Los científicos locos venezolanos (2): YUUUJUUU, Gobierno Nacional, Auxilio

“La ciencia en Venezuela es como el abrojo: nadie la cuida, nadie la quiere, pero nada impedirá su florecer amarillo pertinaz”.

Dr. Américo Negrette, fundador del Instituto de Investigaciones Clínicas y de la Revista “Investigación Clínica” de la Facultad de Medicina de LUZ. 

Existe un círculo vicioso, por el cual en una sociedad que no explique cómo funciona la ciencia, estamos condenados a tener políticos que no comprendan la importancia de explicar ésta a la población, simplemente porque ellos tampoco la comprenden.

Para nadie es sorpresa que los grupos políticos de oposición al gobierno del Presidente Chávez intentan constantemente y por todos los medios desprestigiar nacional e internacionalmente a la Revolución Bolivariana. Una de las arremetidas internacionales proviene de uno de los sectores más recalcitrantes de la derecha venezolana: los científicos, para colocar al gobierno revolucionario como opresor, ignorante e incapaz. El gobierno pidió hacer ciencia pertinente. Es necesario, sí, imperioso, explicar al gobierno que TODA ciencia, ya sea dividida como básica, aplicada o biotecnología, ES PERTINENTE. No se trata de enfrentar políticamente a determinados grupos porque yo tengo más currículum y publicaciones que tú, porque yo tengo mejores ideas o porque “mi” investigación es más útil que la tuya. ¡CUIDADO¡ La investigación básica ha conformado las bases intelectuales y técnicas de numerosas invenciones prácticas, lo que deshace la extendida opinión de que la investigación básica se realiza en "torres de marfil", ignorante de sus posibles beneficios prácticos. Los investigadores que exploramos los problemas fundamentales de la física teórica, los materiales, o la biología molecular, mantenemos la esperanza de que nuestros trabajos sean, algún día, relevantes para el desarrollo de nuevos chips, ligeras y resistentes estructuras aeronáuticas, o nuevos fármacos contra el cáncer, diabetes y las enfermedades infecciosas. La literatura especializada en divulgación científica está plagada de ejemplos que ilustran lo anterior: los circuitos básicos de las computadoras fueron descubiertos en los años treinta por físicos que buscaban un procedimiento automático y rápido para contar partículas elementales del núcleo atómico. Hertz descubrió las ondas electromagnéticas a partir de las consideraciones teóricas de Maxwell. A principios del siglo XX, la teoría de las emisiones estimuladas de Albert Einstein propició la invención y desarrollo del láser. Del descubrimiento fortuito de los rayos X por William Roentgen en 1895 se ha podido llegar a la tomografía axial computarizada (CAT) de los scanners tridimensionales de rayos x actuales. Los avances en la miniaturización de la electrónica digital han permitido el desarrollo de la red de Internet y los avances del conocimiento en virología, inmunología y bioquímica han permitido el diseño de drogas fundamentales para la prevención y el tratamiento de múltiples y variadas enfermedades. E innumerables ejemplos más. De este modo se han realizado avances significativos en la resolución de problemas de gran impacto social. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos recientes de las autoridades, a través del Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2005-2030, cuya elaboración es atribución del Ministerio en materia científica (Art. 12 de LOCTI), la investigación científica, y particularmente la investigación básica, sigue siendo “la cenicienta” del financiamiento para los poderes públicos. Esto, a pesar que la investigación básica es el soporte para el desarrollo y la mejora de las terapias del futuro, por ejemplo. Por cada nuevo progreso médico que emerge, una  masa enorme de investigación básica  se ha debido realizar para lograrlo. Mañana, gracias a los investigadores, un niño enfermo se salvará y un ser querido escapará a una disminución física o mental degradante. Ese día, se aclamarán los resultados visibles, pero se olvidará muy pronto el esfuerzo escondido que lo hizo posible: el de los investigadores científicos.

