El Imperio y la Espada de Damocles

"Sólo triunfa en el mundo quien se levanta y busca a las circunstancias y las crea si no las encuentra".

Simón Bolívar

El autor de esta leyenda o historia de un hecho real fue el historiador Timeo de Tauromenio (s.IV a.C.), quien la narró en su historia sobre Sicilia, conquistada por Agatocles en el año 316 a.C. La historia fue popularizada por Cicerón y por Horacio en el siglo I antes de Cristo.

Damocles era un cortesano de Dionisio I el viejo, aquel tirano de Siracusa que hizo vender a Platón como esclavo. Cuenta la leyenda que, envidiando el poder y la riqueza del regente, Damocles extendía por la corte habladurías sobre la abundancia en la que vivía Dionisio. Como llegaran a sus oídos tales rumores, quiso el tirano hacer que Damocles se metiera en sus zapatos, por lo que le propuso intercambiar los papeles por un día y ordenó que fuese servido con toda la grandeza, suntuosidad y regalo con que era servido él mismo.

Inmediatamente, se organizó un banquete en su honor, en el que no faltaba nada: comida, música, bellas mujeres. Sin embargo, Dionisio había ordenado, también, que, sobre Damocles, se colgara de un pelo de crin de caballo una espada bien afilada. De tal modo que la espada no estaba nada segura sobre la cabeza de quien disfrutaba de tan ricos manjares.

Cuando Damocles descubrió la espada sobre él, se "chorreó" todo por el peligro cercano de muerte. Y se olvidó de la vajilla y los cubiertos de oro, de los vasos tallados, de los perfumes, de la música y de las bellas bailarinas. Y, aún más, haciendo caso omiso de todos los ministros que le adulaban y le servían, suplicó a Dionisio que le diera licencia para volver a su modesta casa con su esposa.

Mas tarde Horacio retoma la narración de la leyenda y termina, en sus Odas, con una moraleja: "para quien ve una espada desenvainada sobre su impía cabeza, los festines de Sicilia, con su refinamiento, no tendrán dulce sabor, y el canto de los pájaros y los acordes de la cítara no le devolverán el sueño".

Traigo a colación esta leyenda a raíz del nefasto decreto, del también nefasto Obama y la repercusión que ha tenido nacional e internacionalmente. Para mí no hay duda, la intención del imperio es suspender sobre nuestra nación y sobre nuestras cabezas una espada o hacha bien afilada (léase bombas a lanzar por drones dirigidos por satélites). Hay que convencerse que Obama ni los gobiernos sucesivos de EEUU nunca derogarán el susodicho decreto (observemos el caso del bloqueo a Cuba ¡50 años!). Les interesa mantener esa espada o hacha ahí donde la pusieron y mantendrán su borde bien afilado hasta que les interese o hasta que puedan apoderarse de todos nuestros recursos o de la mayoría de ellos. Tenemos la ventaja de que ahora no estamos solos, hay un concierto de naciones y un pueblo que nos apoya, pero hemos de estar alerta siempre, cualquier descuido dará al traste con el proceso revolucionario. Hay que radicalizar la Revolución como pidió el presidente Maduro y el país como un todo debe apoyarlo. ¡Pueblo y más Pueblo!

Hay que terminar de anular la camarilla de apátridas que conspiran y actúan contra el país y su pueblo ¡Leyes tenemos! ¡Ya basta de impunidad! ¡Derrotemos la fuga de divisas, la especulación y el acaparamiento! ¡Tenemos como hacerlo: con el pueblo! ¡Aprovechemos la coyuntura de que la oposición está de capa caída! Solo si podemos quitarnos la espada, oxidar o amellar su filo o torcer el brazo de quien la empuña podremos triunfar.

Tenemos que contar con nuestro pueblo y los de nuestros hermanos latinoamericanos y del Caribe, no podemos ni debemos contar con el pueblo norteamericano, porque ese pueblo lleva dormido mucho tiempo y no despertará todavía. Estoy convencido de que en el fondo están de acuerdo con las sinvergüencerías que ha cometido y sigue cometiendo su gobierno ¡Al fin y al cabo se trata de su supervivencia y de que llevan la cultura imperial y guerrerista hasta en los tuétanos.

¡VENCEREMOS!

Ing. Manuel Vásquez

laboladevasquez@gmail.com



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