A propósito de la agricultura urbana

Recientemente un muy apreciado amigo, Coronel retirado del Componente Aviación de la FANB, me consultó a propósito de la reciente decisión del Ejecutivo Nacional de crear el Ministerio de Agricultura Urbana. En esta consulta, incorporó algunos elementos que, junto a una serie de comentarios y “opiniones” que han surgido a través de las redes, considero importante salirle al paso –mediáticamente hablando-.

Lo primero que hay que mencionar es que el concepto de “agricultura urbana” (agricultura de ciudad) es muy viejo, casi tan viejo como la agricultura misma, y me refiero al hecho cultural histórico de cultivar la tierra para la obtención de alimentos en todos los continentes del planeta. Pero sin irnos tan atrás en el tiempo, pudiéramos recordar cómo en el Siglo XX muchos países lograron superar situaciones difíciles durante y después de guerras devastadoras, caso Europa, China, Japón, Vietnam y otros. Cuba, por su parte, tuvo una de las experiencias más conmovedoras durante el “periodo especial” de los años 90. Aún hoy, -y sin la necesidad suprema de sobrevivir- en muchos países del mundo (de esos que llaman “desarrollados”) se practica; casos como Canadá, casi todos los países europeos, China, Japón, India, Israel, Brasil, Nueva Zelanda, Argentina y muchos más.

Mi muy querida amiga y camarada Emma Ortega, luchadora campesina y social de toda su vida, quien conoce muy bien del tema, incorpora, desde hace ya varios años, el concepto (que muchos apoyamos) de “agricultura perirural”, obviamente porque la referencia geográfico-cultural del hecho agrícola es la ruralidad, y no la “urbanidad”. En este sentido se hace importante reconocer que (y aunque nos suene rudo y áspero) los citadinos somos –de algún modo- parásitos del campesinado. En este respecto, no debemos culpar a nadie en particular; es parte de una dinámica cultural global impuesta desde la óptica capitalista desde hace más de 100 años, por tanto, lo llevamos atornillada en lo más profundo de nuestras costumbres y códigos culturales.

Junto al Plan Nacional “Todas las Manos a la Siembra”, diseñada por nuestro admirado amigo combatiente Carlos Lanz, estos nuevos bríos del Gobierno Bolivariano para el reimpulso de la agricultura urbana, cuenta con algo de sustantiva motivación: un feroz y artero sabotaje contra la economía, y en particular contra la economía familiar. Motivación ésta que habrá de servir (mediante conciencia) como combustible para producir algunos rubros en condiciones de espacios reducidos. Todo los cual –sin dudas- habría de impactar la economía siempre que se haga de manera organizada, planificada y con insumos suficientes. Me preguntan sobre la cantidad de kilos de (p.e.) caraotas que pueden producirse por esta vía; evidentemente que los rubros que son productivos y rendidores en condiciones de grandes áreas de siembra no son contemplados en la agricultura urbana, pero, hortalizas, raíces y tubérculos, ciertos frutales, aromáticas y medicinales o nutracéuticos, pueden – y en Venezuela hay muchísimos ejemplos de estas experiencias- ser cultivados en casas, espacios comunes de los barrios y urbanizaciones, escuelas, liceos, universidades, cuarteles, espacios adyacentes para las prácticas deportivas, etc. Por propia experiencia sé que puede cultivarse casi cualquier alimento en casi cualquier espacio. El (o la) Internet está repleto de documentos, páginas web y vídeos a propósito de este tipo de actividades, inclusive, podemos encontrarnos hasta con tesis doctorales abundando en este tema. Estrategias de variada índole como la utilización de cauchos, botellas, cajones, tobos, barriles, bandejas, poncheras, etcétera, tributan grandemente a la producción de alimentos. Ahh..! pero todo esto cuenta con básicamente dos enemigos, las empresas que históricamente (sobre todo, en los últimos 50 años) producen los alimentos para los supermercados, y fijan los precios, y por otro lado, nuestra cultural dependencia de lo rápido y fácil. Puedo entender que familias como De Sousa, Macedo, De Abreu y Da Corte, y otras más, no les convenga que iniciativas como las que se proponen para estimular la rápida y relativamente fácil producción de alimentos desde las comunidades urbanas tenga éxito, pero más allá de los egoísmos burgueses, se hace de suma importancia que la clase trabajadora logremos comprender que esta estrategia puede tributar significativamente a paliar estructuralmente una emergencia de abastecimiento de alimentos.

Activemos la imaginación: ¿qué pasaría si en cada espacio comunitario, de cada barrio, se instala en la escuelita y liceo, o los espacios de la casa comunal, y en al menos el 10% de las casas unifamiliares un pequeño (o no tan pequeño) huerto capaz de producir (p.e.) pimentón, lechuga, tomate, berenjena, calabacín, ají dulce, cambur, plátano, lechosa y parchita..??, y esto ocurre en cada pueblo y ciudad del país..??

Evidentemente que nadie cuenta con que la agricultura de ciudad o urbana “solucione” el problema de la adquisición y abastecimiento de alimentos, pero sin dudas que sumaría positiva y contundentemente; con lo que sí podemos contar, es con muchísimas experiencias exitosas en este sentido. Una que me involucra de modo particular, la unidad de producción agrícola comunitaria “La Limonera”, en la comunidad de Mata Seca, en el Limón, Municipio Mario Briceño Iragorry, Edo. Aragua; en donde TODA la comunidad se beneficia directamente a través del esfuerzo de un grupo de vecinos organizados y capacitados para producir alimentos en apenas 5 hectáreas. Son muchos los servidores públicos de entes como CIARA, INIA, INSAI, INTI etc, así como muchos y muchas docentes que colaboran con Todas las Manos a la Siembra, que pueden relatar y exponernos sus hermosas experiencias en el tema del acompañamiento a comunidades para la operativización de huertos comunitarios y escolares altamente productivos y rendidores; ahora, nos toca masificar, y tributar a la desintegración del “modelo” económico rentista y de alta dependencia, modelo que, para algunos malos venezolanos, sería conveniente mantener por aquello de las hiper-ganancias por encima de nuestra economía familiar.


gsbiotecambiental@gmail.com



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