La Doctrina
Después
de culminada la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos surge como la
gran potencia de mayor poder económico y militar del mundo bipolar.
La única complicación que le quedaba por enfrentar a ideal hegemónico
que había venido gestándose, era la existencia del sistema soviético,
el cual fue considerado estrictamente temporal por la ya asumida postura
de “hacer retroceder al comunismo” (citado por Mészáros: 2009,
Pág. 112). Con la caída del muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989
Estados Unidos sería complacido y el mundo pasó a ser unipolar y ellos
serían la potencia que regularía y dirigiría el nuevo orden mundial.
La
Organización de Naciones Unidas surge el 24 de octubre de 1945 finalizada
la segunda guerra mundial. Su finalidad es la de facilitar la cooperación
en materia de derecho internacional, la paz y la seguridad internacional,
el desarrollo económico y social, y los derechos humanos. Los Estados
Unidos, aunque con sobradas razones para cuestionar su liderazgo, asume
el papel de guardián de la seguridad internacional y la democracia,
marcada por el relativo apego al Derecho Internacional, al juego diplomático
y las resoluciones de la comunidad internacional.
En
el año 2000, sorprendentemente y en contra de todos los pronósticos
y de la opinión publica general del momento, George W. Bush se impone
en unas dudosas elecciones ante el contrincante demócrata Al Gore.
Una vez que el canal de televisión Fox News dejó saber que los resultados
habían dado como ganador al candidato republicano, todas las demás
cadenas informativas cambiaron el patrón noticioso para mostrar ahora
al nuevo ganador. A pesar de las graves protestas, que por primera vez
en la historia había detenido la marcha de la caravana presidencial
rumbo a la toma de posesión, la nueva administración no tardó en
darle una nueva direccionalidad a los asuntos de gobierno y aplicar
su postulados ideológicos sobre la hegemonía de los Estados Unidos
sobre el resto del mundo.
La
imposición de la hegemonía como nueva estrategia imperial, afirma
el derecho de los Estados Unidos de emprender una “guerra preventiva”
a discreción. (Chomsky: 2004, Pág. 22). A diferencia de la guerra
de anticipación regulada por el derecho internacional, la guerra preventiva
requiere el empleo de la fuerza militar para eliminar una amenaza imaginada
o inventada, por lo que la guerra preventiva debe ser considerada como
crímenes de guerra (Chomsky. Pág. 23).
Los
estrategas reconocen que es un atropello al derecho internacional, pero
el objetivo de la estrategia imperial es el dominio hegemónico de los
Estados Unidos, previniendo el desafío a su poder, posición y prestigio
con el uso de la supremacía militar de ser necesario.
En
lo que se refiere a su uso doméstico, la nueva doctrina imperial debe
asegurarse de que el pueblo no traspase los límites debidos. El control
del común de la población es una de las principales preocupaciones
de los ideólogos, es necesario resguardar el sistema de toma de decisiones
para las élites y la ratificación para el pueblo. Como bien lo señala
Chomsky, en la ciencia política, esto se llama “poliarquía”, no
democracia. Son las élites quienes tienen que tener en sus manos la
toma de decisiones, si el pueblo quiere escapar de su lugar en el sistema,
nos encontraremos ante una “crisis de la democracia” que no debe
ser tolerada, debe ser derrotada.
En lo que respecta a la implementación en el exterior, el objetivo de la guerra preventiva debe tener varias características:
- Debe estar virtualmente desarmado
- Debe ser lo suficientemente importante para justificas el esfuerzo
- Hay que buscar la forma de presentarlo como una amenaza peligrosa contra la humanidad
Los
principios básicos de la gran estrategia imperial tienen sus antecedentes
en los primeros días de la segunda guerra mundial, incluso antes de
entrar en la contienda estrategas de alto nivel concluían que los Estados
Unidos debería tener un poder indisputable en el mundo de posguerra,
limitando la soberanía de los países que se interpusieran en su propósito,
desplegando su poderío militar si fuera necesario. Sin embargo, como
dice Chomsky, no basta que una gran potencia declare su política oficial.
