Como el mejor tributo al Presidente Chávez que tanto insistió en ello

El antídoto de la ignorancia es simplemente la lectura

En primer lugar debo hacer un reconocimiento público a mi padre, ya fallecido, quien a pesar de su escasa instrucción formal (solo llegó a culminar la educación primaria de su época, pues nació en 1921) era un ávido lector y siempre me recomendó que “leyera todo lo que cayera en mis manos”.

Su recomendación dio frutos en mi desempeño como ser humano y trato de leer como mínimo dos o tres horas diariamente, de diversos temas, en especial me atrae el tema económico (no se necesita ser economista para saber de dicha materia) y me gustan mucho los temas relacionados con la mente humana (inteligencia, memoria, psicología, psiquiatría, filosofía, etc.).

Eso mismo les he tratado de inculcar a mis hijos, aunque con resultados no tan satisfactorios, a pesar de haberlo intentado desde su más tierna edad y estar a su disposición una biblioteca más o menos bien dotada, que he ido adquiriendo, a través de mis últimos cincuenta años (cumplo sesenta y tres años en marzo próximo).

Uno de ellos me dio la razón cuando ya cursaba estudios superiores y otro que es profesional (Ingeniero), manifestó que “él era muy flojo para leer” (incongruencias que se observan en este mundo en que vivimos). Idéntica escusa he oído en labios de diversas personas (entre ellos profesionales), lo cual me causa profundo desaliento y me hace recordar algo que se decía cuando cursaba mis estudios médicos: “Quién sólo sabe de Medicina ni de Medicina sabe”.

Espero que ese concepto siga vigente en los médicos que se están formando actualmente en las diversas Escuelas de Medicina dentro y fuera del país. Se debe acentuar la parte humanística, porque todo Médico trata con seres humanos, no con máquinas ni objetos inanimados y ese es una de las tantas máculas que nos enrostran al igual que el mercantilismo que domina a la profesión (en especial en el ámbito del desempeño profesional privado, que ha venido creciendo desmesuradamente en los últimos treinta años).

En el periódico “Antorcha” de la población de “El Tigre”, Estado Anzoátegui, publique a comienzos de los años noventa con motivo de un Aniversario del Diario, un extenso artículo, en la página central de la Edición respectiva, donde trataba el tema de la Medicina en aquel momento y de haber cambiado sería para peor, no estoy culpando al Gobierno Revolucionario, que ha tratado de mejorarla mediante diversas medidas, pero el problema fundamental sigue siendo el factor humano del personal de salud, que es multidisciplinario y que carece de suficientes valores humanísticos, que no se resuelven de la noche a la mañana y menos en el ambiente tan complejo que existe en Venezuela, con personas que prefieren acudir a una Institución Privada de Salud, por motivos muy diversos, pero que anteponen (como es lógico suponer) su salud física y mental a su salud económico-financiera (social).

Debemos recordar el concepto de Salud de la Organización Mundial de la Salud (O.M.S. Acta Constitutiva = 1946): “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Recomiendo leer el artículo escrito por este mismo medio titulado: RECOMENDACIONES PARA EL ESTUDIANTE DE MEDICINA, del nueve de Noviembre de 2011, donde expreso en forma más extensa mi opinión sobre la formación del médico o médica en las Escuelas de Medicina de nuestras Universidades, según criterios propios y de otros colegas contemporáneos (me gradué de médico en 1974 y no ejerzo desde 1990) y de muchos de mis profesores, que pertenecieron a épocas muy distintas a las actuales.

Todo este preámbulo tiene como objeto destacar la importancia que posee la lectura, para desarrollar el intelecto humano. Todo ser vivo, incluyendo al ser humano posee inteligencia, acorde a su escala en el mundo animal (incluso se habla de inteligencia vegetal, quizás mejor asociada a la evolución desde las formas primitivas de vida, que permite adaptaciones que según el Darwinismo “el ser vivo si no se adapta a su entorno desaparece). Existen muchos tipos de inteligencia y temas relacionados, que no es el caso analizar, para no extenderme en demasía, sugiero revisar en la Internet lo referente a estos temas, que colocaré al final como Bibliografía, para los interesados, en ahondar en estos apasionantes temas. En mi opinión cualquier persona puede aprender sobre diversos temas que le interesen, si posee el interés suficiente y tiene a mano los instrumentos necesarios para desarrollar la capacidad intelectual que todos tenemos, mayor o menor según sea el caso, pero siempre presente.

Todo dependerá del empeño (Constancia y Esfuerzo) que la persona instituya para aprender o estudiar. Cuando estudiamos o damos clases observamos que existen...

1º) Personas muy inteligentes y muy esforzados que generalmente logran excelentes notas académicas.

2º) Estudiantes muy inteligentes, pero no muy esforzados, que logran aprobar las materias pero con notas no muy altas.

3º) Un tercer grupo de inteligencia no muy alta, pero que logran equipararse al grupo anterior, en base al denodado esfuerzo que ponen para leer y estudiar las respectivas materias.

4º) Un grupo que a pesar de hacer un esfuerzo intenso de estudio no logran alcanzar notas aprobatorias, puede deberse a diversos factores y ser estudiados por personal calificado, que pueda detectar si existe algún trastorno tratable que le impida alcanzar el éxito (trastornos visuales, auditivos, autismo, dislexia, y muchos otros).

