El IVIC, el conocimiento tipo 1, el 2 y el mágico

Las discusiones que se están llevando a cabo en la Asamblea Nacional, relativas a ciertas modificaciones en el funcionamiento del IVIC, están generando muchas reacciones; lo cual es un buen indicador, el estado inercial que aparentamos no es tal, estamos vivos. El conocimiento de hoy, el de mañana y los siguientes tienen su materia prima en la información. Por lo tanto, el conocimiento será la variable más importante en la conformación de la nueva estructura social, económica y política que tendrá lugar en este siglo. Tal vez, los lugares donde se va a producir el conocimiento serán centros de pugnas, que se convertirán después, en conflictos por apropiarse del conocimiento, Tedesco (1996,74).

Al considerar que tradicionalmente la producción del conocimiento es, en primer término, una deriva de la acción investigativa realizada en las Universidades, nos damos cuenta que esta noción ha sido rebasada ampliamente, también existen centros, organizaciones y otros entes que hacen investigación y muestran sus productos, pero además hay sectores, grupos, comunidades que producen conocimiento, invisibilizado por los practicantes de la ciencia hegemónica, por lo tanto desacreditados y tomados como no válidos. Nuestras Universidades y algunos centros como el IVIC cometen ese error. Y tal vez esto provenga de la forma como ha sido tratada la investigación realizada al interior de estos entes. El filósofo Jacques Derridá, en una conferencia en la Universidad de Cornell, en 1983, se refería a la investigación finalizada como aquella formalmente organizada, planificada, destinada a un fin utilitario; mientras la investigación fundamental es aquella, según él, desinteresada, destinada a producir un conocimiento sin ningún fin, salvo el placer que da conocer algo, pero hasta ahí.

Esta situación dio lugar a que un grupo de profesores, encabezados por Michael Gibbons, (1994, 13-14) de la Universidad de Manchester, y después de trabajar en eso, colocó la nomenklatura de conocimiento tipo 1 y tipo 2, que corresponden, respectivamente, a la denominación de Boaventura de Sousa Santos, (2008,62) como conocimiento y pluriconocimiento. ¿De cuál manera ha sido afectada la Universidad y las comunidades científicas?. Las señales podrían estar dentro del interior de las Universidades y sus crisis, en la mundial, la latinoamericana, la de nosotros. El sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos (2008,33) identifica tres tipos: Crisis de hegemonía, la Universidad tradicional, la salamanquina, la de la producción del pensamiento crítico, de las artes, de la estética, pronto , en el siglo XX, fue obligada al modelo instrumental, positivista, a la formación por competencia. Si la Universidad no se sometía a este modo dual, luego el conocimiento sería fabricado fuera del ámbito universitario. Así tenemos los dos tipos: el conocimiento, Santos (2008,62), y el conocimiento tipo 1, Gibbons (1994, 13-14). Pero como los procesos sociales son indetenibles y las motivaciones humanas son permanentes, entonces las esferas sociales se han valido de los capitales humanos universitarios, para poner en marcha la productividad, esto es, se activa el pluriconocimiento de Santos (2008,62 ) y el conocimiento Tipo 2 de Gibbons (1994,13-14 ). En Santos (2008,62) y Gibbons (1994,13-14), se encontrarían las claves definitorias de las alteraciones que la Universidad ha experimentado y que la ha colocado en las veredas, en vez de ir por los caminos reales. El conocimiento universitario o de modo 1, Santos (2008,62) y Gibbons (1994,13-14), está referido a ese conocimiento de origen disciplinar, separado de las necesidades del entorno, descontextualizado, y que ha sido por largo tiempo el terreno bien abonado para que la Universidad sea blanco de fuertes críticas, por parte de los sectores de la sociedad, desde el gobierno, los estudiantes, las comunidades hasta los grupos minoritarios de la vida nacional. Se trata de investigar sobre temas seleccionados por los profesores, sin la participación del resto de la comunidad, trabajar sobre aspectos canonizados, aunque resulten irrelevantes. Este tipo de conocimiento es materia importante del molino de las cofradías académicas. Es un atrevimiento decirlo, pero es una conducta irresponsable, investigar sobre algo, aunque la comunidad no lo necesite, cuando existe una gran demanda de soluciones, y que las resoluciones, es posible, estén dentro de los muros universitarios. Esto se ha convertido en un problema, y como es de esperarse, ha dado lugar a otro tipo de conocimiento. El pluriconocimiento y el conocimiento tipo 2. Ambos parten del principio relativo a la aplicabilidad y utilidad que se le pueda dar. El tema de investigación es convenido entre investigadores y usuarios, con características de heterogeneidad, multiplicidad, confrontado, transdisciplinar; tiene lugar fuera de la Universidad, en recintos menos rígidos, de sistemas abiertos, alejados de la inútil y chocante burocracia. Como puede notarse, el pluriconocimiento y el tipo 2, forman parte de una alianza entre los centros de investigación y los sectores productivos, industriales. Es importante observar, que esta coalición rebasa lo puramente utilitario, porque también pueden darse ligas en ámbitos no mercantiles, tales como organizaciones no gubernamentales, sindicatos, asociaciones de vecinos, centros de salud. No estamos hablando de nuestro país, estas son situaciones ideales, lo deseable sería que nuestra Universidad se colocara en esta coordenada, en vez de estar planeando sin luces de balizaje. Esto ha dado lugar a la crisis de legitimidad y finalmente la crisis institucional, la contradicción entre la autonomía para definir los propósitos universitarios y las presiones para someterla a criterios de productividad. En lo personal estaría de acuerdo en un modelo de formación por competencia, siempre y cuando lo ético, lo solidario, lo crítico, lo responsable sean los acompañantes permanentes.

