Los Tachirenses tienen en su haber la insigne estampa de ser actores principales de buena parte de la historia política de la Venezuela del siglo XX, ejerciendo la presidencia de La Republica, Cipriano Castro (final del siglo XIX comienzo del XX) Emilio Constantino Guerrero, Juan Vicente Gómez, Eleazar López Contreras, Isaías Medina Angarita, Marcos Pérez Jiménez, Carlos Andrés Pérez (dos periodos) y Ramón J, Velázquez; eso solamente, ya marca un hito en el acontecer político Venezolano.
Siempre el Tachirense ha marcado pauta en su andar político y social, ha sido históricamente contestatario e inconforme, pero además es generoso, solidario, tiene sentido de justicia, es altruista, respetuoso, honrado y apegado a la verdad; habiéndose convertido en los últimos tiempos en un bastión nacional de oposición a la propuesta del Socialismo del Siglo XXI, promovida por el gobierno del presidente Chávez y ahora del presidente Nicolás Maduro.
Uno de los mejores elementos para entender la Tachiraneidad, es el apego de su ciudadanía a la educación, al conocimiento; solo en el nivel universitario, según cifras de La Oficina de Planificación del sector Universitario – opsu – aquí hacen vida 8 universidades, con una matrícula de 94 mil estudiantes, 2 mil profesores y un presupuesto superior a los 813 mil millones de bolívares, falta la data de la educación preescolar hasta el bachillerato, para comprender la dedicación y vocación del tachirense al estudio y al trabajo.
Cada uno de los 29 municipios que integran el territorio tachirense cuenta con una muy buena biblioteca pública, con Centros Bolivarianos de Informática, con Infocentros, con programa de dotación de computadoras Canaima en las escuelas, presencia de la Universidad Bolivariana de Venezuela en todos los municipios y además, en algunos municipios se cuentan con extensiones de las universidades llamadas tradicionales, que demuestran y perfilan una entidad de mucha prosperidad intelectual y académica; universidades ofreciendo programas de diplomados, maestría y hasta doctorados.
Los acontecimientos políticos que comienzan en Venezuela el 12 de Febrero, habían ya prendido su llama en el estado Táchira, en los primeros días de este mes y fueron marcando pauta nacional, llegándose a convertir por el impulso mediático de los medios regionales, nacionales y hasta internacionales en una caja de resonancia.
Fue tal el accionar de los medios comunicacionales de todo tipo, que en un brevísimo tiempo, fue conocido el Táchira y fundamentalmente San Cristóbal en buena parte del mundo; canales de tv y corresponsales de agencias internacionales, se dieron cita en la Villa de San Cristóbal, para reseñar los acontecimientos en desarrollo. Pero muy poco le dijeron al mundo, que esta tierra parió 8 Presidentes que gobernaron a Venezuela buena parte del siglo pasado, que aquí se celebró un mundial de ciclismo, que es la cuna de uno de los eventos ciclísticos más importantes del mundo, que aquí se celebró una parte de una Copa América de futbol, que aquí hay una profunda fe religiosa, que a su gente se le conoce por ser gentil, amable y cooperadora, que forma parte de la frontera más viva y dinámica de Suramérica.
Coincidencialmente el 14 de Marzo en pleno conflicto político, el estado Táchira conmemoraba su día de la “Tachiraneidad” término que alude a la mentalidad y rasgos profundos de su gente en esta porción del territorio Nacional; este onomástico pasó sin pena ni gloria, por lo convulsionada que estaba la ciudad de San Cristóbal.
Y fue así como fugazmente, en Venezuela y el exterior, comenzó a tomar un sentido serio y respetuoso el apelativo que siempre ha llevado la gente del Táchira, de llamárseles despectivamente “Gochos” se despertó mucha opinión sobre los gochos y hasta se llegó a hablar de una “Gochomania”, científicos de la psicología, historia y sociología, comentaban este fenómeno social; las redes sociales dieron que hablar con los gochos.
Pero también, en un abrir y cerrar de ojos, pasó el Táchira a ocupar un lugar nefasto en los anales de la historia del país, al haber sido destruida y quemada hasta convertirla casi en cenizas La UNEFA, una universidad joven y gratuita que alberga un buen número de estudiantes, y lo hicieron al mejor estilo del Chile de la dictadura de Augusto Pinochet, que allanó universidades y quemó libros.
Y extrañamente esos medios de comunicación han callado, no le han dado la connotación que este hecho amerita, para que el mundo también lo sepa, y que coloca al Estado Venezolano y al Gobierno Nacional en la premura de dar respuesta a esa masa estudiantil que no tiene un lugar físico donde continuar recibiendo clase, que crea zozobra e incertidumbre en muchos hogares tachirenses que tienen la esperanza puesta en ese hijo que allí estudia.
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