Alexis Ramírez acaba de anunciar que desde junio próximo, los médicos dependientes del ejecutivo merideño pasarán a la nómina del MPPS. Tenía que llegar un gobernador inteligente (y, desde luego, revolucionario) para devolverlos al organismo central de donde no debieron salir, y es de esperar que en futuro cercano anuncie igual medida para los educadores, mejor ubicados en el MPPE.
La descentralización neoliberal trataba de matar muchos pájaros con el mismo disparo. Socavaba el poder del Estado al fragmentar y dispersar la administración pública; creaba condiciones de ineficiencia que llevarían a clamar por la privatización de servicios inherentes a la esencia misma de su Poder; y, transitoriamente, fortalecía a los aliados regionales. En nuestro país lo temporal se convirtió en permanente (llegó el Comandante y mandó a parar) convirtiéndose en una descentralización caudillesca, muy amada por los poderes regionales, que sólo agravó la proverbial pésima administración de la Cuarta. En Mérida la más ilustre viuda de esa descentralización es el espectro William Dávila, pero Porras y Díaz no se le quedaron atrás: amaron el “poder” que creían daba tener bajo “su” presupuesto a la mayor cantidad posible de funcionarios.
Como producto de esa descentralización caudillesca, surgió una situación delictuosa, que a pesar de su gravedad, de sus daños sociales extremos, se ha mantenido en el ámbito de la impunidad. ¿Quién ha visto a gobernador sometido a juicio por incumplimiento grave de sus funciones, por condenar a necesidad extrema a funcionarios, por no planificar o desviar los recursos destinados a remunerar su trabajo? Este maltrato laboral sistemático es lo que provoca mayor conflictividad en las gobernaciones, azotadas por explicables paros tiempo después de producirse un aumento del salario o cuando se debía hacer pagos extras, como los aguinaldos, por no considerar el impago de utilidades y prestaciones al terminar la relación laboral. El gobernador de Mérida aún está pagando el pato por la absurda y criminal política laboral del gobernador saliente que, en vez de juzgado y privado de libertad, está… ¿dónde está? ¿Alguien lo sabe? Bueno, por ahí y seguramente no pasando trabajo.
Estamos hablando de las gobernaciones, pero hay otro espacio administrativo donde se da una descentralización de segundo grado, las alcaldías. ¿Qué hace una alcaldía con escuelas “municipales”, mal dotadas, cuyo personal está en desventaja salarial y reivindicativa respecto a sus colegas dependientes del MPPE? O prestando servicios “médicos” esporádicos y mediocres que, en numerosas oportunidades perjudican programas nacionales como Barrio Adentro. En esta perspectiva las alcaldías también deben ser reordenadas, concentrando su acción en las atribuciones propias de la administración de los municipios y sus centros poblados. Tomen nota, candidatos chavistas a las alcaldías y concejos.
Y hablando de alcaldías, la de Lester Basura emprende unas “tareas” sospechosas cada vez que se acercan elecciones, por ejemplo lo que está haciendo ahora: pintar el rayado y señales viales de las calles con pintura de pintar paredes y creo que de segunda. . .que en Mérida, entrada la época de lluvias, dura lo que un peo en un chinchorro; se lava, como lo que está haciendo con los reales aplicados a eso, que van a parar a la campaña del momento. Las calles de la zona donde vivo las pinta y las repinta, y siempre despintadas, como su figura. (290313/21:15)
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