir su sistematización como acervo o memoria histórico-cultural de la universidad y de la comunidad.

3°) Con la finalidad de lograr el reconocimiento y la conjunción pueblo-universidad en la resolución estructural de las necesidades y problemas sociales de las comunidades, en la formulación, desarrollo y evaluación de los proyectos se deberán propiciar las formas o estrategias más participativas posibles a fin de propiciar el diálogo o intercambio de saberes guiándose por la búsqueda de establecer la pertinencia de los distintos saberes respecto del abordaje y solución de las situaciones sociales a superar. Al respecto se deberán constituir comunidades interpretativas en las que el "sentido común popular" y el "sentido crítico universitario" se conjuguen y produzcan un "nuevo sentido común crítico" como saldo ideológico-cultural positivo en las comunidades y la universidad.

4°)Deberán ser condiciones teórico-metodológicas problematizadoras imprescindibles de los proyectos, junto a otras, considerar bajo la combinación o dinámica de las escalas geopolíticas las causas estructurales de las necesidades y problemas sociales que se padecen, así como producto de las determinaciones económicas, sociales, culturales, políticas , ambientales, geohistóricas, etc., del modo capitalista insustentable de reproducir depredadoramente la vida, sin desmedro de las complementaciones que particularizan la situación de que se trate y que demandarán otras elaboraciones pero dentro de la misma perspectiva o enfoque crítico ideológico desmistificador.

5°) De igual modo, la consideración teórico-práctica de las soluciones o vías de resolución de las necesidades y problemas sociales contempladas en los proyectos debe atender a la lógica o racionalidad de resolución del modo socialista de reproducción sustentable de la vida.

6°) Las diversas unidades de formación (cursos, seminarios, talleres, etc.) deberán revisar y adaptar sus contenidos y estrategias periódicamente en función de servir de sustentación académico-administrativa a los proyectos implicadores acordados; asimismo, deberán coordinarse para actuar transdisciplinaria y sinérgicamente en beneficio de la misma función según sean los trayectos y tramos académicos, y el tipo y cantidad de proyectos pautados.

7°) Se ha de evitar que debido a la alta cantidad de estudiantes cursantes, ello presione al formar grupos por proyecto o subproyecto para fragmentar la visión de conjunto en aspectos parcelantes ya que esto distorsiona la perspectiva globalizadora e integradora que debe prevalecer en la comprensión crítica de las causas o determinaciones de las necesidades y problemas sociales afectando también la reflexión dialéctica en la búsqueda estructural de su superación.

8°) Por último, la evaluación de los proyectos debe realizarse con base en el impacto social, socioproductivo, cultural, político, etc., que se registre en la comunidad del caso. Hay que vencer la tendencia a que los proyectos sean estimados tan solo por el cumplimiento estudiantil de requisitos formales o superficiales fijados para su evaluación académico-administrativa. Los proyectos han de ser evaluados principalmente por el saldo o acumulado positivo que dejan en las comunidades en los distintos planos (fortalecimiento del poder popular, desarrollo de la conciencia ideológica, organizaciones socioproductivas, etc.) y por el nivel de identificación e integración de los estudiantes con ella en la solución de sus necesidades y problemas.



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Jorge Díaz Piña

Doctor en Ciencias de la Educación (ULAC), Magister en Enseñanza de la Geografía (UPEL), Licenciado en Ciencias Sociales (UPEL). Profesor universitario de la UNESR

 diazjorge47@gmail.com

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