Debe pasar a establecer esa política como una nueva norma del derecho
internacional, mediante la realización de acciones ejemplarizantes.
Los Hechos
Los
acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 fueron la excusa perfecta
para poner en práctica la nueva doctrina hegemónica de los Estados
Unidos. Los hechos fueron seguidos en directo por millones de personas
paralizadas frente a la pantalla del televisor (Meyssan: 2002, Pág.
11). La ausencia de información sobre las acciones y medidas adoptadas
por la administración republicana de George W. Bush, así como la repetición
sin cesar del espectacular choque de los aviones contra las torres gemelas
del Word Trade Center, impidieron a cualquiera comprender desde una
perspectiva global los acontecimientos.
A
las 8:50am la cadena televisiva CNN interrumpe su programación
habitual para dar paso a las imágenes del siniestro que envuelve a
la torre norte. A primera vista parece que se trata de un accidente
aéreo. Sin embargo, CNN menciona sin cesar que el choque no fue accidental,
sino que se trata de un ataque terrorista probablemente llevado a cabo
por el saudita Osama Bin Laden. A las 9:03am un segundo avión se estrella
contra la torre sur. A las 10:00am mientras se anunciaba otro ataque
a las instalaciones del Pentágono, se desploma la torre sur del complejo
WTC y una nube de polvo cubre toda Manhattan. A las 5:20pm, el edifico
7 del complejo WTC que no había sido impactado por ninguno de los aviones,
también se desmorona.
Los
dos aviones fueron identificados por el FBI como Boeing 767. Se presume
que a su llegada a Nueva York, los aviones tendrían que haber reducido
considerablemente su altitud, si se quería que los terroristas pudieran
visualizar las torres de frente antes que desde arriba. Para chocar
con las torres era necesario posesionarse previamente a baja altitud.
El primer avión llego perfectamente de frente y sin mayores problemas,
mientras el segundo avión tuvo que realizar maniobras para lograr su
objetivo.
Son
muchos los pilotos profesionales que opinaron que para realizar esas
maniobras, debían haber sido hechas por expertos pilotos y no novatos
aprendices como se había hecho creer. Por el contrario, esos impactos
a las torres podían haber sido llevados a cabo con la utilización
de una señal, llamada “Baliza”, emitida desde el mismo sitio del
impacto, para que guiase a los aviones automáticamente hacia sus blancos.
La existencia de las señales fue ampliamente atestiguada por radios
aficionados y por la interferencia que se causaron a las señales televisivas
situadas en las torres. Además, los bomberos que actuaron en los rescates
aseguraron haber escuchado explosiones desde dentro de los edificios,
lo cual sustenta el derrumbe de las torres por implosión. También
los choques de los aviones no explican la caída del edificio 7 del
complejo WTC, ya que no había sido impactado por ninguno de los aviones.
Éste edificio era la cede secreta de la CIA en Nueva York.
En
el Pentágono, la agencia Reuters anuncia que ha sido alcanzada por
un helicóptero, versión que fue confirmada por Associated Press. Minutos
más tarde la versión fue corregida por el Departamento de Defensa,
no era un helicóptero, era un avión suicida.
El
jefe del Estado Mayor Conjunto, General Richard Myers, indicó
que el avión suicida era un Boeing 757-200 que los controladores aéreos
habían perdido su rastro en su ruta de Dulles a Los Ángeles. Interrogado
el 13 de septiembre de 2001 por la comisión senatorial de las Fuerzas
Armadas, el General Myers fue incapaz de explicar las medidas que se
aplicaron para detener el Boeing. Las conclusiones de la interpelación
es que no se realizó ninguna acción. Pero ¿es posible creer que el
ejército de los Estados Unidos permaneciera pasivo durante los atentados?
(Meyssan. Pág. 19).
