Para finales del siglo pasado en nuestro país se inicia un bum en el sistema de salud privado, motivado a la ineptitud, ineficiencia, incompetencia y corrupción dentro del sector público, para desmantelar el Estado y promover una política de privatización, vale destacar que dicho proceso también se llevaba a cabo en el resto de América Latina, tal como se puede observar en el estudio realizado por Thais Moingón, titulado: Proceso de privatización en los servicios de salud en América Latina y el Caribe: Estudio de Casos (1994).
Pero en sí, ¿Qué es la Privatización? En términos básicos se enmarca en la reducción de la participación del Estado en una actividad productiva, la cual restructura los programas sociales, redefiniendo de esta manera la intervención pública, cediendo la organización social al sector privado (nacional o extranjero), es decir, que el Estado se convierte en el aparato burgués de consenso con la clase trabajadora.
Quedando de esta manera una elite de clase privilegiada por el uso de los servicios, siendo inversa la aplicación a los sectores desposeídos, ya que a mayor necesidad el trato de la atención es precario por la falta de recursos económicos, o la cobertura de sus pólizas no cubre las expectativas para su margen de ganancias.
Es por tal motivo, que los dueños de las clínicas privadas en su cinismo argumentan que en sus establecimientos ellos ofrecen y brindan en sus servicios eficiencia y eficacia, pero en realidad, este modelo abre la brecha de la desigualdad social, ya que evidencia la importancia de saber qué clase de paciente tiene una morbilidad, no el interés de curar la enfermedad del ciudadano.
Sin dejar a un lado, que algunas personas que laboran en el sistema de salubridad aún ven a las personas que se enferman y la hace sentir de esa manera como las culpables, cuando en realidad esto es influenciado por las normas sociales, características ambientales y elementos colectivos, motivado a que durante mucho tiempo no se ha enseñado a tener una cultura preventiva, sino que se ha mantenido el modelo curativo.
Es por tal sentido, que el Estado venezolano debe crear y fomentar los protocolos de atención, para que se le sea cancelado un valor justo por la atención en dichos establecimientos comerciales, motivado a que esto se enmarca el tipo de enfermedad con sus respectivo tratamiento, generando de esta manera un proceso de contraloría, limitaría el abuso y la mala praxis, por parte de los lumpes de este sector, que olvidan en algunos casos su juramento hipocrático, por la visión rentistas de la salud, cuando este es un Derecho Universal.
*Sociólogo
@yorving
