La legislación ratifica la obligatoriedad de la enseñanza de los idiomas indígenas en todos los planteles educativos públicos y privados ubicados en los hábitat indígenas y garantiza la educación propia y el sistema educativo bajo el principio de interculturalidad.
Asimismo establece que el Consejo de Idiomas Indígenas es la instancia de consulta de las políticas, planes, programas, proyectos y actividades dirigidas a los pueblos y comunidades indígenas en materia lingüística del Instituto Nacional de Idiomas Indígenas.
Igualmente instituye que en el proceso de elaboración de los alfabetos, gramáticas y diccionarios se garantiza la participación activa y protagónica de los pueblos y comunidades indígenas, en atención a las normas y criterios técnicos lingüísticos.
Aclara que los idiomas indígenas en peligro de extinción deben recibir una atención prioritaria en la planificación lingüística, educación intercultural bilingüe, investigación y publicación de diversos tipos de textos.
La iniciativa se incluye en una proyección del gobierno del presidente Hugo Chávez que busca el reconocimiento de la población originaria e incluye la creación de un Ministerio de Asuntos Indígenas y la entrega de tierras entre otros aspectos.
La nueva ley expresa que tanto el idioma indígena, como el castellano son los instrumentos de comunicación entre el Estado y los pueblos y comunidades en cualquier escenario e instancia pública o privada, en todo el país.
Los idiomas definidos en la ley son kapón (akawayo), amorúa, añu, aruako (lokono), ayamán, baniva (baniwa), baré (báre), barí, chaima, kubeo, kumanagoto, e"ñepá, jodi (jodü), jivi (jiwi), japería, kari"ña, kurripako, kuiva, mako, makushi y ñengatú (jeral).
También pemón (kamarakoto, arekuna, taurepan), chase (piapoko), puinave, pumé, sáliva, senemá, sapé, timote, uruak (arutani), wotjüja (piaroa), mopuoy (mapoyo), warekena, warao, wayuu, yanomami, yavarana (yawarana), ye"kuana (dhe"kuana) y yukpa.
Según estimados, un millón del total de 27 millones de venezolanos, son indígenas y sus costumbres son consideradas hoy un valor importante de la nacionalidad venezolana.