La iglesia católica y la desestabilización

A través de los años, la humanidad ha sido testigo de los atropellos que la iglesia católica ha proferido a los pueblos en nombre de Dios. Durante el feudalismo, el catolicismo sirvió de soporte para que señores feudales y monarcas, atropellaran a los campesinos (llamados siervos de la gleba), en nombre del supremo. Las cruzadas contra los pueblos árabes, se convirtieron en espantosas masacres validadas por la espada y la cruz.

En esta época, denominada por la historiografía burguesa como edad media, las ciencias, las artes y el desarrollo de la humanidad en general, sufrió una gran paralización, ya que todo avance estaba controlado por la iglesia católica. De allí que todo aquello que no sirviera a los intereses de la clase dominante y de la alta jerarquía eclesiástica católica, era censurado y sus promotores, inventores, creadores, juzgados y en muchos casos asesinados.

Un ejemplo de ello fue la inquisición, método usado por la iglesia para castigar a los herejes, es decir a todo aquel o aquella que se atreviese a hacer algo que estuviese por encima de quienes dominaban la sociedad y los saberes de le época.

Recordamos al tristemente célebre Torquemada y sus no menos famosos métodos  de tortura, tarifadas por el clero católico. Luego nos encontramos con una de las masacres más horrenda que haya conocido la humanidad: la conquista y colonización del Nuevo Mundo. Europa, que en el siglo XVI estaba prácticamente quebrada, producto de las guerras intestinas entre las potencias del momento, buscaron riquezas en otras latitudes.

Y creyendo que habían llegado a las Indias, se encontraron con un continente, hasta ese momento desconocido por ellos. Y vinieron a imponerse y en la búsqueda de oro, plata, perlas, entre otras cosas, que le permitieran salir a flote, las naciones europeas asesinaron a millones de nativos y nativas, y a estas las violaron, y todo esto fue aplaudido y vitoreado por la iglesia católica, salvo algunas excepciones, como Fray Bartolomé de las Casas, quien alzó su voz de protesta contra esos bestiales crímenes.

Y confluyeron allí tres tipos de sociedad: la feudal (mediante las  encomiendas), la sociedad comunista primitiva (de aquellas poblaciones indígenas que lograron sobrevivir a las hordas españolas, inglesas, portuguesas, según fuera el caso) y la sociedad esclavista (a través de la trata de mano de obra negra, traída del África). Y en todas ellas, la mano implacable de las minorías que ostentaban el poder y como mecanismo de sojuzgamiento, la religión católica. Y llegamos a la guerra de independencia, y nos encontramos con la feroz oposición de la iglesia, contra la lucha libertaria de las nuevas naciones americanas (y el caso excepcional: el padre José Cortéz Madariaga, quien tuvo  un insigne papel el 19 de abril de 1.810).

Recordamos el terremoto de 1.812 y Bolívar increpando a los curas que trataban de convencer a los provincianos que eso era castigo de Dios, porque se habían revelado contra la corona, al iniciar la independencia de las Provincias de la Capitanía General de Venezuela, y dijo el Libertador: Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca. Y realizamos un gran salto histórico y llegamos a los gobiernos del puntofijismo y cómo la iglesia católica hacía coro a los atropellos que cometían los gobernantes adecos y copeyanos contra el pueblo trabajador.

Y llegó el año 1999 y el gobierno revolucionario bajo el liderazgo del gigante, del comandante eterno Hugo Rafael Chávez Frías y nuevamente y para no perder la costumbre, ahora la Conferencia Episcopal, máxima autoridad de la iglesia católica en Venezuela, arengando contra el recién constituído proceso revolucionario. Y los vimos en diciembre del 99, que al igual de aquellos curas de 1812, dijeron que la vaguada de Vargas, era castigo de Dios, contra Chávez.

Y la posición de aquel cardenal en el golpe de estado de 2002, firmando el decreto de Carmona. Y así durante todo este proceso, la jerarquía católica ha estado confrontada al pueblo, al gobierno que privilegia a los humildes. Y hoy vemos l su posición  ante las guarimbas, ante el intento de golpe de estado contra el gobierno  genuino y legítimo  del presidente Nicolás Maduro. Al lado del terrorismo.

Y leemos una publicación de la jerarquía católica de Guayana, con un artículo que llama a la paz, pero soterradamente, por debajito, haciéndole el juego a la derecha fascista, en contra del socialismo, al mejor estilo de la burguesía amarilla, estimulando la revuelta de los ricos y las capas medias desclasadas,  contra los pobres. Que cosas verdad.

Estos señores con sotana, deberían estar promoviendo la paz y generando espiritualidad entre los venezolanos y venezolanas; pero no, son un partido de derecha más, lacayos de los poderosos, como históricamente lo han sido. Parafraseando un  programa de la TV venezolana decimos:  compañero, compañera, camarada, Sea usted el juez.

Jesús Pino

Trabajador siderúrgico.

Coordinador de la Universidad Bolivariana de Trabajadores Jesús Rivero Centro de Formación Sidor.

jesuspino1957@gmail.com



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