No la tuvo fácil y entendemos que fue la mejor opción de las posibles prueba de que Chávez existe y de que el mundo no es perfecto. Salvo los que nacieron ungidos, los blasonados paladines de la revolución, colocados según su prosapia en la cola de los altos destinos, y los históricos arrieros de votantes, los merideños respiramos aliviados. Con Alexis Ramírez como candidato de la Revolución, candidato de Chávez, ya puede Lester Basura ir a vivir en su Santa Elena en su Barinas natal claro, de cumplirse las premisas indispensables, porque no se trata de teatro griego, sino de elecciones con un pueblo que se agiganta gracias a su creciente horizonte político y deseos de participación.
Hasta aquí, el sentimiento de complacencia por haberse desendemoniado el panorama electoral; más acá, la tentación de comenzar a dar consejos al candidato al amparo de la sabiduría, los años vividos, o la iluminación, aristas todas de la antigua afirmación más sabe el diablo por viejo que por diablo. No hace falta, porque estamos seguros de que surgirá el equipo un remozado Comando Carabobo que trace la estrategia y configure las tácticas para concretar la victoria electoral. Será la primera prueba de comprensión política que tiene el candidato, pues equipos coherentes no surgen por generación espontánea, sino por esfuerzos dirigidos a unir partidos, corrientes, tendencias, grupos sin convertir el resultado en un saco de gatos, sino en un verdadero Polo Patriótico.
Si bien al candidato los consejos le han de venir por las vías naturales (el pueblo organizado y el Comando Carabobo remozado), es bueno conversar con otros, preocupados porque en Mérida también lleguemos al punto de no retorno. El paréntesis entre elecciones para plañir y desahogarse, se cerró. Es cierto que los errores son numerosos e históricos; que sólo pocos pueden considerarse libre de ofensas, maltratos, retaliaciones; que el crecimiento político-ideológico del pueblo se retrasó; que el escándalo encerrado en comportamientos antiéticos caló en la conciencia merideña; que las consecuencias de tanto desafuero fueron terribles. Cierto, muy cierto, pero tengamos siempre presente el papel táctico de las elecciones en la estrategia revolucionaria. No es resignación ni conformismo tomar en este momento una conducta política indispensable para avanzar, para evitar retrocesos hasta el mundo de las cavernas cuarto republicanas. No se trata de abandonar bagajes doctrinarios, sacrificar principios, o liquidar la duda razonable; se trata de aplazar por pocos días críticos el relanzamiento de nuestras posiciones, y hacerlo con todo el vigor desde el mismo inicio de la nueva administración regional, no dejar arrancar si no se explicita el compromiso de gobernar para el pueblo, en pos de la Revolución.
Puede haber razones más profundas que impidan esa necesidad política, pero es mejor hacer mutis que estorbar. No hay explicación política para ciertas ausencias en el acto de inscripción de Alexis Ramírez en el CNE, y la duda nos invade sobre la actuación en la campaña de dirigentes revolucionarios del estado. Por favor, el pueblo no se merece el castigo de vivir bajo un gobierno de la oposición ¡es terrible! Más, cuando conocemos la ideología fascista de Lester B, su militancia extremista, sus nexos con el terrorismo, con el paramilitarismo y otros intereses colombianos. Imaginamos la revancha de la oligarquía merideña, los energúmenos de la 13 en ámbitos de poder, la federación con el desgobierno del Táchira, la represión contra el descontento popular ¡El pueblo no se merece eso!
En escenarios políticos como el que vivimos en Mérida no podía faltar los traidores, pero ese es otra historia, que abordaremos en próxima ocasión.