5º) Un grupo que posee graves trastornos mentales, que le impiden aprender al mismo ritmo que sus compañeros, pero que está comprobado que mediante un buen diagnóstico y tratamiento experto, muchas veces, sin aislarlos de la población “normal” de los colegios (públicos o privados) logran mejorar su desempeño académico y a veces superar las pobres expectativas que poseen sus progenitores o representantes, quienes en muchas ocasiones y por desconocimiento no buscan o no consiguen ayuda especializada.

Debemos recordar que si a cualquiera no se le dan las oportunidades que tienen los demás es casi obligatorio que fracasen. Antes de la Revolución estudiar en las Universidades y sobre todo graduarse en ellas (por supuesto las públicas), era bastante difícil (en especial durante los últimos treinta años de los Gobiernos de la llamada Cuarta República, incluyendo los nefastos Gobiernos de Rafael Caldera (uno y dos), Carlos Andrés Pérez (uno y dos), Luis Herrera Campíns y Jaime Lusinchi (afortunadamente uno solo para cada uno de ellos). De ello puedo dar fe por haberme graduado en la Universidad Central de Venezuela, siendo hijo de un obrero (oficial de herrería).

Afortunadamente para el país, a pesar de los detractores, que siempre los hay y los habrá, las oportunidades de estudio en todos los niveles de estudio se han incrementado de manera extraordinaria (desde la llamada educación inicial, pasando por la educación primaria, continuando con la educación secundaria o liceísta, la educación técnica, que ahora es de nivel universitario o superior y la educación profesional y de postgrado).

Con este inusitado incremento del número de venezolanos estudiando, con una de las tasas más elevadas en latinoamérica y el mundo (relación entre población total y personas en actividades de educación formal, en todos los niveles educativos y en especial universitario), es de esperar que sea difícil de alcanzar la excelencia de los egresados de dichas Universidades, por no tratarse de “Universidades de tradición”, pero ello puede lograrse utilizando personas de mayor edad (jubilados y pensionados) que estén capacitados y quieran ejercer tan difícil profesión (la de educador), hasta que vayan siendo reemplazados por los nuevos graduandos que mejorarán su capacitación por la lectura (estudios) y la orientación que puedan brindar los profesores que estén dispuestos a enseñar bajo los nuevos parámetros que dan la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (la aprobada en 1999 por Referéndum, no la de 1961 como pretenden todavía los oposicionistas, que ahora cínicamente la defienden) y las Leyes respectivas, entre ellas las Leyes de Educación, que sirvan para resolver (nosotros los venezolanos) nuestros numerosos problemas, entre ellos los alimentos y otros insumos que se necesitan para cubrir las demandas de bienes y servicios (incluyendo viviendas) que cada vez con mayor vehemencia reclaman nuestros compatriotas, como derechos que ahora reclaman, quienes anteriormente no eran tomados en cuenta (los famosos “invisivilizados” de la Cuarta República).

En resumen lo planteado es la necesidad imperiosa, como en innumerables ocasiones lo señaló el Presidente Hugo Rafael Chávez Frías, la necesidad de leer, para estar en condiciones de enfrentarnos a los acuciantes problemas a los cuales nos enfrentamos como país, quienes habitamos en Venezuela (tanto los nacidos en esta tierra, como quienes han venido de otras tierras a contribuir a solventar dichos problemas, no a agudizarlos, como sucede cuando vienen a especular y a crear todo tipo de artilugios con la finalidad de despojar alos habitantes de esta tierra de los recursos financieros que con tanto esfuerzo se logran).

Expongo esto último por lo sucedido no solamente en este año, donde se nos ha declarado una verdadera guerra económica, sino por lo que ha venido ocurriendo desde mediados de la década de los setenta (Primer Gobierno de Carlos Andrés Pérez). Si existen dudas al respecto sólo hay que leer lo escrito en años anteriores a la Revolución sobre estos temas: La caída del Bolívar de Leandro Canto; Los Doce Apóstoles de Pedro Duno; Los peces gordos de Américo Martin; El Vía Crucis del Poder de Pastor Heydra; Delitos de cuello blanco de Edwin Sutjerland; Los Amos del Valle de Francisco Herrera Luque; Venezuela Violenta del paisano del Presidente Chávez Orlando Araujo, muchas veces citado por él; el Gran Negocio de Domingo Alberto Rangel; Los Adecos en el Poder de Sanín, sólo por citar algunos que poseo y he leído. Espero que lo anotado sirva para aclarar algunas dudas, en especial del oposicionismo, que a pesar de haber sido testigos y en numerosas ocasiones protagonistas principales de los problemas que nos aquejan, por ser “vetustos representantes de la pseudodemocracia representativa cuartorepublicana, que imperó en el país”.

Mi planteamiento es que la única manera de solventar muchos de los problemas que nos aquejan es la lectura, como factor preponderante en la eliminación o disminución de los mismos. Como es obvio para aprender y estudiar es obligatorio leer, no solamente lo que aparece en la Internet, sino loa libros, de reciente aparición como aquellos que se denominan “Clásicos”, que no por ser antiguos “están pasados de moda”. La historia nunca pasa de moda y recordar: “Quienes no conocen la historia, tienden a repetir los mismos errores” o “El ser humano es el único que tropieza dos veces con la misma piedra”.



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