El aparato ideológico es utilizado para el lavado de cerebro y el control de masas

Disney, Hollywood y grandes medios de difusión son controlados por Tavistock

Desde la programación más inocente con dibujos animados dirigidos a niñas y niños, hasta las noticias emitidas por trasnacionales de la información para los mayores, todos los medios que están al servicio del sistema económico del capital, son controlados por las élites del mundo a través de una maquinaria ideológica autoconservadora del orden establecido

Año 1920, Herbrand Arthur Rusell el Duque de Bedford - Inglaterra ordena la creación de la Clínica Tavistock. En un principio sus funciones dependían del Departamento de Guerra Psicológica del ejército británico y centraba sus investigaciones en la evaluación del efecto traumático en los militares después de la Primera Guerra Mundial, intentando encontrar el punto donde los soldados cedían psicológicamente. Posteriormente, se comenzaron a realizar los mismos estudios con civiles, tras los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial ordenados por el Primer Ministro británico Winston Churchill sobre Alemania, fueron estudiadas las reacciones de las masas ante una situación de presión extrema, su punto de quiebre, y hasta dónde iban a aceptar la imposición del Nuevo Orden Mundial. Así lo afirma el ex agente ruso Daniel Estulin de contraespionaje del Servicio Federal de Seguridad (FSB), por sus siglas en inglés, en su libro “El Instituto Tavistock” (Año 2011).

Las investigaciones realizadas por Estulin y reflejadas en su libro arrojan que en 1940 el banquero estadounidense David Rockefeller adquiere la clínica y la convierte en un Instituto, de esta manera comienza a ser utilizado para la generación de contenidos para radio, televisión, cine y prensa escrita al servicio de la élite de las personas más poderosas sobre la Tierra. De Tavistock, se comenzaron a derivar cientos de institutos por todo el mundo, con las mismas características e idénticas funciones. Entre los más relevantes está la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), por sus siglas en inglés, que se transformó más adelante en lo que hoy se conoce como la Agencia Central de Inteligencia (CIA), por sus siglas en inglés, y en conjunto con la Clínica Sicológica de Harvard, ambas bajo la supervisión del psicólogo alemán nacionalizado estadounidense Kurt Lewin, fueron utilizadas para crear la sociedad de consumo que existe actualmente.

No hay casualidades en un mundo tan interconectado como en el que vivimos actualmente. El simple hecho de que consumamos masivamente y en diversas partes de la Tierra las mismas bebidas gaseosas, nos indica que hay un grupo muy poderoso detrás de esas sustancias, que además de ser altamente dañinas para el cuerpo humano, generan grandes ganancias para algunos pocos. Igualmente sucede con lo que entra en nuestras mentes a través de los sentidos, lo que vemos, oímos y leemos a través de los medios, está milimétricamente calculado para un fin. Los medios son utilizados para moldear conductas en las personas desde muy corta edad, para así crear tendencias irreversibles.

¿Walt Disney o José Guirao?
Su verdadero nombre es José Guirao Zamora, hijo bastardo del doctor Ginés Guirao e Isabel Zamora, quien escapa de España en 1901 para evitar el escándalo. Llega a la ciudad de Chicago donde entrega al niño en adopción quien fue rebautizado en junio de 1902 con el nombre de Walter Elías Disney. Tras el éxito del director, guionista y animador de caricaturas, él mismo solicita a John Edgar Hoover, director del Buró Federal de Investigaciones (FBI) por sus siglas en inglés, desde 1924 hasta 1972, que investigue toda la verdad acerca de sus padres y su lugar de nacimiento.

El escritor estadounidense y biógrafo especializado en el mundo del cine Marc Eliot en su libro “El príncipe oscuro de Hollywood” escribe: “…no me extrañaría que las dudas sobre su origen fueran utilizadas por Hoover para conseguir su colaboración con el FBI. No se sabe con exactitud cómo Hoover lo consiguió, pero a través de más de 600 páginas a las que tuve acceso, se demuestra como el FBI había aprobado su reclutamiento como agente espía…” asegura Eliot. Efectivamente, a cambio de toda la información acerca de su origen, colabora de diversas maneras en la caza de comunistas y judíos que Hoover llevó a cabo en EEUU de una manera implacable mientras estuvo al frente del FBI. Disney contrataba, investigaba durante semanas, a judíos y comunistas, algunos los espiaba durante meses y cuando ya había descubierto todos sus nexos, los entregaba a Hoover.

Al calor de la Segunda Guerra Mundial, la familia Rockefeller estaba al tanto de que Hoover tenía en sus manos a Walter Disney, fue entonces cuando decidieron emplearlo para llevar a cabo el primer experimento. En 1943 la compañía de dibujos animados lanza dos cortos de propaganda de guerra, “He Spirit of '43” y “Der Fuehrer's Face”, en castellano, “El Espíritu del 43” y “De Cara al Führer”. A través de dibujos animados lograron volcar la opinión pública de los estadounidenses para que no condenaran la participación de las tropas de EEUU al final de la Segunda Guerra Mundial.

