El Zulia y la Media Luna

Recientemente, el presidente Nicolás Maduro advirtió sobre la existencia de un plan de secesión, que pretende emular en el país la experiencia de la media luna en Bolivia. El Plan no es nuevo, por lo menos en lo referente a la realidad del Zulia. Tal como lo ha señalado el buen amigo y colega Luis Prieto, en un artículo publicado en Aporrea el 03 de abril de este año.
Para entender ese plan, hay que comprender la dinámica y las relaciones de poder existente en la ciudad puerto y su permanencia en el tiempo, así como los peligros de ciertas acciones emprendidas desde la Gobernación del Zulia, que parece no entender algunos elementos que pueden atentar contra la continuidad del Proyecto Bolivariano.

En primer lugar, debe señalarse que existe una relación de continuidad histórica entre la experiencia en Bolivia y la de Venezuela. En ambas, los espacios que han propendido a plantearse una tesis secesionista, están marcados por la existencia de una elite perfectamente articulada con las redes de la economía-mundo. En Bolivia, Beni, Santa Cruz, Pando y Tarja, todos espacios fronterizos con oligarquías asociadas al control de los medios de producción, con parentescos y relaciones de poder reforzados mediante matrimonios por conveniencia que le otorgan una característica endogámica. En el caso de Venezuela, los Estados Zulia, Táchira, Apure y barinas, zonas también caracterizadas por la existencia de unas elites propietarias y con enormes vinculaciones con la economía-mundo.

En particular, el Zulia, antes conocida como provincia de Maracaibo desde 1676, se articuló perfectamente con la economía-mundo, tanto en sus relaciones hegemónicas – a través de España- como a través del contrabando en el Caribe. Esa actividad permitió la consolidación de una elite propietaria que extendió su influencia hacia el oriente del Virreinato de la Nueva Granada, ante el hecho que era más fácil la salida de la producción comercial-mercantil a través de la navegación del Catatumbo y el posterior embarque de las mercancías en el Puerto de Maracaibo. Desde el siglo XVIII, la elite colombiana ha soñado con controlar ese espacio y por eso hay que entender la amenaza militar que amerito el acuerdo de libre navegabilidad de los ríos, impuesto a López Contreras. Lo que afirmamos es que se mantiene una relación de recíproca conveniencia entre las elites propietarias y comerciales de Colombia (Norte de Santander) y Venezuela (Zulia y Táchira), que se caracteriza por presentar un profundo carácter de entrega y concesión a los intereses de la economía-mundo y por lo tanto, se traduce en una aceptación tácita – y en algunos casos abiertas- de los planes que el imperialismo mantiene en este espacio geográfico. Por eso el peligro de algunos de los planes propuestos en este momento por la Gobernación del Zulia, particularmente en lo relativo a la reactivación de la explotación del carbón, la construcción del Puerto de Aguas profundas y la reactivación del ferrocarril de Encontrados.

Somos claros, no nos oponemos al desarrollo de Zonas de Desarrollo Integral. Nos oponemos al hecho que con la excusa de estas zonas se exponga los esfuerzos geopolíticos y consolidación de la Independencia que propuso Chávez. Esas acciones que son bandera del Gobierno del Comandante Arias Cárdenas, representan un peligro en función de la permanencia de un proyecto secesionista. Podemos construir varias hipótesis sobre el hecho que sea el propio Gobernador quién enarbole estos proyectos. La primera, es que asesores cercanos a su equipo de Gobierno no están articulados y conscientes de los antecedentes en cuanto a la articulación y el sentido entreguista de los grupos propietarios en el Zulia. La segunda, es que esos grupos están sirviendo de conectores en un proceso de filtrado del proyecto secesionista en la gestión de un Gobernador elegido con los votos, pero sobre todo, bajo la bandera anti-imperialista del PSUV.

Como sea resulta muy peligroso para la integridad territorial del Zulia. Hay elementos adicionales que preocupan, por ejemplo el mantenimiento de la Semana de la Zulianidad, a partir del 28 de enero, que conmemora el pronunciamiento de la elite maracaibera a favor de la Independencia, pero manteniendo todos los privilegios económicos y políticos. Esta Semana de la zulianidad, refuerza el papel y la construcción de un imaginario secesionista, anti-venezolano impulsado desde estos grupos propietarios, que buscan – siguiendo la hipótesis 1 y 2 formuladas- infiltrar la gestión de Gobierno de un representante político del Proyecto Bolivariano.

La advertencia del presidente Maduro, no puede pasar desapercibida por el Gobernador Arias Cárdenas. Ello significa adelantar un proceso de democratización del acceso a la propiedad territorial en el Sur del Lago, que es cuna y asiento de esa elite propietaria. Eso se traduce en la consolidación del poder popular y de una economía popular, con una característica ecosocialista y ello solo se logra entendiendo el impacto ambiental que aún mantiene la explotación petrolera e impidiendo el avance de una nueva oleada extractivista del carbón, que afecta a las comunidades yukpa y barí, y en general a todos los zulianos. Cualquier otra acción, es ir en contracorriente del proyecto Bolivariano.

La palabra la tiene el Gobernador ¿Qué hacer?.

Historiador/politólogo
Juane1208@gmail.com


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Juan Eduardo Romero

Dr. Mgs. DEA. Historiador e Investigador. Universidad del Zulia

 juane1208@gmail.com

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