Injerencia EEUU ¿hasta cuando?

Observamos, atónitos, el intento de golpe de Estado ocurrido hace poco en Ecuador  y la tergiversación de tales hechos por parte  de los canales de televisión y de los periódicos cuyo compromiso , se sabe, está del lado de los intereses de la clase capitalista y no del de la verdad.

Esta historia se ha hecho cansona e insoportable. Los gobiernos estadounidenses planifican al mínimo detalle una intervención de cualquier tipo en cualquier parte del mundo y luego, descaradamente, de la manera más cínica, niegan su participación en el desarrollo de los eventos propiciados por ellos mismos. Pero, generalmente, utilizan la adecuación (cuando no la falsificación) de los hechos, utilizando los medios masivos de comunicación, de su propiedad, o de aquellos a  quienes les son afectos.

A tal manera de actuar de U.S.A las gentes la califica como la doble moral, cuando en realidad lo existente en toda la actuación persistente de los gobiernos de los Estados Unidos de América ha sido una única y sola moral: El cinismo y la desvergüenza derivados de su supuesto poder sobre los demás, en atención a una supuesta superioridad racial.

Es extensa, muy extensa, la lista de acontecimientos ordenados y cronológicamente detallados por Noam Chomsky, presentados en sus libros, en los cuales denuncia la perversión del imperio. Eva Golinger hace otro esfuerzo inusitado por poner al descubierto esta patética y natural manera de proceder de los gobiernos estadounidenses.

En nuestra América, recordamos nosotros, todas las evidencias apuntan hacia una intervención directa, en los acontecimientos sociales más oscuros y tenebrosos de nuestra patria grande, del también mal llamado coloso del norte. Desde la muerte de Gaitán en Colombia (y mucho antes), hace más de sesenta años, hasta el más reciente intento de asesinato del Presidente Rafael correa en  Ecuador.

La lista es larga. No queda casi ningún país, en el hemisferio que no haya sido víctima de la agresión estadounidense: Méjico, Argentina, Panamá, El Salvador, Haití, Granada, Cuba, Venezuela, Chile, Uruguay,  Brasil, Bolivia, Perú, Uruguay, Nicaragua, Guatemala, Costa Rica, Puerto Rico, Honduras y muchos otros más.

Todos los reclamos realizados por los gobiernos de esos países, ante los organismos internacionales pertinentes, han sido reiterativamente negados inicialmente por los Estados Unidos, utilizando para ello la consabida manipulación de los medios masivos de comunicación a los cuales hacíamos referencia, o sencillamente ignorados con desdén. Luego, cuando la evidencia se impone,  sacan a relucir una arrogante actitud cuya interpretación más próxima es: Hagan lo que quieran, tengo la fuerza y el poder; por tanto, me importa un bledo su reclamo.

Ante tan repetitiva, y cada vez más desvergonzada situación,  se pregunta uno inmediatamente: ¿Se encuentran los Estados Unidos dispuestos a cesar en su intento de reconquistar a los países ubicados en su patrio trasero, expresión utilizada no tan eufemísticamente por uno de sus más connotados representantes? No lo creemos, ni aún cuando nos lo juren.

El mecanicismo, creyendo falsamente aislados a los humanos de los ecosistemas, propagó  la falaz creencia sobre “el rey de la creación” y ha utilizado tal metáfora para propiciar y perpetrar la más grande catástrofe inducida sobre el planeta, de la cual se tenga noticia. Obviamente, piensa, si puedo someter a la naturaleza entonces soy mucho más fuerte  que quien no se atreve o no puede hacerlo. Igual conclusión deriva cuando otorga, en la evolución de las especies, un exagerado papel al postulado darwinista de la sobrevivencia del más fuerte por acción de la selección natural. Lynn Margulis demuestra, a través de toda una vida de comprobación científica, cómo la simbiogénesis es de lejos, el mecanismo determinante del proceso evolutivo. Pero aún cuando la ciencia actual siga demostrando la inviabilidad de los principios mecanicistas, no dejará el imperialismo de arremeter contra nuestros pueblos porque, sencillamente, tales principios son apenas justificadores como lo pueden ser cualesquiera otros. El motivo real de la agresión es de índole económica. Se apetece con desmesurada codicia los inmensos recursos naturales existentes en estas latitudes. El molde ideológico detrás de tan cínico comportamiento (donde mi actuación es muy plausible pero la tuya, siendo exactamente igual a la mía , es terrorista) se basa en el supuesto negado mecanicista según el cual los individuos son totalmente diferentes; por tanto, unos son superiores a otros. Aún cuando el mito de la superioridad racial ha sido destruido completamente por la ciencia actual, esa malsana idea permanece completamente intacta en la mente del capitalista.

Hay un cuento, excesivamente bien narrado y difundido, acerca de la lenta penetración de la mafia, sobre todo la italiana,  en las esferas gringas de poder. Uno se pregunta, viendo el descaro y la desfachatez de las actuaciones imperiales, si acaso lo sucedido no ha sido exactamente lo contrario: La mafia fue penetrada sistemáticamente por el  poder de Estado, en U.S.A . Porque la desgracia más abrumadoramente cara sufrida por nuestra moderna civilización, es la de haber permitido ser gobernada por verdaderos gánsteres. La mayoría de lo métodos utilizados en la práctica cotidiana, por los más conspicuos representantes del poder capitalista, son mafiosos.

