Firme todo el mundo

Al asumir la Presidencia, nuestro Comandante eterno, el 2 de febrero de 1999, decretó la convocatoria al referéndum, y una vez aprobado, invitó a todas las Petras Gómez a postularse para la Asamblea Nacional Constituyente; así comenzó una actividad de participación política nunca antes vista en nuestro país.

Las reglas del juego fueron muy sencillas; para postularse a la Asamblea Constituyente bastaba ser venezolano por nacimiento y mayor de 21 años,(artículos 152 de la constitución), y recoger un determinado número de firmas como postulado regional y un mínimo de veinte mil para la circunscripción nacional.

El país nacional se multiplicó, primero en un sinfín de comentarios, apreciaciones y hasta especulaciones, tales como esta pequeña perla: "Con esas bases, en este país folclórico y subdesarrollado, el tarjetón electoral será una sábana inmanejable por la cantidad de postulados que se presentarán." Por cierto que este comentario es una muestra más de la baja estima que tenían los venezolanos.

La recolección de firmas comenzó tímidamente; y así como el río Orinoco, que nace como un pequeño hilo de agua, la búsqueda de firmas fue convirtiéndose en un caudal inmenso de personas sólo comparable con las caudalosas aguas de nuestro río padre.

Los que querían o no querían constituyente; los que hablaron bien y los que hablaron mal; los menores de edad, los extranjeros; desde los más encopetados a los más humildes, y hasta los no inscritos en el registro electorales de una u otra forma se involucraron en el proceso, porque no quedó un sector del soberano que no tuviera un prospecto de candidato.

Para mi esposo Vinicio Romero, candidato por la circunscripción Nacional, y para mí, esta nueva forma de participar fue y será una experiencia inolvidable. Estimulado y aupado por un grupo de compatriotas, como cualquier hijo de vecino, Vinicio mandó a retirar unas planillas al CNE y ya con ellas en la casa le manifestamos a nuestras amistades su deseo de postularse nacionalmente. Una de ellas se llevó una planilla en blanco, le colocó a máquina, nombre, cédula, circunscripción, las multiplicó por mil y las trajo a la casa. Amigos, conocidos y hasta desconocidos, no sólo manifestaron su deseo de apoyarlo con la firma, sino que retiraban planillas para fotocopiar, llenar y enviar a las diferentes regiones del país, donde tenían familiares y amigos.

Cuando ya casi finalizaba el plazo para la inscripción de candidatos, de los veinticuatro nacionales que debían integran la ANC, apenas se habían inscrito ocho, y los regionales no pasaban de sesenta, por lo que todos comenzaron a apurar el paso y no quedó reunión, fiesta, calle, plaza, boulevard o centro comercial de Venezuela en el que no apareciera alguien solicitando la firma para determinado candidato y aunque no comulgara con sus ideas ¿Quién le negaría su firma al amigo? Las planillas firmadas llegaron a valer más que el oro, tanto así que las robaban. Candidatos había para todos los gustos y sectores como las múltiples recetas de arroz que trajeron nuestros amigos al encuentro constituyente que realizamos en casa, para distribución de planillas y recolección de las ya firmadas.

Los venezolanos tenemos fama de dejar todo para última hora, pero en defensa de ese concepto les diré que en esta oportunidad está más que justificada la tardanza, ya que no sólo se trataba de reunir las firmas, sino de revisar si todo estaba en orden; descartar las que tenían la fecha del día en que firmaron por la de nacimiento, esto, por supuesto, por descuido involuntario y las de algunas mujeres que obviaron la fecha por ese prurito de esconder la edad.

Luego seguía el proceso de contar, cerrar las planillas incompletas con una raya perpendicular, totalizar el número de firmas por planillas, encarpetar, foliar e identificar por fuera. En el caso nuestro que presentamos 33.280 firmas, más de 13 mil por encima de lo exigido, después de una intensa jornada que iniciamos con la ayuda amigos incondicionales, el viernes 12, concluimos el lunes 14 a las nueve de la mañana ya listas para presentar formalmente ante el CNE.

El resultado final fue de 104 candidatos nacionales y 926 regionales para un estimado de más 10 millones de firmas ¿Qué tal? En número de participantes no fue ni tan exagerado como se especuló al principio, ni tan pocos como también se pretendió especular, tratando de insinuar indolencia hacia el proceso.

Muchos se quedaron en el camino, además de algunos nacionales que al no poder completar las firmas, optaron por candidaturas regionales. Anécdotas, a granel. Una de ellas es la de un candidato a quien le informaron que le estaban enviando una planilla del interior del país, pagadera a destino y cuando retiró el sobre, una vez cancelado más de cuatro mil bolívares, al destaparlo se encontró con una planilla con 4 firmas, es decir que cada firma le costó más de mil bolívares. La carrera final fue tan excitante que el martes 15 de junio el país amaneció como en una modorra, y no era para menos.

A dieciséis años de aquella excitante y masiva participación política, gracias a la siembra de nuestro Líder eterno, Nicolás Maduro, hijo de Chávez y Presidente obrero, no sólo ha convocado a pueblo venezolano, sino que ha estimulado a los pueblos del mundo, a firmar, para solicitarle a Obama, que derogue el decreto que irrespeta nuestra soberanía, en el que afirma, que Venezuela es una amenaza para los Estados Unidos.

Aquí en República Dominicana apostamos recoger un millón de firmas, y lo estamos logrando, estoy plenamente convencida que con el golpe económico y todos los ataques sin tregua, vamos a lograr el objetivo propuesto, demostrando así, que nuestro proceso revolucionario bolivariano y socialista, que iniciamos en 1999 no tiene regreso. Una vez más ¡Venceremos!



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