Ser civilizado implica sacrificio. El progreso y el desarrollo tienen un precio (no, no es tan simple como para pagarlo con la tarjeta de crédito de la cuña). Y no crean que existe la sociedad perfecta. El ser humano es imperfecto, no se escapa nadie, por lo tanto, todo lo que derive de su mente es imperfecto, especialmente la sociedad. Para poder convivir de una manera relativamente justa se inventaron las leyes. Por lógica, las leyes son imperfectas y la aplicación de la justicia ¡ni se diga¡. La sociedad más cercana a la ideal es aquella donde TODOS los ciudadanos conocen no solamente sus derechos, sino sus deberes. Es decir, donde cada ciudadano conoce los límites de sus derechos, el respeto que debe tener hacia los demás y a la convivencia general, sin menoscabar su propia dignidad y la de los demás. Que haya consciencia de la importancia de tener unas normas de convivencia, y de que todos las cumplamos aunque nadie nos observe.
Luego viene el siguiente problema: ¿quién hace cumplir las leyes?. Se supone que en toda sociedad humana hay un gobierno que las debe hacer cumplir. También se supone que los encargados del gobierno, así como sus instituciones, deben ser los primeros en cumplir las leyes y dar un buen ejemplo. Si ésta última condición no se cumple, entonces no tiene moral el gobierno para exigir que se cumplan las leyes. La ley cede su lugar a la impunidad. En ésta lamentable situación nos encontramos actualmente en el estado Zulia. Nos sentimos desamparados y nos hacemos la pregunta: ¿hay o no hay gobierno?. Ahora bien, estamos en campaña. Nuestro candidato está buscando votos y asegura que va a cumplir con su trabajo como alcalde. Tiene mi apoyo. Pero sería conveniente y de buen ejemplo que recordaran los ciudadanos en general que las sociedades se construyen con el sacrificio de todos, que al igual que en un edificio hay copropietarios, todos los ciudadanos de un país somos CORRESPONSABLES por todo lo que sucede. No es sólo el gobierno el que debe cumplir, para lo cual nosotros debemos exigir que cumpla, sino que es necesario que cada uno de nosotros desarrolle las virtudes imprescindibles para lograr un mayor desarrollo social: hay que ser honestos, eficientes en el trabajo, disciplinados, hay que cuidar los bienes comunes, hay que aspirar a una mejor calidad de vida no sólo personal, sino colectiva. El gastar sólo lo necesario debe ser virtud de todos. Todos queremos mejorar a nivel individual, pero nos olvidamos de que también estamos obligados a mejorar y cuidar el ambiente colectivo en que vivimos y del cual recibimos muchos beneficios. Por ejemplo, nos quejamos por la acumulación de basura, pero da indignación ver cómo desde los carros o caminando las personas lanzan basura a la calle; muchos compran cosas robadas y alcahuetean delincuentes; hay mucha gente que tiene de contrabando los servicios (agua, electricidad, cable, etc.); en Maracaibo es terrorífico ver cómo se cometen TODAS las infracciones de tráfico que sea posible cometer, y así muchos otros comportamientos que causan daños, desorden y malestar en la ciudadanía. Y no tiene nada que ver que sean opositores o chavistas, pues la idiosincrasia es que: ¡en esta verga yo hago lo que me da la gana!.
Una sociedad sin orden y sin normas no progresa. Hay que aplicar y cumplir con las leyes sin miramientos, sin compasión y sin privilegios de ningún tipo. Cada uno de nosotros es responsable de que sea así. Como decimos en Maracaibo: ¡No te deis al odio!.
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