El deceso del día del trabajo es el deceso de EEUU

El Día del Trabajo en Estados Unidos ha sobrevivido a su época.

Igual que la Navidad, el Día del Trabajo se ha convertido en un día de descanso. Tal como la Navidad que se convirtió en época de compras compulsivas, el Día del Trabajo se ha convertido en el último feriado del verano.

El feriado se originó en el año 1887 con el propósito de celebrar la contribución de los trabajadores norteamericanos a la fortaleza y prosperidad de Estados Unidos. El presidente Grover Cleveland escogió al primer lunes del mes de septiembre para evitar el 1º de Mayo que mantendría vivo el recuerdo de la Masacre de Haymarket el año anterior, en la cual obreros en huelga por la jornada de 8 horas fueron asesinados por la policía de Chicago.

Según pasó el tiempo, la dirigencia sindical se convirtió más bien en una carrera antes que en un movimiento en favor de una causa. En sus primeros años, el movimiento obrero fue reformista. Su lucha produjo mejores condiciones de trabajo en la industria y las fábricas. Los sindicatos sirvieron como un poder compensatorio para contener el poder explotador del capital. Un trabajo fabril o industrial era una especie de escala para la movilidad ascendente que contribuyó a hacer de Estados Unidos una sociedad de oportunidades y estabilizó al sistema socio-político mediante una gran clase media. Un enorme y próspero sector industrial y manufacturero produjo muchos puestos de trabajo administrativo para la clase media compuesta por gerentes, ingenieros, investigadores y diseñadores. Las universidades norteamericanas florecieron como también lo hicieron sus graduados.

Los sindicatos le brindaron al Partido Demócrata una base financiera provista por el movimiento obrero que sirvió como un poder compensatorio ante la base del Partido Republicano en las manufacturas y las finanzas.

Ya sea que fuera una conspiración o una consecuencia no planificada, la deslocalización laboral arruinó a los sindicatos industriales y manufactureros y destruyó la base financiera independiente del Partido Demócrata.

El sistema bipartidista que había mantenido un equilibrio razonable, fue transformado en un sistema unipartidista en el cual ambos partidos dependían de los mismos intereses plutocráticos y de este modo respondían a los mismos amos.

El resultado fue el deceso de la clase media y el auge del Uno Por Ciento. Hoy en día Estados Unidos cuenta con el ingreso y la riqueza más desigualmente distribuidos entre todas las economías desarrolladas y uno de los peores en todo el mundo. Pocos norteamericanos, aparte de los del Uno Por Ciento, tienen una participación en el sistema económico y político de Estados Unidos.

El desequilibrio en la distribución del ingreso y la riqueza no puede ser corregido a través del sistema impositivo. El desequilibrio se debe principalmente a la pérdida de puestos de trabajo los cuales constituían la base económica de la clase media. Para corregir esto se necesita retirarse de la globalización y regresar a una economía principalmente auto-suficiente, como era Estados Unidos durante sus décadas doradas. El Globalismo es un esquema que empobrece al movimiento laboral del primer mundo y arrebata el poder y la influencia de las manos de los muchos para ponerlos en manos de unos pocos. Los campeones del globalismo son los campeones de la destrucción de Estados Unidos.

Actualmente, los republicanos están demoliendo los sindicatos del sector público. Estos puestos de trabajo no pueden ser tercerizados, aunque las escuelas públicas pueden ser reemplazadas por escuelas contratadas, las cárceles pueden ser privatizadas y muchos servicios públicos puedan ser contratados con empresas privadas.

Los sindicatos del sector público nunca tuvieron una razón suficientemente fuerte para su existencia, como el caso de los sindicatos industriales y manufactureros. Además, las huelgas de los bomberos, de la policía, de los docentes y de los recolectores de basura socavaron el apoyo de la ciudadanía para los sindicatos del sector público, como también lo hacen las muchas experiencias burocráticas desagradables en las reparticiones públicas del estado y de las alcaldías. No obstante, los sindicatos del sector público pueden servir como un contrapeso para las ambiciones de los poderes ejecutivo y legislativo.

Aunque uno tenga una opinión favorable o desfavorable sobre los sindicatos, su deceso también significa el deceso del poder compensatorio. Un sistema que no cuenta con un poder compensatorio se convierte en una tiranía cuyo poder no tiene límites y que no rinde cuentas.

El pueblo norteamericano está sometido, convertido en un rebaño de ovejas. ¿Podrá levantarse alguna vez?

Nota.- Sus comentarios y opiniones acerca de este artículo serán bienvenidos en

editorial@strategic-culture.org

Traducción desde el inglés por

Strategic Culture Foundation Sergio R. Anacona

 



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