Agosto 24 de 2016.- A las 3 de la tarde, sube la temperatura, la fatiga se refleja en los rostros de los trabajadores, debido a la atmósfera pesada y bochornosa propia del clima del mes de agosto. La angosta acera comienza a agolparse de gente, docenas, cientos, hasta que el anden se convierte en un hormiguero de personas, un enjambre de niños que vacacionan con sus padres y bajan para pernoctar y disfrutar de un día de playa al día siguiente. Los usuarios regresan agotados de la faena laboral, transpiran, se apoyan en una pierna, luego en la otra y muchos desmayados del hambre miran al infinito como en un diálogo pleno de penurias y problemas sin respuestas. Esta es la relidad diaria de los residentes de Vargas que tiene que esperar 15 minutos, media hora, una hora, hora y media, dos horas por el ansiado metrobús que viaja ida y vuelta desde la estación La Paz, en El Paraiso, hasta la Plaza El Cónsul en Maiquetía.
Sin bancos donde sentarse, los usuarios de esta línea deben esperar estoicamente a la unidad que los transportará al puerto de destino. A veces la fila llega hasta el final de la calle opuesta, mientras ven con impotencia a otros buses que llegan , descargan y cargan a los pasajeros de otros destinos dentro del área de la Capital, en espacios de tiempo prudente.
Uno de los pasajeros que espera, rompe el silencio, ya con rabía por tener casi dos horas en espera, y quien no desea ser identificado por ser un funcionario público con uniforme, señala que solo hay tres unidades para los días de semana y para los fines de semana aumentan las unidades en servicio, pero mientras duren las vacaciones.
Las caras de angustia, se reflejan por tanta espera, miran el reloj, buscan un tema de conversación, algunos niños lloran aburridos y agotados. Algunos pasajeros, mencionan, que no les queda más remedio que aguantar porque si toman la camioneta en Capitolio, El Silencio o en Gato Negro, Catia, les cobran 400 bolívares en horas del día y entre 800 y hasta 1000 durante las horas nocturnas. Las camionetas que deberían cubrir las rutas, indican, se hacen las piratas para cobrar más, sin que nadie les ponga coto. No hay supervisión, ni seguimiento de las irregularidades de estas líneas cofiesan los pasajeros.
A la ineficacia de la Compañía Metro de Caracas se une la del Gobierno de Vargas que no ha podido solucionar el grave problema del transporte interno, porque los pasajeros al arribar a la Plaza El Consul, si se pasan de las 7 de la noche, deberán tomar un taxi, porque a esa hora el transporte deja de funcionar en todo el estado. Es decir no hay forma de transportarse después de las 7 de la noche, y este es un problema que ya tiene tiempo y que cada vez empeora, porque el varguense, simplemente, no tiene transporte público dentro del estado, no hay líneas de metro bus como en otras partes del país, solo las que viajan a Caracas desde El Caribe (colapsada) y la de Plaza El Consul (colapsada en horas diurnas).
Y mientras el dinero del presupuesto se dilapida en otros destinos, el varguense debe sufrir este martirio todos los días, no se le ofrece calidad de vida, pues pierde tiempo valioso de su vida esperando, de pié, en inmensas colas.