Alerta petrolera en Ecuador

            Dada la innegable importancia del petróleo en la vida ecuatoriana y tomando en cuenta su carácter no renovable y su concentración en contadas regiones geográficas, no es de sorprender que el mismo haya sido, a través de los últimos cien años, el centro de innumerables disturbios, tensiones y hasta guerras entre naciones (Perú) y también el centro de debates y estudios entre intelectuales de Suramérica.

            En estos momentos nos encontramos en el medio de otro de esos episodios históricos, excepto que esta vez existe un ingrediente más que siempre había estado ausente en las demás crisis petroleras: la protección al medio ambiente. Por primera vez en este siglo se ha cuestionado la voracidad mundial de la explotación del crudo en ecosistemas muy delicados, quizás frágiles y de mucha notoriedad para el campo internacional, todo científicamente demostrado, sobre todo ante la sobrevenida incapacidad  cultivada por todas las empresas estadounidenses al no poder cuidar ni un palmo los entornos de todo el planeta.

            Por ello las exportaciones de petróleo y de sus productos derivados ocupan, por su valor, el primer lugar en el comercio internacional. En el área capitalista, los envíos se dirigen desde regiones subdesarrolladas del trópico hasta las situadas en el Medio Oriente más Ecuador, Venezuela, Indonesia, Noráfrica, partiendo hacia las potencias industriales: Estados Unidos, Europa Occidental, Japón, Australia y Nueva Zelanda, todas sin excepción cuestionadas enormemente por el daño medio ambiental.

            En total, la presente oferta mundial evolucionó de 75 millones de barriles diarios a 84 millones en el período 1998-2007, o sea, que aumentó en 12% en nueve años. La demanda global en el mismo período aumentó de 74 millones de barriles diarios a 86 millones, es decir, en 20%, a un ritmo promedio mayor que la oferta y los descubrimientos, lo que en parte explica, aunque no enteramente, por qué aparte del alza de los precios también hay que proteger el medio ambiente de la extracción. Ahora estamos situados en la espantosa cifra de 90 millones de barriles de extracción diariamente en el mundo.

            Pero Ecuador debe mantenerse en alerta, pues los así llamados países desarrollados, agrupados en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, aguardan por mayores demandas de su petróleo. Dentro de ese grupo destacan América del Norte y Europa.

            Fuera de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) compuesta por 34 Estados y fundada en 1960 debemos notar el caso de China, cuya demanda de petróleo aumentó entre 1998 y 2007, de poco menos de 4 millones de b/d a casi 8 millones, es decir, prácticamente se duplicó; América Latina también aumenta en conjunto su demanda, de 4,6 millones de b/d a 5,9 millones.

            Mientras los Estados unidos de Norteamérica producen una cuota de 5.6 millones de barriles diarios; van bajando su producción. Sin embargo, la obtención de este país cubre menos de un cuarto de su compromiso actual, con lo que se ve obligado a importar y asegurarse el acceso a este recurso a través de su involucración y fomento de una serie de guerras por el petróleo y de abusos medioambientales.

            Pues bien, la inmensa mayoría de las reservas verificadas del mundo pueden ser localizadas en siete países: Irán, Irak, Kuwait, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Ecuador y Venezuela. Juntos poseen 968.000 millones de barriles por extraer, lo que equivale al 84% de las reservas mundialmente conocidas, todos OPEP y todas deben mirar el caso ecuatoriano frente a los EE.UU.

            Si a las reservas les sumamos las existencias de Omán y Yemen, la parte total correspondiente solo al Golfo se eleva a 65%, es decir, poco menos que las dos terceras partes del petróleo remanente del mundo.

            Pero después del ascenso al poder de George W. Bush en el año 2001, y más específicamente con los ataques terroristas perpetrados al World Trade Center y al Pentágono el 11 de septiembre del mismo año, la política exterior estadounidense tomó una nueva dirección orientada principalmente en dos ejes. El primero de ellos, la ejecución de una guerra global contra el terrorismo; y el segundo, una  campaña para acceder al petróleo mundial a costa del daño ambiental ocasionado a Ecuador.

            Desde un principio esta pesca avanzaba muy rápidamente y más amigos pescadores venían para aprovecharse de la abundancia de estos peces. Sin  embargo, cuantos más peces se pescaban, más lento se volvía todo. Ahora resulta muy difícil pescar el último pez. Claro que los peces representan campos petroleros y los dueños de los arpones las empresas del gran pantano militar estadounidense.

 



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Miguel Jaimes

Politólogo. Magister scientiae en ciencias políticas. Doctor en ciencias gerenciales. Posdoctor ontoepistemología en geopolítica de las energías. Cursando doctorado en letras. Cursando Posdoctorado en literatura del petróleo en Venezuela. Libros: El oculto poder petrolero, apertura petrolera, poder de PDVSA vs. poder del estado. Petrocaribe la geogerencia petrolera. Primera edición. Petrocaribe la geogerencia petrolera. Segunda edición. Director del diplomado internacional en geopolítica del petróleo, gas, petroquímica y energías – Venezuela. Director de la web https://www.geopoliticapetrolera.com

 venezuela01@gmail.com      @migueljaimes2

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