El amor, la paz vs la violencia y la destrucción

(EINSTEIN Y FREUD : HUGO CHAVEZ Y LA OPOSICION)

El vicepresidente Ejecutivo, Jorge Arreaza, instaló a finales del mes de marzo las Conferencias por la Paz en el estado Mérida, en la región de Los Andes del país, como parte de las acciones del Gobierno Nacional para promover el diálogo entre los diferentes sectores.

Como ya lo hemos observado el desarrollo de dichas conferencias alrededor del país han impulsado positivamente la paz y sobre todo la conciencia en la nación que la paz debe ser como venezolanos y habitantes de este planeta nuestro principal objetivo, no un fin utópico sino una práctica diaria que construya a través de los tiempos un mundo mas humano.

Ahora bien, la pregunta es ¿de donde viene el compromiso revolucionario con la paz? No voy a elaborar acá una revisión filosófica sobre la paz, solo quiero denotar el porque elegimos este camino y nos apartamos de la violencia, y ello me hace recordar que hace pocos meses en una clase de Derecho Internacional Público un apreciado profesor discutía sobre el intercambio epistolar en 1932 entre dos grandes científicos del siglo XX, Albert Einstein y Sigmund Freud, para debatir según las palabras del físico el más imperioso de todos los problemas que la civilización debe enfrentar y que se traduce en la siguiente pregunta ¿Hay algún camino para evitar a la humanidad los estragos de la guerra? y a cuyo intento de solución se han alcanzado lamentables fracasos. Dice Einstein, que el hombre dentro de si tiene un apetito de odio y destrucción, pasión que en condiciones normales se encuentra en estado latente y que sin embargo es relativamente sencillo exponerla y exaltarla hasta el poder de una psicosis colectiva, a la que contribuyen los medios, al servicio de la burguesía, las iglesia y las escuelas -que en nuestro contexto sustituiríamos por algunas universidades- que manipulan las emociones de las masas convirtiéndolas en su instrumento; y para él, los factores psicológicos tienen gran importancia por lo que pide a Freud abordarlos desde el conocimiento de su ciencia.

En repuesta, dice el psicoanalista, que ha averiguado que son dos cosas las que mantienen cohesionada a una comunidad: la compulsión de la violencia y las ligazones de sentimiento entre sus miembros; y en la doctrina de las pulsiones, supone que en el ser humano son de dos clases: las que quieren conservar y reunir como la pulsión de autoconservación y la del amor, y las que quieren destruir y matar como las pulsiones de agresión o destrucción, siendo ambas complementarias y no actuando alguna de ellas de manera aislada, y que de alguna manera vienen a representar la transfiguración teórica de la universalmente conocida oposición entre el amor y el odio.

En este caso, yo prefiguro que en tales pulsiones es el capitalismo y su fase superior una pulsión destructiva que busca llevar al ser humano hacia lo inanimado, de lo orgánico a lo inorgánico, y es el socialismo una pulsión de amor a la que es urgente apelar para que tengamos los suficientes lazos que nos alejen de la violencia.

No es casual, que factores oposicionistas en nuestro país hayan invocado la violencia como manera de imponer sus ideas, es claro que al perder sus privilegios o parte de sus privilegios, sientan la urgente necesidad de recuperarlos, y por cuanto nuestro pueblo ha tenido la posibilidad de informarse por medios alternativos y con una educación de carácter humano y nacionalista desde sus primeras etapas y en las diferentes misiones, de una realidad no transfigurada no manipulada, dándoles entendimiento y capacidad de razonamiento, estos factores de oposición recurren a la violencia para recobrar tales privilegios; sin embargo, en este proceso revolucionario quien lo ha iniciado y dirigido ha tenido conciencia humanística con el fiel de la balanza desplazado hacia el amor y nos ha llamado en el amor a una de sus expresiones fundamentales como es la paz; de gran suerte que el Comandante nos ha convocado a la paz como practica revolucionaria y de gran desdicha que la oposición ha convocado a la violencia,  y si bien es cierto que existe un antagonismo complementario entre la paz y la violencia y que ambas pulsiones son indispensables porque los fenómenos de la vida dependen de su concurrencia y contraste, donde cada conducta del individuo depende de la combinación de estas pulsiones, no nos queda duda como seres humanos conscientes que nuestra existencia depende de nosotros mismos y que como revolucionarios nuestro camino es el amor y en él la paz.

Es por ello compatriotas que no  debemos vacilar, la oscura violencia del imperialismo se combate con la amorosa luz del socialismo y en este momento histórico pleno como la luna llena de la doctrina chavista apoyo total al Presidente Nicolás Maduro.

Por: Luna José Rafael

lunajr65@gmail.com

¡¡¡QUE VIVA LA PATRIA!!!



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