En el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2005-2030 (PNCTI) están claros los objetivos: diversificar nuestra economía y hacernos menos dependientes, sin importar los intereses personales o los intereses que nos han impuesto las grandes corporaciones y países imperialistas. Los miedos de los científicos opositores se han centrado en el recorte del 6% a todas las instituciones y a que sus investigaciones sean “controladas”, lo cual es poca cosa en comparación con la debacle que se está viviendo actualmente tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo (1,2,3). Sin embargo, todavía nos falta muchísimo apoyo para “hacer ciencia y tecnología” en el país:

1.- Por supuesto, apoyo económico para investigar. Hacer ciencia es costoso, sobretodo en un país donde hay que importar hasta una triste solución fisiológica (agua con cloruro de sodio, estéril, al 0.9%). ¡Por Dios¡ Desde los reactivos químicos, los equipos, el material plástico estéril y no estéril, mantenimiento de bioterios, infraestructuras adecuadas, personal técnico, todo esto unido a nuestra obligación académica de enseñar y formar generaciones de relevo altamente especializadas, cuesta una barbaridad. Muchos de nosotros los investigadores, en la angustia de querer llevar adelante nuestros proyectos y mantener nuestros laboratorios, gastamos miles de bolívares fuertes de nuestros bolsillos, anualmente, porque ni el MPP para la Ciencia, Tecnología  e Industrias Intermedias, ni el FONACIT, son capaces de bajar los recursos a tiempo. Dejemos claro que este ministerio en particular lleva TRES AÑOS INOPERANTE, entre un cambio de ministro a otro, que llevan y traen personal diferente, hacen nuevos ajustes, nuevos reglamentos, nueva burocracia, burocracia, burocracia y burocracia.

2.- No hablemos de nuestros sueldos. ¡AAAYYY nuestros sueldos¡ Aquí se aplica el refrán aquél: “Suerte te dé Dios, que el saber nada te vale”. No importa los doctorados, post-doctorados, especializaciones, etc. que hayamos cumplido, o las publicaciones o nuestra pertinencia o nuestra experiencia. Ya he dicho en un artículo anterior que el dinero no es lo que nos mueve a los científicos, es la vocación y nuestro gusto en investigar (no cualquiera soporta esto), no tenemos horarios, pues si hay que trabajar fines de semana, día y noche, sin tomar vacaciones (porque si los informes, los tesistas, las raticas, las células, etc.), los riesgos radiactivos, químicos y biológicos que corremos todos los días, la burla social abierta y franca a nuestro trabajo (pues no entienden de qué se trata, somos los “científicos locos”), y aquí estamos. Para beneficio de todos los seres humanos, no de nosotros solos. ¿Se imaginan si los científicos hacemos una huelga para que nos aumenten los sueldos, aunque en el IVIC, por ejemplo, llevan como cuatro años congelados? Supongo que el país estará como un mes riéndose y preguntándose quiénes son esos locos de bata blanca que no son “doctores”?¡Y además, tan poquitos¡ No se puede comparar jamás con una huelga de médicos, o de enfermeros, o de maestros o de profesores universitarios, o de obreros de las empresas básicas. Ellos sí son tomados en cuenta. Nadie se acuerda, sin embargo, que cuando cualquiera de ustedes se toma una “pepa” porque les duele la cabeza, o el vientre, o tienen gripe, o no se les para a los hombres, o tienen diarrea, o casos más graves, como los medicamentos contra el cáncer o el SIDA, o las investigaciones que han hecho posible los transplantes de todo tipo, y se sienten aliviados y les mejora su calidad de vida, ha sido y será siempre gracias a esos “científicos locos” que pasamos horas y horas dilucidando mecanismos para que TODOS podamos tener mejor calidad de vida. Los médicos diagnostican y recetan, y operan, pero nosotros a fin de cuentas, les decimos el cómo y el por qué. Fuimos los “científicos locos” quienes advertimos hace más de 40 años lo que estaba sucediendo con el calentamiento global, pero las poderosas empresas transnacionales capitalistas no solamente nos callan, hasta nos matan si decimos algo que atente contra el mercado o sus ganancias, como es el caso de las empresas farmaceúticas a nivel mundial o las empresas petroleras contra los ecólogos. Sí hay manzanas podridas, dedicadas a la ciencia con fines bélicos y de dominación, pero la ciencia en nuestros países ha estado desde siempre vinculada con el bienestar del pueblo, no para hacer la guerra a otros países. ¡Tómennos en cuenta¡ Con el debido apoyo, no tenemos que depender de transferencia de tecnología, nosotros lo podemos hacer.

3.- Los investigadores debemos publicar nuestros resultados en revistas científicas indexadas. De esta manera, actualmente, se mide la calidad de un investigador, la importancia de su estudio y hasta se determina si merece seguir en su puesto de trabajo o si recibirá nuevamente dinero para un proyecto. Escribir un artículo científico requiere mucha dedicación. Pero hay que tomar en cuenta también a los investigadores que se han dedicado a resolver problemas sociales, a hacer divulgaciones al público en general, a  dar clases, a innovar. Porque tan importante es el país como la ciencia en sí. Las revistas internacionales son las consideradas de prestigio y las que dictan los temas de investigación de moda. En los países desarrollados se plagian, “tumban”, desaparecen o ningunean investigaciones entre los investigadores de grandes centros, con el fin de obtener los financiamientos y mejores puestos (4). ¡Qué queda para nosotros¡ El Estado, pues, debe darle un gran apoyo a las revistas científicas nacionales (5).