Mas
tarde, para contrarrestar los efectos de las declaraciones del General
Myers, el Comando Norteamericano Aeroespacial (NORAD), publicó un informe
el 14 de septiembre de 2001 indicando que a Myers no se le notificó
que el Boeing se dirigía al Pentágono, y cuando fue notificado a
las 9:24am, inmediatamente dio ordenes de que dos cazas F-16 interceptarán
al Boeing, pero que lo había olvidado en su interpelación del día
anterior. Pero la Fuerza Aérea al no saber cual era la localización
del avión, envió nuevamente los caza a Nueva York en su persecución.
¿Es posible creer que el sistema de radar militar de Estados Unidos
fuese incapaz de localizar al Boeing?
Eso
no es todo. El Boeing 757-200 es un carguero para 239 pasajeros, mide
47,32 metros de largo y 38,08 de ancho, pasa 115 toneladas y alcanza
una velocidad de crucero de 900km/h. Después de burlas los radares
y los cazas F-16, no la tenía fácil para esquivar el sistema de defensa
antiaéreo del Pentágono, sin embargo el avión suicida logro su cometido.
Para
causar mayores daños al Pentágono el Boeing debió haberse estrellado
contra su techo, pero los terroristas prefirieron estrellarse contra
el frente de la estructura que no sobrepasa una altura mayor de 24 metros.
Se deduce que el avión maniobró como si fuera aterrizar para poder
chocar de frente con el edificio, y apenas la planta baja y el primer
piso fueron afectados, sin causar daños mayores a la grama, el muro,
ni el estacionamiento. Y a pesar de su peso y su velocidad, el avión
sólo destruyó el primer anillo de construcción, el cual media hora
más tarde del impacto, colapsaron las plantas superiores sobre el boquete
que había dejado el avión. Lo más sorprendente de todo es que del
avión, una vez extinguido el incendio, no se encontraron ningún resto,
todo se desintegró.
Las Acciones
Al
tener la información del primer ataque a la torre norte del WTC, el
Presidente George W. Bush decidió seguir con su agenda en una escuela
de niños. Cuando el segundo avión impacta contra las torres sur, el
Presidente nuevamente es informado de que el país se encontraba bajo
ataque terrorista. La reacción de Bush fue no hacer nada. Durante los
próximos minutos, desde las 9:05am hasta las 9:12am permaneció impávido
escuchando a los niños del colegio recitar la lectura de “Mi amigo
el chivo” (Michael Moore).
Los
siguientes 11 días que siguieron a los atentados contra las torres
del WTC, todos los vuelos comerciales y privados fueron suspendidos
en todo el espacio aéreo norteamericano, hasta el propio padre del
Presidente y también ex presidente George H. Bush, perdió el vuelo
por la emergencia declarada.
Sólo
unos pocos aviones se les permitieron despegar y recoger a los familiares
de Osama Bin Laden y otros tantos sauditas, para transportarlos fuera
del país. El príncipe Embajador saudita Bandar admitió ante
Larry King que 24 miembros de la familia Bin Laden fueron sacados del
país para resguardar su seguridad, lo más extraño es que desde la
misma administración Bush se bloquearon los intentos de los investigadores
para interrogar a los familiares del enemigo público Nº 1 de Norteamérica.
La verdad es que entre la familia Bush y la familia Bin Laden los une
una estrecha relación comercial y societal a traves de múltiples empresas
relacionadas con la energía y los armamentos militares.
Los
poderes del estado debieron iniciar una investigación inmediata de
los hechos ocurridos, sin embargo el Presidente Bush fastidió los intentos
del Congreso de iniciar una investigación independiente. Cuando el
Congreso finalmente publicó el informe de la investigación, Bush y
la Casa Blanca censuraron 28 páginas del documento.
A
pesar de todos los indicios, Bush desvía la atención sobre los sauditas
y Al Qaeda como los responsables de los atentados terroristas y de inmediato
se deja correr la versión de que Irak y Saddam Hussein son los responsables
de los ataques. Y aunque se invadió Afganistán como país que daba
cobijo a los terroristas, los objetivos de la aventura significaban
muy poco para los intereses militares, económicos y políticos.
