La ciencia para el Cocuy Pecayero también merece una puerta grande

Acabo de leer con orgullo el artículo publicado en Aporrea (Martes 08/09/2015, 05:30 p.m.) "Venezuela entra por la puerta grande al Agave Fest de México con el Cocuy Pecayero".

El cocuy, esa bebida espirituosa cien por ciento venezolana, se obtiene a partir de la planta conocida como "cocui" o "cocuy", cuyo nombre científico es Agave cocui. El cocuy es el equivalente venezolano de los mezcales mexicanos, de los cuales el tequila es el que ha alcanzado mayor renombre mundial.

Nuestro cocuy es una bebida muy antigua, quizá más de lo que suponemos. En la sierra del estado Falcón, el cocuy es elaborado de forma bastante artesanal, pero con mucho esmero, constancia y celo. Hasta hace pocos años, el cocuy era una bebida desconocida para el ciudadano común, y sus potencialidades económicas apenas eran vislumbradas. Hoy la situación es otra. Los conocedores de estas bebidas se relamen de gusto cuando catan y disfrutan el aroma y sabor del Cocuy Pecayero, producido en Pecaya y zonas aledañas. A los expertos mezcaleros les brillan los ojos al imaginarse toda la grandeza y posibilidades escondidas en nuestro cocuy.

Se mencionan en el artículo de Aporrea, con justicia y merecido elogio, a algunos de los protagonistas principales, yo diría héroes, de la saga de sacar al Cocuy Pecayero de su anonimato y prohibición, para convertirlo en un producto certificado, con denominación de origen, valor comercial y calidad superior a escala nacional e internacional. Doy las gracias a la

Dra. Miriam Díaz, a la Sra. Lourdes "Moncha" Navarro, al Dr. Alexis Arends, y a tantos otros luchadores anónimos del campo y de la ciencia, que por tantos años han ayudado con su trabajo y mística a que hoy empiece a florecer esta industria. Y menciono a la ciencia, porque hay mucho trabajo científico riguroso tras estas preciadas botellas que hoy nos representan y se llevan los aplausos de miles en el Agave Fest de México. Hay mucha investigación de años y décadas en el área de ecofisiología vegetal y agronomía de la mano de la Dra. Díaz y su equipo en la Universidad Nacional Experimental "Francisco de Miranda" (UNEFM).

Aunque lejos de la sierra falconiana, el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) también entra en esta historia. Gracias a un financiamiento para proyectos de investigación otorgado por el Fonacit (Proyecto S1-2002000358) y gracias a una Beca para Formación de Talento de la Misión Ciencia, se logró realizar un estudio sobre la variabilidad genética del cocui en Venezuela. También se aprovechó para investigar cuándo florecen y fructifican estas plantas durante el año. Todo eso lo hizo una joven llanera, la entonces Licenciada Carmen Julia Figueredo Urbina, nacida en El Potrero, un pueblito del estado Portuguesa.

Carmen Julia defendió su tesis de maestría en el IVIC en el 2010, y publicamos los resultados de su trabajo en artículos científicos el año siguiente, uno en Journal of Heredity (en inglés) y otro en Revista de Biología Tropical (en castellano). Además, se entregó un Informe Técnico de 194 páginas al Fonacit, con toda la información genética recabada para el cocui y otras 10 especies de plantas promisorias de zonas áridas del país. La idea era que con ese documento, el Estado Venezolano contaría con la información necesaria para desarrollar muchos proyectos aplicados al manejo sustentable, aprovechamiento y conservación de las especies estudiadas. En el caso del cocui, los resultados generados son fundamentales para el desarrollo de bancos de germoplasma, para así poder preservar y manejar toda la variabilidad genética potencialmente utilizable en el mejoramiento de las poblaciones en vida silvestre o en cultivos. Así, una vez más, el IVIC cumplió con el compromiso primordial que tenemos de apoyar el desarrollo integral del país, en este caso particular, el desarrollo de la industria alimentaria.

Por sus deseos de seguir profesionalizándose en el difícil camino de la ciencia, y gracias a sus logros académicos, Carmen Julia obtuvo una Beca Conacyt, otorgada por el Gobierno de México para realizar estudios de doctorado en el Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Esta llanera, a quien cariñosamente le dicen "la chama" sus compañeros de estudio y profesores, se ha ganado el respeto académico de todos, y ya ha publicado dos artículos científicos de su tesis doctoral, también sobre especies de agaves con las que se produce mezcal y pulque en México. Quiero destacar que entre los miembros de su Comité Tutorial, están dos de los científicos más importantes en México por sus trabajos con agaves mezcaleros, el Dr. Alejandro Casas, de la UNAM y la Dra. Patricia Colunga-García Marín, del Centro de Investigaciones Científicas de Yucatán (CICY).

Carmen Julia está por defender su tesis y ya tiene oferta de trabajo en el mismo laboratorio donde hizo sus investigaciones en México. Pero esta joven investigadora venezolana tiene mucha nostalgia de su país, de su llano, de su familia, de las cachapas y las arepas. En lo profundo de su corazón ella desea volver, conseguir un trabajo en algún instituto científico en Venezuela y hacer sus investigaciones aquí, con nuestro cocui. Pero, ¿cómo le digo que lo que yo gano mensualmente hoy como Investigador Asociado Titular del IVIC, un escalafón antes del tope, es menos de lo que gana su tutor en México por medio día de trabajo al mes?, esto calculado a tasa Simadi. ¿Cómo le digo que aún sin hijos que mantener, mi salario no me alcanza para lo básico? ¿Cómo le digo que hace ya mucho tiempo que no se abren convocatorias públicas para que los investigadores en Venezuela podamos, en justo concurso, optar a fondos del Estado como los que usamos para hacer su proyecto de investigación y que ella sacara su maestría? ¿Cómo le explico que un equipo o reactivo para hacer investigación tarda meses y hasta años en llegar del exterior cuando es solicitado? Dígame alguien que lea este artículo, ¿cómo convenzo a la ya casi Dra. Figueredo para que vuelva a Venezuela a hacer investigación, y que ayude a sacar adelante el Cocuy Pecayero y tantas otras fuentes potenciales de riqueza y prosperidad que tenemos aún latentes, esperando ser descubiertas en el mundo vegetal en nuestro país?

Los aplausos que recibió el Cocuy Pecayero en el Agave Fest en México son muy merecidos y todos debemos celebrar juntos este triunfo. Pero la ciencia que se necesita para éste y tantos otros logros cautivos en este país de infinitas potencialidades merece también la puerta grande del Estado Venezolano. La más grande de las puertas debe ser para todos nuestros profesionales académicos y científicos, para nuestros institutos de investigación, para nuestras casas de estudio, y para esa generación de relevo conformada por jóvenes profesionales como Carmen Julia, que quieren hacer su vida y expresar su inmenso potencial creador en Venezuela.

Centro de Ecología

Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas

jnassar@ivic.gob.ve



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