Desde siempre hemos tenido como cierto, así nos los enseñaron, que la forma occidental de ver el mundo es la única, lo cual es absolutamente falso. Las consecuencias se ven en el desperdicio que se hace, por parte de los centros científicos hegemónicos, de todas aquellas experiencias, iniciativas, luchas, talentos, magias rurales, que son consideradas no creíbles, y desde luego no constituyen alternativa. Nuestros pueblos y campos están llenos de las vivencias de las comadronas, quienes no sin riesgos por supuesto, eran las rectoras únicas del trabajo de parto en las infinidades del interior. Hoy la comadrona es, en Francia por decir algo, la contralora del embarazo y el posterior nacimiento, el médico interviene solo ante una emergencia, y por cierto sin ninguna rivalidad. Llano adentro se pueden encontrar eficientes prácticos inseminadores, que ni leer saben, quienes auxiliando a los veterinarios se convirtieron en expertos, con sus ventajas mágicas, conocen la vaca, su carácter, cuál es el mejor día, entre otras cosas. Se conoció en los montes del Estado Sucre de un joven mordido por una mapanare en los cañaverales, fue hospitalizado en estado grave. Un familiar suyo llegó con un brebaje preparado por un viejo, al que las mapanares tenían de sopa, el tratante prohibió la toma por supuesto, y otro médico nacido en esa zona, colaboraba para que el paciente tomara el asunto. Entre el medicamento y la magia salvaron al muchacho. ¿Podrá formar parte todo esto de un conocimiento tipo 3?

Por lo visto en el proyecto modificatorio hay razones suficientes para adecuarse a lo contemporáneo, y seguramente alguna gente del IVIC tendrá razones para oponerse. Así las cosas parecen cuestiones de conservar espacios, lo cual es una ingenuidad hoy día, donde el conocimiento, basado en la información, circula libremente por la red, formando parte del nuevo tejido social descrito por el sociólogo español Manuel Castells. Está claro que, uno de los defectos en la producción del conocimiento, está en no reportar los resultados, algunos lo hacen deliberadamente, a otros no les importa; esta es una muestra de las necedades que se ponen en práctica para mantener la hegemonía; vicio que inhibe muchas de las manifestaciones populares, innovadoras, útiles. Por cierto, en este conglomerado de inventores hay mucha gente que en sus habilidades hacen uso de la serendipia, ese hallazgo inesperado que se consigue cuando se está buscando otra cosa. Con las ridículas y pretendidas hegemonías ocurre como con la metáfora de Jorge Larrosa, ya los científicos han pensado y dicho todo lo que tenían que decir y pensar sobre sus trabajos, porque la ciencia tiene que ver más allá de nuestra propia vida, con un tiempo que está más allá de nuestro propio tiempo y con un mundo que está más allá de nuestro propio mundo.

pytriago@hotmail.com



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