Me asombra como todavía muchos siguen utilizando el término de Piratería Informática, lo cual nos demuestra como la transculturización mediática se ha introducido de una manera tan sutil en nuestro pensamiento, que ya hasta asumimos como propio un término que conlleva implícito un trasfondo de la ideología de la dominación imperialista, y es que muchos no se han percatado que debemos revisar con sumo cuidado la terminología y sus significados y significantes; tenemos la responsabilidad de ir al fondo de las implicaciones que el uso inadecuado de un término puede traernos en la formulación del marco jurídico, y de los nuevos paradigmas que debemos comenzar a conceptuar en materia de propiedad intelectual y de derechos de autor y autora, los cuales deben sustentarse como expresión de soberanía en lo referente a conocimientos ancestrales que son patrimonio científico y cultural de determinados colectivos indígenas, así como también estos paradigmas deben ser expresión del conocimiento como patrimonio de toda la humanidad.
El termino de Piratería surge de la voz pirata que procede del griego πειρατησ, que a su vez viene del verbo πειραω, que significa "intentar la fortuna en las aventuras". Por definición la piratería es la práctica, tan antigua como la navegación misma, en que una embarcación ataca a otra con el propósito de robar su carga, y muchas veces la nave misma. Esto es la antigua práctica de los filibusteros, bucaneros y corsarios de asaltar en ultramar un navío para repartirse el botín.
En nuestro país incluso nos conseguimos con dignos representantes de nuestro gobierno revolucionario, que impulsan con un extraño fervor que raya casi con el fanatismo religioso el intento de aprobación de una Ley Antipiratería en Venezuela al estilo gringo, al parecer le han comprado la idea a la embajada americana que viene haciendo el lobby necesario para que caigamos en su trampa, no en balde los expertos norteamericanos en piratería acompañados por representantes de la embajada de EE.UU. en Venezuela han estado desarrollando una serie de foros sobre el tema desde fines del año pasado promoviendo los supuestos beneficios de estos instrumentos legales que obligan al gobierno a desarrollar acciones de persecución y decomiso de las copias ilegales, aun más se rumora que hasta sus lacayos enquistados en nuestro gobierno han convencido a varios de nuestros parlamentarios chavistas para retrazar la discusión del proyecto de Ley de Derecho de Autor y Autora con la intención de aprobar primero un proyecto de Ley Antipiratería cuyo texto vienen proponiendo desde el pentágono, así como también se viene financiado desde los EE.UU. los foros sobre Derecho de Autor que han sido realizados en todo el país por la oposición en contra del proyecto aprobado en primera discusión en la Asamblea Nacional, el cual no ha entrado en la agenda parlamentaria de este año.
Es que a nadie se le ha ocurrido hasta los momentos hacerle seguimiento a las iniciativas de los proyectos de Ley que son introducidos ante la Asamblea Nacional, será que nuestro parlamento está entrampado aun en las viejas estructuras que se han reproducido desde el viejo congreso, y que siguen estando controladas por funcionarios de la oposición, impidiendo que exista por parte de su directiva cualquier tipo de Control sobre la Gestión, no existen mecanismos reales de participación que permitan que lleguen hasta su directiva las opiniones de quienes conocen del tema, y de quienes realizan análisis y seguimiento de las estrategias de dominación imperialistas que pretenden entorpecer y desviar el curso de nuestro proceso revolucionario.
En el caso de la mal llamada piratería, debemos reflexionar sobre las implicaciones a futuro de aprobar una ley de esa calaña, ya que lo que hoy en día en el derecho privado venezolano catalogamos como una copia ilegal, y que los organismos del estado no pueden encargarse de perseguir, ni decomisar, ni destruir; porque en caso contrario estarían violentando nuestro sistema legal, debido a que no es potestad de ningún organismo de seguridad, ni de ninguna institución pública, el de intervenir en un acto que es competencia del derecho privado. Esto quiere decir que para proceder a incautar una copia ilegal, es necesario que un representante legal que demuestre poseer los derechos de autor de la obra debe aperturar un procedimiento de demanda ante los tribunales competentes, y solo luego del fallo correspondiente podrá solicitar con presencia del tribunal la incautación de las copias ilegales por parte de las autoridades y la aplicación de las medidas punitivas a que hubiere lugar por decisión del tribunal. Lo cual implica una serie de gastos en los cuales el representante legal debe incurrir.
En el proceso de construcción de un nuevo socialismo en nuestro país, no podemos permitir que además de la maquila a la cual se ven sometidos nuestros autores y autoras por parte de las trasnacionales, que nos ofrecen unas cuantas migajas por nuestros derechos de propiedad intelectual bajo el supuesto de producir unos diez mil ejemplares de nuestra obra, y que además de las exageradas ganancias que obtienen de su comercialización, luego siguen reproduciendo infinitas copias sin ninguna retribución a su autor o autora pisoteando el derecho privado y constituyéndose en unos verdaderos corsarios, como aquellos piratas que recibían patente de corzo para el libre saqueo bajo la protección del imperio con el cual compartían sus botines, o que se beneficiaban indirectamente saboteando las operaciones comerciales de las campañas de negocio de las otras potencias.
Debido a todas estas implicaciones de la dominación imperialista sobre el control que ejercen en la cadena de comercialización dentro de la batalla de las ideas, con lo cual dirigen además de las grandes ganancias monetarias, todos los mecanismos y procesos de transculturización con los que manipulan nuestros valores y conductas, tenemos el deber de impedir que este tipo de absurdos leguyéricos puedan ser aprobados en nuestro país. Los representantes del imperialismo yanqui en sus foros hasta nos brindan todo su apoyo para que una vez aprobada la Ley contra la Piratería, la cual viene siendo apoyada desde el Seniat, sus comisiones internacionales de control de la piratería se instalen en Venezuela para ayudarnos y así actuar como censores de toda actividad que pudiera vulnerar los intereses comerciales de sus compañías y de sus mecanismos de control del pensamiento, ejerciendo control extraterritorial sobre nuestros organismos de seguridad para que gratuitamente defiendan sus intereses privados, es así como este tipo de leyes vulneran los derechos de los pueblos, obligando que toda la inversión monetaria para frenar las copias ilegales recaigan en los presupuestos del estado, ahorrándole a sus gobiernos y empresas gastos que no están dispuestos a realizar en nuestros países ni siquiera para la defensa de sus derechos privados.
En vez de buscar estrategias punitivas para eliminar una cadena de comercialización que le da sustento a muchas familias que no poseen otro tipo de ingresos, con la copia de leyes gringas que solo beneficiarán a las trasnacionales y al imperialismo, seamos creativos; desarrollemos un proyecto que les permita a estas personas colaborar con nuestro proceso de construcción del nuevo socialismo, dotémoslos de créditos para que puedan copiar libremente y de manera lícita utilizando software libre, y conservemos esta cadena de comercialización legalizándola para que copien a voluntad las obras intelectuales, culturales y artísticas que no están sujetas a derechos de autor, como por ejemplo el software libre gratuito, los grandes clásicos de la literatura universal y nacional, de la música, de la pintura, del cine, de la filosofía, de todas las ciencias y las artes, de ideología y política, los cursos de las Misiones Robinson, Rivas y Sucre, cursos de Postgrado, etc., contribuyendo así a la formación y educación de nuestro pueblo, ampliando la cobertura del conocimiento poniéndolo al alcance de todos, y comencemos a estructurar una comunidad del conocimiento para todos y no sólo para las élites.
Artículo escrito en OpenOffice.