Caracas,
22 Feb. ABN. (Jesús Inojosa).- Imponentes mástiles donde se despliegan
inmensas velas blancas que con su majestuosa pulcritud iluminan el
cielo, en su proa la esfinge de una mujer que acompañada del tricolor
nacional y una espada va cortando el mar a su paso y en su popa una
inscripción “Simón Bolívar” indican que allí viene el Buque Escuela de
Venezuela.
En su proa, cubierta central y popa se despliegan los marinos que han
viajado en la embarcación y abajo la parada militar que caracteriza a
los efectivos de la armada con mirada firme son recibidos en los
diversos puertos que sus velas han iluminado en el mundo entero.
23 velas en más de 80 metros
El Buque Escuela Simón Bolívar es una embarcación a vela tipo bricbarca
(dos palos cruzados y uno sin cruzar) construido en los astilleros y
talleres “Celaya” en el puerto de Erandio en la provincia de Vizcaya
España a petición del Gobierno venezolano.
Esta embarcación insigne de Venezuela cuenta con tres palos que están
atravesados donde se despliegan las 23 velas sirven para direccionar la
navegación durante los largos viajes que realizan en aguas venezolanas
e internacionales.
Igualmente, cuenta con un motor MTU serie 4000, 750 HP que le sirve de
desplazamiento en aguas en caso de no estar desplegadas las velas o
para su utilización en forma mixta (motor y media vela).
La embarcación Escuela posee un largo (eslora) 82,4 metros de largo ,
un ancho (manga) de 10,6 metros, una profundidad (calado) de 4,4
metros, un peso es de 1 mil 248 toneladas y puede alojar a 222
personas.
Comienza la aventura
El 29 de noviembre de 1980 llega el velero escuela a aguas venezolanas
y desde allí se convierte en el buque insignia para la formación de los
futuros marinos venezolanos al capacitarlos en las áreas
correspondientes a la navegación en alta mar.
A partir de allí el Buque Escuela Simón Bolívar se ha caracterizado por
realizar largas aventuras marinas en los mares del mundo entero
caracterizándose por sus visitas a diversos países de Europa y América
en sus tres sub regiones (norte, centro y sur).
La última proeza de este buque la ha hecho poseedor de innumerables
reconocimientos en Venezuela y en otros países que reconocen la
disciplina, conocimiento y espíritu de aventura que poseen sus marinos
en su mayoría estudiantes de Escuela de Formación de Oficiales de la
Armada.
Suena el pito
El pito de Contramaestre es la más antigua y distintiva pieza del equipo marinero.
Ya en Roma y en Grecia un pito con una flauta se usa para acompañar la
boga de los galcetos, más tarde en la cruzada de 1249, los cruzados
Ingleses a una señal de pito acudían a la cubierta principal a combatir.
El pito se usó como distintivo de Oficial y en algunos casos fue
distintivo de honor, el Lord del Almirante portaba un pito de oro en
una cadena alrededor del cuello y uno de plata era distintivo de
comando.
Después de 1945 comienza a usarse el pito para honores príncipe o del
Lord del Almirantazgo con la explicación que las trompetas eran muy
sonoras dentro del alcance de un mosquete y debían silenciarse para que
todos aquellos que tenían pito (Oficiales) tocaran por tres veces como
señal de saludo, luego de esto se le adopta con las ligeras variaciones
por las Armadas modernas.
Rabiza, Capelo, Bonette y Capona
La rabiza trenzada la llevaban los marineros en el uniforme de gala
para saltar a tierra y es por eso que hoy lo usan nuestros tripulantes
como símbolo de franquicia.
Antiguamente era costumbre el uso del cabello largo para el marinero,
esto constituía un obstáculo en sus faenas en el mar, puesto que por el
soplo de la brisa marina, su rostro era cubierto por el pelo.
Para solucionar este inconveniente solían untar su pelo con grasa de
ballena o de tortuga, lo que traía como consecuencia grandes manchones
en sus prendas de vestir, por lo que cubrían sus hombros y sus espaldas
con un pañuelo al principio, y un alargado cuello después.
Así se originó la gola (cuello de pato) que hoy lleva toda la marinería del mundo.
Otros marineros sostenían sus cabellos con un pedazo de tela; los
Oficiales que tenían el rango de caballeros, usaban sombreros, con el
transcurso del tiempo se transformó el sombrero en la gorra de los
Oficiales y Sub-Oficiales, y el pedazo de tela en el sombrero marinero.
Es tradición de que toda mujer que se coloque la gorra de un Cadete u Oficial de la Marina debe darle del néctar de sus labios.
Era costumbre entre los corsarios tener una mascota y los jefes
llevaban en sus hombros un loro con un papagayo, el mismo que al
permanecer mucho tiempo en el hombro de su amo, ensuciaba sus ropajes,
por lo cual el corsario colocaba un pedazo de cuero para mantener
limpia su chaqueta.
De aquí nace el uso de las caponas de nuestro uniforme.
Surcando océanos
Tormentas, mar de leva, huracanes son sólo algunas de las dificultades
que ha tenido que atravesar la tripulación de esta embarcación durante
las largas travesías que ha llevado a cabo en los océanos del planeta.
El vaivén que se genera en la embarcación producto de los choques
contra las olas durante sus recorridos ha provocado que los marinos que
abordan el velero escuela por primera vez sufran los rigores de la
“marea” (marearse producto del movimiento de la embarcación durante su
navegación) llegando algunos hasta la deshidratación.
Llegaron los piratas
Se despliega una bandera negra que posee un cráneo entrecruzado por dos
espadas y aparecen desde la popa un conjunto de piratas que vienen
empuñando medias que dentro contienen oxido de calcio (Cal).
Arremeten contra el novicio que se encuentre en la embarcación
golpeándolo y exigiendo rinda honores al capitán que dirige a este
grupo de piratas para luego de haberse doblegado ante la investidura
del jefe de los filibusteros, obligarlo a beber un brebaje que contiene
agua de mar colorada.
“El agua de mar es para votar todo lo malo y evitar la marea”.
Esta es la formula que utilizan los marineros que se encuentran destacados en el buque para bautizar a los novatos.
“Nuestro norte es el Sur”
“Padre todopoderoso Señor del mar y dominador de la tempestad, dame
conciencia de tu acción en el universo, y en la vida humana hazme
obediente a tu voluntad”, reza de Dios el marino venezolano que surca
las aguas del mundo para poner en alto el tricolor nacional.
Luego de haberle realizado labores de mantenimiento y reparaciones en
Diques y Astilleros Nacionales (Dianca) este 28 de febrero zarpará
desde el muelle naval de La Guaira para recorrer el atlántico con rumbo
al Sur de América, el Buque Escuela Simón Bolívar.
El recorrido que durará cuatro meses visitará los países de Brasil,
Uruguay y Argentina es el vigésimo primer crucero de instrucción al
exterior que realiza el buque insigne venezolano.