Como buenos mecanicistas hacen un extraordinario y engañoso  uso de la palabra (información) a través de la manipulación de los medios de comunicación masiva, en sus esfuerzos por mantener alienados a una cáfila  de intonsos para quienes la denuncia de tales comportamientos, con todas las pruebas habidas y por haber, representa tan sólo “el mismo disco rayado”  utilizado, según ellos, para cubrir las debilidades de los denunciantes de tan ominosas acciones.

Al mecanicista le interesa mucho más la palabra; menos, la acción. Muchísimo más la coherencia; muy poco, la congruencia. Se encuentra convencido de poder obtener todo mediante la palabra; aún, utilizándola para mentir descaradamente. La visión sistémico cuántica hace mucho más énfasis en los actos, en los comportamientos, en la conciencia. Por eso el Che, con esa extraordinaria capacidad de conocimiento, decía: “Al imperialismo no debe creérsele ni así tantito” Y es tremendamente cierto. L a historia de la CIA, del FBI, de la USAID, y del cúmulo de organismos represivos del gobierno de los Estados Unidos , encubre una extensísima cadena de oprobiosas mentiras utilizadas para tratar de justificar malsanamente, ante la opinión pública mundial,  sus criminales actos.

Noam Chomsky ha dejado para la posteridad todo un legajo grandioso de documentos, testigos de las  nada insignes políticas de agresión del imperialismo norteamericano contra nuestros pueblos latinos. Veamos unos pocos, como simples ejemplos.

“Todo el tiempo, los planificadores de políticas (en USA) han enfrentado el angustioso problema de cómo reconciliar el compromiso formal con la democracia y la libertad, por un lado, y el imperioso hecho de que Estados Unidos a menudo debería hacer cosas terribles para conseguir lo que siempre quiso, como observa Alan Tonelson. Lo que este país siempre quiso fueron políticas económicas las cuales permitieran a las firmas norteamericanas operar con total y absoluta libertad, y muchas veces monopolizando todo lo posible, con el objeto de crear una economía mundial capitalista integrada y bajo el dominio de Estados Unidos.”

“El secretario de Estado Lansing advirtió al presidente Wilson cómo el mal bolchevique podía propagarse, un verdadero peligro, en vista del proceso de descontento social en el mundo entero. A Wilson lo inquietaba en particular que los soldados negros estadounidenses que volvían del extranjero vinieran contagiados del ejemplo de las juntas de soldados y obreros de reciente organización en Alemania al final de la guerra, fundando una modalidad de democracia intolerable a los ojos de Occidente.”

“En Estados Unidos, el pánico a los rojos de Wilson suprimió en gran medida la agitación social, aunque sólo por un tiempo. Los altos empresarios siguieron atentos al riesgo que se cierne sobre los industriales con el poder político, recientemente percibidos por las masas, y la constante necesidad de moldear la opinión pública si queremos librarnos del desastre.”

Tales manifestaciones parecieran de reciente data, aunque fueron hechas ya bastante tiempo; pero las retrógradas ideas en las cuales se sustentan, permanecen incólumes en la conciencia ruin de los poderosos trogloditas de hoy. Tal barbarie comportamental tiene su justificación ideológica, por parte de los representantes del imperio,  en el supuesto subyacente de su paradójica superioridad y mediante el llamado logismo ilógico (¿ilogismo lógico?) a través del cual se le permite al imperio aprobar sin dilación,  sus más viles acciones , y desaprobar contundentemente  las mismas si son realizadas por países “inferiores”.

Amparado en esta lógica ilógica, el imperio jamás cesará en sus intentos de apropiarse por la fuerza de nuestros recursos, aún a costa del exterminio de  toda la  especie humana. Ante  esta situación planteada, únicamente nos cabe prepararnos adecuadamente para ello. Tres son las estrategias garantes de la victoria frente a los embates del imperialismo:

  1. Resistencia. Para lo cual se debe intensificar y extender a) la educación de las masas a fin de fortalecer la conciencia de las mismas; b) la organización de las milicias de manera espacial, estructural y operacionalmente, haciendo énfasis en las técnicas de guerra asimétrica, c) el trabajo voluntario a fin de mantener permanentemente  una alta  eficiencia en nuestras unidades productivas.
  2. Respuesta adecuada al ataque mediático. Para lo cual se deberá conformar, lo más rápidamente posible, una  red de medios de comunicación masivos tan potentes o más que los del imperio, los cuales deben operar internacionalmente en los cinco continentes. Existe la tecnología y podemos disponer de los recursos para ello. ¡Hagámoslo!
  3. Creación de círculos bolivarianos  en USA. Para lo cual el punto anterior se vuelve imprescindible.

Tales acciones estratégicas están inmersas en una estrategia más general: Combatir al enemigo con sus propias armas utilizando diferentes comportamientos. Existen muchos detalles a clarificar, obvio, alrededor de estas tres acciones. Sin embargo, estamos absolutamente seguros de su efectividad para volvernos invencibles contra el imperio. 

Puerto Ordaz, octubre 15 de 2010 

armanciobustamantee@gmail.com



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