La normalización de relaciones con Cuba es estratégica para EEUU

La reciente noticia cogió a muchos por sorpresa, ya que la posición de los gobiernos de turno en los EE.UU estuvo siempre regida por la confrontación y la intención de liquidación de la Revolución cubana durante sus 56 años de existencia.

Mucho se ha hablado por estos días sobre las causas que provocaron semejante decisión por parte de los norteamericanos. Dentro de las más discutidas teorías se encuentran, entre otras, las siguientes:

El continuado rechazo de las organizaciones internacionales al criminal embargo que se aplica por parte de la principal potencia imperialista sobre la pequeña y valiente isla.
La presión de los países latinoamericanos, que en bloque exigían a EE.UU un cambio de política.
El verdadero aislamiento que las corrientes de integración latinoamericanas provocaban hacia los EE.UU.
El prestigio ganado por Cuba en su accionar exterior y las medidas de actualización económica emprendida por el Gobierno Cubano, que han ido desarmando de argumentos a la criminal política de los EE.UU.
La maniobra de potentes círculos de poder norteamericanos imposibilitados de comercializar con Cuba.
Cambio de la opinión pública interna de EE.UU sobre el asunto.
Los reiterados llamados al dialogo por parte de las autoridades cubanas y las innumerables propuestas de colaboración en varios temas, que han sido puestas sobre la mesa por los dirigentes cubanos.
El agotamiento y desprestigio de la “oposición” interna de Cuba y el continuado fracaso de los planes de subversión y sabotaje de las agencias de inteligencia norteamericanas.

La lista puede ser un poco más larga, así como parecer que la combinación de todos estos factores al mismo tiempo, dan un producto de múltiples variables que indujeron a la toma de tan trascendental decisión. Sin embargo, en opinión de este autor, la verdadera razón del cambio de la mentalidad norteamericana en relación con Cuba, obedece a un problema netamente estratégico.

Sabido es que las grandes crisis del capitalismo mundial han terminado resolviéndose con guerras, dado que éstas ponen en funcionamiento a la industria militar -por la demanda de armamentos y municiones- alimentándose de importantes fondos públicos, para así reactivar al resto de la economía en los países imperialistas.

Pero el mundo aprende de la historia y en la actualidad es muy difícil fabricarse un enemigo o una guerra, así como acostumbraban hacer las élites del poder mundial en el pasado.

Después de la desintegración del bloque de países socialistas en la década del 90, EE.UU pasó a liderar el mundo de forma unilateral, imponiendo su voluntad a casi todos los países de la comunidad internacional.

China comenzó a posicionarse como una nueva potencia y hoy ha pasado a ser la mayor economía mundial, sosteniendo una política clara de desplazar al dólar como moneda mundial, además de venirse preparando para el cambio del sistema financiero internacional actual.

Rusia, que como parte de la URSS, fue el bando derrotado en la Guerra Fría, ha estado recuperando su papel de potencia, capaz en la actualidad de equilibrar el poder militar de los EE.UU, con su descomunal y eficiente desarrollo de nuevo armamento estratégico y disuasivo.

Las aventuras de los países imperialistas en Yugoslavia. Afganistán, Irak y Libia han sido contenidas en sus intentos contra Irán y Siria, gracias a la acción conjunta de Rusia y China.

El cerco que EE.UU ha impulsado utilizando la OTAN como punta de lanza contra Rusia, ha comenzado su declinar y tenemos la prueba en el experimento ucraniano, donde Occidente está llevando la peor parte.

Europa está empezando a reaccionar al precipicio que EE.UU le arrastra en una confrontación con Rusia, pues el teatro de operaciones en una hipotética III Guerra Mundial será nuevamente Europa y la memoria de la II Guerra Mundial está aún muy fresca en la mente de sus líderes.

EE.UU en su intento por detener el avance de China trató de movilizar su poderío militar hacia el Pacífico, pero el gigante asiático ha sabido contrarrestar y hacer fracasar recientemente esta estrategia.

El desenlace de Ucrania, en un primer momento perdiendo la estratégica región de Crimea y posiblemente el Donetsk y Luganks, sino toda Ucrania, ha hecho morder el polvo del fracaso a Occidente.

En una acción poco visionaria vinieron entonces las sanciones contra Rusia que terminaron consolidando la Unión Euroasiática, donde Rusia finalmente inclinará el eje del mundo hacia la región asiática. Todavía no terminamos de ver las consecuencias de tales medidas para la economía europea, región que está poniendo las víctimas de esta suicida estrategia.

La última de las acciones, la de hacer caer los precios del petróleo para debilitar a la economía rusa, también está logrando debilitar las economías en crisis de varios países europeos y de los propios EE.UU. Dos factores han utilizado para esta maniobra; por un lado la complicidad de Arabia Saudita cuyo régimen no será capaz de resistir 2055 bajo los precios actuales del petróleo y, el otro factor importante, el auge de la tecnología del “fracking” en EE.UU, cuya expansión deberá detenerse en los próximos meses, por lo bajos precios y por las afectaciones al medio ambiente que esta tecnología está reportando. Ambos elementos contribuirán a que se desinfle la burbuja financiera que se han montado, la cual forzosamente estallará durante este propio 2015 ó en 2016, llevando a un nuevo y quizás último ciclo de crisis de la economía capitalista.

Por si faltara poco, en mayo del 2014 Cuba y Rusia firmaron un acuerdo de seguridad mutua que, por supuesto, tiene muy preocupada a la comunidad de inteligencia norteamericana y por otra parte, el Gobierno ruso acaba de publicar una actualización de su doctrina militar, en la cual manifiesta que se reserva el derecho para utilizar su poderío nuclear, si percibe amenazada su seguridad nacional o la de sus aliados.

En este estado grave de conflagración mundial, donde EE.UU está irreversiblemente cediendo su liderazgo mundial, perdiendo aceleradamente su credibilidad como país promotor de la democracia y la prosperidad de la humanidad, tenemos que analizar la jugada de EE.UU, en su flexibilización hacia Cuba.

Los halcones estadounidenses perciben la inevitabilidad de una III Guerra Mundial y en el escenario actual, estos estrategas prefieren a una Cuba como vecino neutral, que como aliado militar del bloque China-Rusia-Irán. El Gobierno cubano siempre ha manifestado que su territorio no sería jamás utilizado para agredir a los EE.UU, pero eso no está escrito en ningún tratado.

Así que veremos posiblemente muchas acciones para atraer a Cuba hacia la órbita norteamericana y alejarla, en lo posible, de cualquier acuerdo que signifique una ventaja estratégica por la utilización de territorio cubano para el emplazamiento de unidades militares estratégicas, o como punto de reabastecimiento a solo 150 kilómetros de las costas norteamericanas.

El precio de tales, posibles e inminentes acuerdos con Cuba, bien vale la normalización de relaciones, el traspaso y reconversión de la Base Naval de Guantánamo y hasta la extensión de programas de ayuda económica para que Cuba pueda sincronizar su economía con la de EE.UU.

Por tanto, veremos en los próximos meses, impensables acciones norteamericanas a favor de Cuba. Vivir para ver.


cesar.alvarez.g1977@gmail.com


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