Hollywood anticomunista
El blanco de ataque coyuntural de los Estados Unidos en la vida real, siempre ha estado representado en las pantallas del cine de ese país cuando es necesario acusarlo e inculparlo para posteriormente atacarlo.

La satanización de vietnamitas, rusos, árabes, norcoreanos y ahora algunos latinoamericanos, ha sido una constante a la hora de representar al enemigo, el terrorista o el asesino en las películas de Hollywood. Por ejemplo, al revisar la película Rambo I, los enemigos son los vietnamitas, cuando es bien sabido por todos que esa invasión de Estados Unidos le costó la vida a un millón 500 mil soldados de Vietnam, contra 50 mil soldados estadounidenses. Luego en Rambo II y III, la historia no es diferente, esta vez los enemigos son rusos. Debemos recordar que estas dos últimas películas fueron estrenadas durante la Guerra Fría.

Representa un peligro inminente el hecho de que se utilice este tipo de medios como aparatos ideológicos – culturales, pues señala que las personas reciben constantemente mensajes llenos de tendencias sin saberlo; mensajes que no pueden ser catalogados como subliminales, pero son mucho más peligrosos por que estos siempre están intrínsecamente ligados a la eliminación del otro sin mediación alguna, al enfrentamiento cuerpo a cuerpo y al sometimiento del más fuerte sobre el más débil.

Chávez en Hollywood
Al convertirse en enemigo de los intereses de los Estados Unidos, Hugo Chávez llega a la gran pantalla, para ser satanizado y ridiculizado ante la opinión pública. Apenas transcurridos 50 segundos de la película “We bought a zoo” , en castellano, “Compramos un zoológico”, estrenada en el 2012, el líder de la revolución bolivariana es presentado como un peligroso dictador que amenaza y ofende al ex presidente de EEUU, George Bush (hijo).

El cine es llevado a la realidad
Los ingleses Asa Briggs y Peter Burke en su libro “De Gutenberg a internet” dicen: “…Sin duda, cualquier intento de escribir una historia que incluya el presente como en nuestro caso, resulta interminable. El cambio tecnológico se produce cada vez más rápidamente y cualquier exposición corre el riesgo de quedar superada por los acontecimientos. Por ejemplo, este libro ya estaba en proceso de producción cuando tuvieron lugar los trágicos sucesos del 11 de septiembre. Es probable que nadie que haya visto por televisión la destrucción de las Torres Gemelas olvide jamás esas imágenes, y es probable que a los responsables del ataque les interesa más el impacto directo en los millones de espectadores que en las víctimas directas (…) Los acontecimientos del 11 de septiembre fueron nuevos, inesperados y devastadores, pero su demostración del papel decisivo de los medios en nuestra precepción del mundo presente ofrece muchos paralelismos.” Apenas caen las Torres Gemelas, EEUU genera una matriz de opinión señalando a los árabes como responsables del ataque. Con esa y otras excusas invaden Irak y la historia recién es más conocida, nunca mostraron a Osama Ben Laden, jamás descubrieron las armas de destrucción masiva por las que mataron a Sadam Husein, murieron más de un millón 500 mil personas y todavía algunos dudan del Nuevo Orden Mundial, que consiste en reducir la población y evitar a toda costa el crecimiento. El terreno donde construyeron y derribaron las torres pertenece a David Rockefeller, en capitalismo, los dueños del dinero pueden levantar y destruir lo que deseen.

Tavistock o la humanidad
Daniel Estulin en su libro el Instituto Tavistock concluye diciendo: “Lo que he descrito en este capítulo, por más horrendo e increíble que pueda parecer, no es un mito. Es la espantosa realidad de la usurpación diaria que practica el fascismo de rostro democrático en nuestra sociedad, ideada como tal en el Instituto Tavistock, con la estimable ayuda económica de la familia Rockefeller, que se remonta a finales del siglo XIX. Esta realidad, si se afronta como realidad y no como el producto de la imaginación de una persona animada por un exceso de celo, puede ser barrida de la faz de la tierra. Sin embargo, si no se la aborda de frente, dentro de un plazo de tiempo relativamente corto, todas las demás cosas que hacemos como personas, todas las esperanzas que, como sociedad, abrigamos de construir un mundo mejor acabarán estrellándose en el fondo de esa papelera que denominamos historia. Hay que decidir entre el Instituto Tavistock, patrocinado por la familia Rockefeller, y nosotros. No hay más alternativas.” La respuesta debe ser contundente, en aras de mantener y preservar nuestra especie. Urge crear mecanismos de defensa que nos lleven a nuestras raíces, donde las estructuras autoconservadoras del sistema se desplomen para entonces retomar el sentido que nunca debió haberse perdido, donde el consumo no represente destrucción y la vida humana esté por encima de cualquier otra cosa, a eso, algunos le llamamos: socialismo.

alejandrocopaven@gmail.com


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