1En 1984 viajo por desiertos libios que parecen paisajes lunares hasta divisar refinerías semejantes a estaciones espaciales. De allí salen hoy anualmente los 76.557 mil millones de dólares en petróleo que mantienen funcionando a Europa. Las potencias hegemónicas dependen del derroche de la energía fósil que no poseen. En lugar de habilitar energías alternativas, la saquean a países que sí la tienen. Cuídate de la malignidad de aquél a quien favoreces, reza el proverbio libio. La primera condición de un país para ser invadido es tener hidrocarburos.
2 En 1836 Libia es asaltada por turcos, en 1912 invadida por italianos, en 1943 conquistada por ingleses, en 1951 independizada formalmente bajo la ocupación por tropas británicas, estadounidenses e italianas y el poder del títere rey Idris, quien acapara los crecientes ingresos petroleros. En 1969 el coronel Muammar Kadafi dirige una rebelión militar que asume el poder, expulsa las bases extranjeras, nacionaliza el petróleo en 1973 y en 1977 se declara como la Gran República Popular Socialista Árabe de la Jamahiriya. Cuando el ganado cae, lucen los cuchillos, dice el refrán libio. La segunda condición para que un país sea invadido es que asuma el control de sus recursos naturales.
3 En 1984 asisto en Trípoli al 15 aniversario de la Jamahiriya. Presencio multitudinarias asambleas populares donde se debaten y aparentemente se resuelven problemas. El Libro Verde se presenta como la Tercera Teoría Universal, y proclama la iniciativa y el poder de las organizaciones de base. En las calles, las damas usan velo, pero en los desfiles del ejército batallones femeninos lucen magníficos rostros y cabelleras. Hay mujeres científicos y muchachas pilotos de aviones de combate. Libia tiene hoy el mayor PIB per cápita ($14.534) y el mejor Índice de Desarrollo Humano en África. La expectativa de vida es de 74 años, la mortalidad infantil de 18 por l.000 y el analfabetismo de 5,5%; el gasto en Educación es del 2,7% del PIB, mientras que el gasto en Defensa no excede de 1,1% del PIB. Sin embargo, subsiste un 30% de pobreza. Quien no ayuda a su familia, no ayuda a nadie, dice el proverbio libio. La tercera condición para ser invadido es apoyarse en las bases y redistribuir la riqueza social.
4En un oasis frecuentado por camelleros almuerzo cordero asado. El 90% de los seis millones de libios son musulmanes; como en los restantes países islámicos, a las diferencias entre clases e ideologías se superponen las de parcialidades religiosas y a éstas las de sectas y clanes y etnias y regiones, más las divergencias con medio millón de inmigrados. Demasiados capitanes hunden el barco, dice el refrán libio. La cuarta condición para ser invadido es que los agresores puedan dividir para imperar.
5 Durante el 15 aniversario de la Jamahiriya veo pasar cerca de mí a Kadafi. Es para entonces un hombre joven, con sobrio uniforme verde, que habla y discute animadamente con la multitudinaria asamblea. Pocos seres han sido más adulados por las potencias para comprarle petróleo, pocos más satanizados por los medios para despojarlo de él. Tribunales internacionales sordos, ciegos y mudos ante la impunidad del terrorista Posada Carriles condenaron a Libia por la supuesta voladura de un avión en Inglaterra. Kadafi pagó bajo protesta las indemnizaciones del caso. Sin previa declaratoria de guerra, la administración Reagan bombardeó la residencia de Kadafi, le asesinó a una hija y cerca de un centenar de compatriotas. Las mismas agencias noticiosas que celebraron el genocidio, deploran hoy supuestos bombardeos contra opositores. Telesur envía dos equipos al área, que no encuentran rastros de bombardeos. Quien replica al león, tiene mal aliento, reza el proverbio libio. La quinta condición para ser invadido es ser demonizado por las agencias internacionales.
6 Mientras Estados Unidos bloquea la costa libia y confusos despachos afirman que desembarca "asesores", Venezuela propone una mediación que Kadafi acepta, y el Alba convoca una reunión plenaria para discutir la situación. La carga compartida pesa menos que una pluma, dice el refrán libio. Cuando veas un país del Tercer Mundo arder bajo la agresión imperial, pon tu solidaridad en remojo.