4.- Hay que educar a los jóvenes, no solamente instruyéndolos en que las carreras en Ciencias básicas (Biología, Química, Física y Matemática) existen en nuestro país desde hace muchos años (en la UCV, Universidad Simón Bolívar, LUZ, ULA y UDO). Ahora en las Universidades Bolivarianas se ofrecen carreras dirigidas a afrontar nuestra problemática ecológica, principalmente. Pero al graduarlos, hay que asegurarse que se queden en el país, con suficiente apoyo para desarrollar su carrera y al país. Hay que hacer campañas en los colegios para darles a entender que ser un científico consciente y comprometido es una de las mejores formas de servir a su país y a la humanidad completa.

5.- Los científicos, al escoger para quién o qué trabajamos, hacemos política. Si servimos a los intereses capitalistas bélicos y dominantes o servimos a la humanidad, para el bienestar general. En Ciencia se plagia información, se inventan resultados, se hacen actividades ilegales y también se vende el alma al diablo. Yo he sido testigo de estas situaciones no sólo aquí en Venezuela, sino también en el extranjero. Por tanto, la ciencia debe ser regulada a través de las leyes y políticas del Estado, debe haber contraloría social y también los científicos tienen que justificar el dinero que se les otorga. Porque ese dinero es de todos los venezolanos. Es urgente una contraloría científica nacional: dónde están ubicados y para qué y para cuántas publicaciones se han utilizado tantos equipos, cúantos grupos de investigación los pueden utilizar y aprovechar o si se encuentran arrumados en un rincón, mientras otros los necesitan. Debe haber igualdad de oportunidades. Las nulidades engreídas que se creen dueñas de la ciencia en Venezuela, a través de poderosos cogollos, DE LADO ADECO-COPEYANO COMO CHAVISTA, se reparten y les queda la mejor parte del dinero asignado a proyectos. ¿Quién determina cuáles proyectos son más importantes que otros? Estamos claros que en este momento hay emergencias nacionales que atender por las lluvias, pero esta situación no es de ahora, los cogollos científicos en Venezuela existen y bailan al mismo son que la política.

La ciencia no es algo para tenerle miedo ni odio, a la Ciencia hay que conocerla para entenderla, porque todos nos hemos beneficiado de ella. ¿Usted que me lee, no usa un celular, un carro, no usa electricidad, no usa la computadora, no toma medicinas, no come, no bebe, no hace uso de tuberías, de puentes, y tantas otras cosas de la vida cotidiana? Haga un ejercicio, a ver: desde que se levante, trate de fijarse en lo que usa, come, bebe, conduce, manipula, en la casa, en el trabajo, en la calle, cuando usa el Twitter, ve TV…qué se yo, tantas cosas desarrolladas gracias al trabajo de los científicos, para usted. Bueno, muchas veces; malo, otras veces. Todo depende del uso que le demos los humanos. ¿Se ha dado cuenta de por qué la ciencia y los científicos SÍ somos importantes, le guste o no?. Los científicos en Venezuela actualmente necesitamos un apoyo muy grande. Ese apoyo debe venir antes que nada del Gobierno Nacional, pues el sector privado no está realmente interesado en invertir en nosotros, sino en traerlo todo hecho bastante caro para venderlo igual, bastante caro, y para que sigamos siendo dependientes hasta de las toallas sanitarias que debemos importar.  Por cierto, aunque sé que usted quien me lee no nos ha agradecido por todo nuestro trabajo, igual le decimos: Por nada, para eso estamos.

Referencias

1.- Science funding cuts: UK scientists struggle to 'do more with less' TheTelegraph, Tom Chivers , 21 Sep 2010.

2.- Budget Cuts in Britain Could Hit Scientific Research Hard. The Chronicle of higher education, by Aisha Labi, 27 September  2010.

3.- La "crisis" de la investigación científica en Venezuela, por Laura Hernández. Rebelión, 20 de Junio de 2009. 

4.- Journal stem cell work “blocked” por Pallab Ghosh, BBC News, Tuesday  2 February 2010. 

5.- Ciencia discriminada, por Américo Negrette. Investigación Clínica, 40 (1): 3-7, 1999 (Editorial).


durante.paula@gmail.com



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