Exorcismos Vs conciencia política

En el siglo XXI, la religiosidad – que no la espiritualidad - sigue siendo referencia al apego a credos, ritos y dogmas que terminaron siendo enriquecidos por los maravillosos imaginarios míticos de los pueblos conquistados del Sur desde hace 500 años. El fin último de casi todas las religiones del mundo había sido el de la “salvación del alma”, ahora parece ser que su lucha es por la salvación de sus propias instituciones. Salvar almas no había sido otra cosa que un refinado recurso de coerción con siembra de miedos que por siglos dio excelentes resultados (eufemismo de dividendos). Ahora bien, ¿qué consecuencias trajo el pensamiento mágico (referido a milagros) religioso impuesto por los europeos a sus colonias?; no hay duda que es una pregunta que inquieta y que se seguirá debatiendo por siglos.

El tema del papel de la Iglesia en el mórbido y maloliente asunto del golpismo pudimos vivirlo en la truculenta insurrección acontecida recientemente en tres de los 22 municipios del estado Táchira. Al día de hoy no cabe ninguna duda de que la iglesia Católica estuvo imbuida hasta los tequeteques en el golpe guarimbero. Baste solo un ejemplo. En un sector conocido como Patiecitos (Táchira), los señores de la guarimba tuvieron todo el apoyo de un grupo de monjas que amenizaban el caos con celestiales toques de campanas; éstas adquirían un redoble particular cuando se advertía la presencia de las fuerzas del orden público. Es bueno decirlo, el tañer siniestro de esas campanas acompañaba la verdadera esencia y razón de aquel terror colectivo. Allí se mezclaban en textura babosa y apestosa: pimpineros, raspadores de tarjetas, traficantes de gasolina, contrabandistas de mercancías, especialistas en “cambiazo”, expertos en encomiendas y como valientes rambos, estudiantes ultras con sus profesores falangistas, choros, paraquitos, paracotes, y en la retaguardia narcos y polítiqueros pacíficos cancelando las gratificaciones y bienaventuranzas venidas del Norte…¿me faltó alguien más?

De verdad que era necesario darle un toque celestial a aquella corte. Solo faltaron las trompetas de los cuatro jinetes del Apocalipsis…la excitación era total, casi, casi, la Gloria Eterna, porque ella vendría tras la muerte de más de 50 venezolanos inmolados como corderos inocentes por su beatísima causa. Pues bien, cabe aquí preguntarse, si los mandamases de la iglesia católica - elegidos por nadie - tienen a esta altura conciencia – que no la tienen – de haber estafado descaradamente a sus feligreses al prometerles santidad y pureza de espíritu. Otra pregunta: ¿Será que sus feligreses se hicieron los locos con aquello de la Parábola del Buen Samaritano y solo se han empeñado en alcanzar el Becerro de Oro (ídolo adorado por los israelitas)?... que por cierto lo tienen bien cerca: Cúcuta para los menesterosos y más lejos, Miami para los señores feudales, propiciadores de esta cruzada. Por supuesto que la rebeldía si tenía o tiene causa, acabar con la Revolución Bolivariana y su Presidente Nicolás Maduro, únicos demonios que les impiden continuar con todas sus marramuncias.

Retornando al tema de los místicos, cada guarimba tenía su catequesis y grupos de oración que incluía el rezo del rosario y de cuando en cuando una misa, ¿Amigos lectores no les recuerda esto a Pablo Escobar? Lo último…una vez que la Revolución derrota las intenciones de estos forajidos, ellos salen ahora como preciosos querubines en procesión con cirios y vírgenes (referido a imágenes) y en cuanto llegan al frente de una casa que ellos consideran está habita por algún demonio chavista, apelan a laboriosos procesos de exorcismos con inciensos, cantos y alguno que otra incontenida blasfemia que el Señor sabrá perdonar. Esto por cierto no es nuevo. Comenzó en la Edad Media, luego con la Santa Inquisición, culminando con un Auto Sacramental en la Universidad del Táchira durante el Golpe Petrolero. En esta última ocasión, un cura franquista con un grupo de fieles recorrió los pasillos de esta institución hasta llegar al lugar en el que un grupo de chavistas debatíamos sobre el destino de la patria; salmodias, inciensos, jaculatorias, súplicas y aspersiones litúrgicas, no les sirvieron de nada, todos los diablos que allí estábamos continuamos siendo chavistas como lo es hoy la mayoría del pueblo venezolano, tal y como se ha reiterado en innumerables oportunidades.

En conclusión y volviendo a una de las preguntas de inicio, queda absolutamente claro que al menos, por esta región fronteriza del Estado Táchira, la Iglesia y sus líderes no pudieron o no quisieron apostar por la paz y tal cual los inquisidores de Torquemada hace 500 años, salieron a descargar aquello, perseguir herejes y a purificarse en el fuego. Parece que el Altísimo los ha ignorado de manera elocuente y por tanto les llegó la hora de que regresar a sus escondrijos, o como dijo un amigo: “que los zombies retornen a sus tumbas”. Mientras tanto los vivos continuaremos construyendo la Patria que Bolívar y Chávez soñaron especialmente para aquellos que los poderes de la IV república le habían dado como único destino el infierno.




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Rubén Rivas

Merideño, Profesor de Música, con estudios en la Escuela de Música de la ULA. Egresado de la U. de Chile. Magister de la U. de Cincinnati. Autor de los proyectos de Carrera de Licenciatura en Música de la Universidad del Zulia y Universidad del Táchira.

 alcidesrivas@gmail.com      @alcidesrivas0

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