Después que el gobierno de Rómulo Betancourt firmó en 1.961, con el presidente Jhon F. Kennedy, la “Alianza para el Progreso”, programa con el cual aspiraba el gobierno norteamericano, combatir la influencia que estaba ejerciendo la Revolución Cubana dentro de las masas populares del continente, comenzaron a llegar a nuestros pueblos y barrios unos catires de ojos azules y pelo rubio que se llamaban miembros del Cuerpo de Paz (Peace Corps).
En los años 60 la influencia y dominio de las compañías petroleras norteamericanas, inglesas y holandesas sobre Venezuela era casi total. La población en general tenia como modelos a los héroes y personajes que la maquinaria publicitaria del imperio nos imponía a través de los medios de comunicación. La prensa, la radio, el cine y después la TV estaban a cargo de moldear nuestros gustos y sueños. La quimera era el norte. Viajar a USA era el sueño de todos los venezolanos. Comprar y usar sus productos daba el estatus necesario y suficiente para sentirse alguien y estar “por encima de los demás”. Por eso cuando comenzaron a llegar aquellos adonis rubios y aquellas hetairas que “parecían dioses sacados del Olimpo”, a convivir con la gente de los barrios y pueblos, enseñándoles a hablar ingles, a tejer y a confeccionar manualidades, a nuestra gente se “les cayeron las medias.”
Las familias pobres consideraban un honor muy grande que uno de esos rubios les visitara su casa e intimidara con ellos. Les abrían las puertas y sus corazones y hasta les reclamaban si no eran visitados por ellos. La Clase media venezolana se desvivía para conformar grupos de apoyo, para que los gringos pudieran hacer bien su trabajo, colaboraban donando ropas usadas y a veces confeccionando comidas para vender en los bazares que se organizaban para recoger fondos y ayudar en los primeros proyectos comunitarios. Los empresarios se organizaron para dar su aporte economizo y el envío de algunos de sus productos para ser repartidos por los gringos dentro de la población mas necesitada.
El Cuerpo de Paz (peace corps) cumplió su tarea exitosamente: lograron frenar el avance revolucionario, crearon el miedo al comunismo dentro de la mente de los pobres y forjaron una imagen positiva del pueblo norteamericano dentro de las masas populares. A contrario del conquistador español que llegó descuartizando, quemando indios y violando a sus mujeres; estos llegaron como ángeles de paz. Cubierta esta etapa y viendo la necesidad de consolidar el programa con los nativos, crearon una ONG Internacional (Internacional Acción) con sede en California U.S.A y montaron en Caracas la primera sucursal que se llamó “Acción en Venezuela” .
Un día apareció en la prensa nacional avisos donde se ofrecía trabajo bien remunerado a las personas que quisieran dedicarse al trabajo comunitario. Casi 20 mil respondimos al llamado. Durante tres meses nos sometieron a un proceso de selección implacable y solo sobrevivimos unos 30 que fuimos seleccionados para recibir un entrenamiento intensivo sobre desarrollo comunitario de tres meses de duración. Al final unos 20 fuimos contratados para acompañar durante un año a los gringos y vivir con ellos en las propias comunidades. Ese fue el requisito fundamental: mudarse uno con su familia al barrio que se le había asignado, haciendo un dúo con el gringo o gringa e instalarse a vivir allí en las mismas condiciones que vivía la comunidad. En mi caso particular alquilé una casita en proceso de construcción en el recién fundado barrio Los Olivos de Maracay y con mi esposa y tres de mis hijos que ya habían nacido, inicié “mi trabajo para la CIA.” Año: 1966.
Bueno, yo me entero que mi trabajo comunitario era utilizado por la CIA en los años 90 cuando inicio mis estudios en Ciencias Políticas en la ULA y gracias a los Seminarios del profesor Franz Lee comenzamos a ver las formas como el imperialismo norteamericano actuaba en esa época en América latina y en el mundo. En principio toda la formación política que yo había recibido desde 1957 hasta 1.990 trabajando con la Iglesia Católica y los Sindicatos era anticomunista y socialcristiana. Es en mi época de estudiante (50 años de edad) en la ULA cuando comienzo a ver al marxismo desde otra perspectiva. De allí que haber trabajado con y para los gringos, en esa época, era considerado por la población un logro, al que solo tenían acceso los mas “inteligentes” y capaces. Yo en lo particular me sentía feliz trabajando para mi pais, ayudando a los pobres a salir de la pobreza y además también me pagaban por hacerlo . Nunca pasó por mi mente que, ayudando a meter el agua en un barrio, creando dispensarios, construyendo escuelas y prestando un servicio social a la gente pobre que conmigo vivia, estaba con ese trabajo ayudando al imperio a consolidarse en Venezuela y en el mundo.
“Acción en Venezuela”, se constituyó como una ONG, conformada por empresarios y personalidades del mundo social, que aportaban sus nombres, prestigios y recursos económicos para figurar en la directiva y luego a través de la Organizacion empresarial, (Dividendo Voluntario para la Comunidad), ente economizo de caridad capitalista, contribuían con sumas de dinero que luego eran descontadas del impuesto sobre la renta que deberían pagar al gobierno. O sea una forma de estafar al fisco venezolano.
Empresarios como Hans Newman, Mendoza, Zuloaga y escritores como Arturo Uslar Pietri y los presidentes de Fedecamaras de la época formaron parte de la selecta directiva de “Acción en Venezuela”, cuyos miembros eran escogidos por la Cámara de Comercio venezolana -americana, con la anuencia de “Acción Internacional” que resultó ser una agencia de la CIA con sede en California, USA. “Acción Internacional”, por el éxito obtenido en Venezuela se expandió a casi todos los países en América latina y el Caribe y hasta finales de los años 80 operó con un gran presupuesto mixto que provenía, de uno de esos fondos de “ayuda” que todavía hoy envían dinero a Venezuela para financiar a todos los grupos que le hacen oposición al gobierno con la ayuda de los empresario venezolanos.
Ese trabajo que hoy están realizando la gente del partido político Primero Justicia en los sectores populares, conformando redes de apoyo con lideres locales como lo hacen Leopoldo López, CESAP y otras ONGs, organizando la lucha popular por mejoras en los barrios, es muy posible que sea el mismo que hicimos muchos venezolanos en los años 60. En aquella época trabajamos en forma inocente y desinformados favoreciendo al imperio sin saberlo; hacerlo hoy en día, con la información que ahora manejamos, debería ser considerado traición a la patria por prestar servicios al enemigo..
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