Seguidamente
en todo Estados Unidos se desarrolló la matriz informativa sobre presuntos
nuevos ataques contra los civiles, se subieron de categorías de las
alertas de seguridad, y el miedo se apoderó de toda la población.
El gobierno aprovechó la ocasión para legislar el Acta Patriota (Patriot
Act), el cual permitía a los organismos de inteligencia hurgar en los
registros de servicios médicos y financieros, podían tener acceso
a las conversaciones y mensajes telefónicos privados, las computadoras,
los libros que compran, entre otros.
El
19 de marzo de 2003 a las 10:11pm Estados Unidos atacó Irak, los objetivos
oficiales serían exclusivamente militares para incapacitar la capacidad
operativa y de respuesta de Saddam Hussein. Con una intensa campaña
mediática se atemorizó a la población, y se justificó la invasión
contra un país que según estaba ensamblando armas de destrucción
masiva para acabar con Norteamérica.
Estados
Unidos pasando por encima de las resoluciones de la ONU y su consejo
de seguridad, así como de la opinión internacional y hasta del
mismo Papa Juan Pablo II, quién declaro la guerra como ilegal e inmoral;
procedieron a darle un puntapié al derecho internacional. Estados unidos
imponía de esta manera su doctrina imperial. El verdadero interés
por Irak era las inmensas reservas de petróleo y el negocio que las
trasnacionales norteamericanas conseguirían con la reconstrucción
de aquel país. La nueva guerra imperial contra el terror no se supone
que sea ganada porque debe ser perpetua.
Éste
año 2010 se cumplen 7 años de guerra en Irak, y aunque el nuevo Presidente
de los Estados Unidos, Premio Novel de la Paz 2009, Barak Obama ha anunciado
el retiro de las tropas, es conocido que las causas por las que fueron
a la invasión de la primera civilización humana (la antigua mesopotámia),
eran falsas como lo admitió el propio Bush y su camarilla. Pero el
saldo de civiles muertos supera los 100 mil y contando, además la destrucción
cultural. Al respecto el investigador venezolano Fernando Báez entre
los años 2003 y 2004, denunció ante cientos de medios de comunicación
que Estados Unidos había planificado la destrucción cultural de Irak,
para transculturizar a su gente y desarticular los vínculos del pueblo
de esa nación con su pasado (Báez: 2005. Pág. 134). Señala directamente
y con suficientes pruebas como la coalición invasora participa en el
pillaje del patrimonio histórico y cultural iraquí. Lo único que
consiguió sin embargo el autor fue que los Estados Unidos lo declarase
<<Persona Non Grata>>.
Hoy
la nueva víctima de la doctrina imperial es la República islámica
de Irán. La maquinaria comunicacional y militar se encuentra perfectamente
engrasada para cumplir su tarea. Sólo que Irán no es Irak, y el riesgo
de una conflagración nuclear es totalmente fatídica, hasta el punto
de eliminar la racionalidad hegemónica estadounidense, desde el punto
de vista que sin planeta no habrá hegemonía sobre quién ser aplicada.
http://harrysvelasquez.blogspot.com
Referencias bibliográficas
y documentales:
Moore,
Michael. 2004. Fahrenheit 9/11. Documental disponible: http://www.fahrenheit911.com/
Mészáros, István. 2009. El desafío y la carga del tiempo histórico. El socialismo en el siglo XXI. Editorial Arte. Caracas, Venezuela.
Chomsky, Noam. 2004. Hegemonía o supervivencia. El dominio mundial de EEUU. Editorial Norma. Caracas, Venezuela.
Meyssan, Thierry. 2001. La Terrible Impostura. Ningún avión se estrello en el Pentágono. Editorial El Ateneo. Caracas, Venezuela.
Báez, Fernando. 2005. La Destrucción Cultural de Irak. Un testimonio de posguerra. Alfadil Ediciones. Caracas, Venezuela.
hvelpinto@gmail.com