La otrora capital del antiguo Territorio Federal Amazonas, San Fernando de Atabapo, fundada en 1759, tras una alianza entre Joseph Solano y lo indios de la nación guaypunavi, en el marco de acción de la llamada Expedición de Límites, que trazó los límites entre el imperio portugués y el español; hoy día vive una situación de marginación y olvido por parte de los venezolanos. A pesar de que sus habitantes han garantizado durante todos estos años la integridad de la patria venezolana, la situación allí es de tal gravedad que si el Vicepresidente Jorge Rodríguez hiciera una visita sorpresa, se caería para atrás con todo lo que encontraría.
Comencemos con la electricidad, cuyos problemas graves datan ya de año y medio. En marzo del año pasado las autoridades anunciaban el final del drama con la compra de una planta nueva. Sectores de la población se quejaron que no era una planta nueva, a pesar de que las autoridades y la empresa eléctrica señalaban que era completamente nueva. Se presentaron varios encontronazos entre los pobladores debido a la dialéctica discursiva entre la novedad o repotenciación de la planta eléctrica. A los pocos meses la máquina volvió a dejar en la oscuridad a la población fronteriza que ya cuenta con 15 mil habitantes y que está ubicada en la confluencia de los ríos Atabapo, Guaviare y Orinoco. A los pocos meses, compran una nueva planta porque se deja por descontado que la adquirida hace un poco menos de un año no garantizaba el servicio. Mientras tanto, el poblado tuvo que vivir sin electricidad durante varios meses. Hace algo de tres meses, adquirieron una planta eléctrica que esta vez de verdad si era nueva, recién salida de la fábrica. Resulta que ya dejó de funcionar en virtud de falta de unos filtros y de de mantenimiento técnico y ahora nuevamente los pobladores viven entre la oscuridad y el racionamiento. Pareciera que una maldición se haya cernido sobre las nuevas generaciones de atabapeños. Que noches de tragedia viven niños, ancianos, hombres y mujeres ante el silencio de los dirigentes de la Revolución Bolivariana. Frente a estos hechos retumban en nuestros oídos las palabras del Presidente Chávez en su guerra contra la ineficiencia, el burocratismo y la corrupción. Frente a este problema se debe actuar de inmediato, pero ¿quien debe hacerlo? Las autoridades locales y regionales guardan silencio e igualmente los diputados regionales y nacionales. Un vacío de gobierno se respira en la tierra de los guaypunavi.
En la soledad de su alcoba el sacerdote salesiano Ramón Iribertegui, antropólogo egresado de la Universidad Central de Venezuela y con más de 30 años de residencia en San Fernando, ha tenido que retrasar la producción literaria de su última novela histórica que recoge segmentos de la historia regional entremezclados con la ficción creadora proveniente de los alucinantes paisajes amazónicos. El retraso de la publicación de la obra es motivado a que las tinieblas de la noche inundan a esta ciudad fronteriza desde hace mucho tiempo.
Sin embargo, la situación se problematiza aún más debido a las fallas del servicio de CANTV, pues, pueden recibir llamadas pero no pueden llamar a nadie. La obsoleta y vieja central analógica ya no da más. Algunos amigos de San Fernando me han pedido que a través de este artículo le pida al Ministro Jesse Chacón y al gobierno bolivariano que la nacionalización de la CANTV se haga de inmediato. Es un clamor de las olvidadas poblaciones fronterizas.
Relacionado con el problema eléctrico, también tienen problemas de falta de agua potable. Además el contrabando de gasolina desde hace muchas décadas es otra maldición que se cierne sobre esta subregión amazónica, lo grave es que se produce con la participación de funcionarios del Estado. Un trabajo de inteligencia sobre este problema asombraría al Vicepresidente Jorge Rodríguez y al Ministro del Poder Popular para la Defensa, General Baduel. Un trabajo realizado por el antropólogo Ramón Iribertegui titulado “ Wall Street en Atabapo”, permitiría a las autoridades tener una visión de cómo opera el contrabando de gasolina. De todas maneras no está mal una visita del Vicepresidente a San Fernando de Atabapo, para que la agudeza de su percepción permita reconocer la gravedad de la situación en esta frontera. Eso si, venga sin avisar a nadie para que no le maquillen la realidad como ya estamos acostumbrados en cada visita de altos funcionarios. Una visita así, permitiría sacar a San Fernando de Atabapo del olvido de parte de la mayoría de los venezolanos.