El pueblo venezolano reclama su Esequibo

Para entender el reclamo de Venezuela en el seno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el año 1966 hecha por su Canciller: Marco Falcón Briceño, atribuyéndose para el país la propiedad de de 159.500km/2, sobre el Esequibo, es necesario hurgar en la historia reciente de 115 años, momentos en los cuales, se nos arrebato ese territorio producto del Laudo Arbitral de Paris, ocurrido el 3 de octubre de 1899.

Dicho Laudo más que arbitral fue arbitrario, ya que el mismo fue el producto de una componenda entre Estados Unidos, Gran Bretaña y Rusia, para desposeer a Venezuela de parte de su territorio, quienes se erigen como jueces, para dirimir un conflicto donde una de las partes, quien desposeía (Inglaterra), desde un principio se negó a sentarse a debatir con el estado desposeído (Venezuela), quedando dicha representación en manos de EE.UU, debido a la concepción norteamericana de la doctrina Monroe “ de América para los americanos”. Abrogándose la defensa del territorio en esta disputa, frente al Reino Unido, propietario para aquel entonces de la Guyana Británica (20 mil millas; 37.000 km/2), que esta había comprado en 1814 a Holanda.

En esa lucha desigual, le toco al país solo presentar sus documentos de propiedad, que datan desde 1777, basado en el principio del “Utis possedeti Iure” (como poseías seguirás poseyendo), desde la Capitanía General de Venezuela se extendía su territorio por el limite Este con la línea media del Rio Esequibo, desde su desembocadura hasta la salida al Océano Atlántico. La tradición legal de ese territorio parte de la independencia de Venezuela de 1810 y el Reino Unido se presentó con un mapa cuyos límites había establecido en 1840, Robert Schomburgk, quien había sido comisionado por el Reino Unido, para verificar la compra de ese territorio, y el cual extendió el límite hasta las bocas del río Orinoco, lo que es hoy Delta Amacuro y parte del Estado Bolívar, desde allí se comenzó a fraguar el despojo, Reino Unido pasó de 37.000 km/2, a querer anexarse 203.110 km/2, todo con la intención de apoderarse de las bocas del Rio Orinoco.

A pesar de las denuncias hechas por Venezuela y la opinión internacional en contra de ese vil despojo de 159.500 km/2 del territorio venezolano, este se concretó. Un escrito hecho en 1944, por uno de los abogados norteamericanos, quien asumió la defensa de Venezuela en ese Laudo en representación de los EEUU, Severo Mallet Prevost, publicado a mandato de este después de su muerte, puso al descubierto la falsedad del Laudo, donde el Juez Ruso Martens en busca de la unanimidad de criterios sobre el Laudo, les informo que los ingleses, estaban dispuestos a votar a favor de los limites de Schomburgk y con ellos Venezuela perdería hasta las bocas del Orinoco, pero que si ellos dejaban la pretensión de marcar el limite desde Moroco, el podía lograr que estos, transigieran y entregaran la boca del Orinoco, los representantes norteamericanos cedieron ante lo solicitado, pero en su mencionado escrito Mallet Prevost, afirmó que “Gran Bretaña despojo a Venezuela de un inmenso territorio sobre el cual a su juicio esta no tenía ningún derecho”.

Ante tan contundente evidencia de ese abogado, se baso la denuncia hecha ante la ONU, en 1962, por el despojo de ese territorio, producto de los vicios que en él se dieron y solicitando su nulidad absoluta. Esta solicitud se reconoce en 1966, en el Acuerdo de Ginebra nombrándose una comisión mixta, para buscar una solución que ponga fin al conflicto, pero estas conversaciones se enfrían y se retoman en 1970, con la firma del protocolo de Puerto España, donde se prorroga la discusión por 12 años, transcurridos estos, Venezuela decide no continuar con ese tratado y se acoge al acuerdo de Ginebra, con la intermediación de la Secretaria de las Naciones Unidas, se nombra un buen oficiante, este muere y aún se desconoce lo que avanzo en dicha conciliación.

En el acuerdo de Ginebra, se reconoce a Venezuela considerar nulo e irrito el Laudo Arbitrario que la despojo de su territorio y donde el Reino Unido en representación para ese momento de su colonia Guyana Británica, lo firmó y cuando en 1966, Guyana se independiza ratifico el acuerdo de Ginebra reconociendo la reclamación de Venezuela sobre ese territorio, que ellos tienen bajo su administración, pero que es patrimonio venezolano.

En los actuales momentos, hemos visto como la República Federativa de Guyana, ha estado haciendo el juego a la voracidad norteamericana, entregando a la Exxon Mobil, concesiones para exploración petrolera en aguas venezolanas, sobre las cuales unilateralmente demarcó como suyas, desconociendo el diferendo, ante esta reiteradas violaciones por parte de Guyana, Venezuela emite un decreto en mayo 2015, sobre la ampliación de su reclamación marítima y el resguardo de las mismas por su armada, como un problema de seguridad y defensa nacional de su fachada atlántica.

El decreto 1787, realizado por Venezuela reivindica el derecho internacional venezolano sobre su territorio y de no hacerlo perderíamos dos cosas: la salida al Atlántico y parte de la plataforma continental del Estado Delta Amacuro, territorio sobre el cual no hay discusión, ya que no forma parte del diferendo.

Uno de los tantos problemas que ha tenido la reclamación del Esequibo, es que en el imaginario colectivo del venezolano, se ha ido desdibujando del mapa esa parte del territorio, antes nos aparecía con unas rayas, luego se mutiló y ya cuando los niños y jóvenes de hoy se les pide dibujen el mapa, su inmensa mayoría lo hace sin esa parte, por otro lado su enseñanza en la historia se hace a vuelo rasante y como última conclusión: El Esequibo es nuestro y está en reclamación. Sobre este tema hay que impulsar un debate nacional para rescatar la memoria histórica de nuestro pueblo, sin poses guerreristas, ni falsos nacionalismos.

Por otro lado, el gobierno venezolano debe seguir asumiendo posiciones firmes ante la defensa de su territorio, porque lo que está en juego es la soberanía, y en ella se destacan dos elementos a considerar en esta reclamación: territorio y población, es decir, casi el 70% del territorio de Guyana está sujeto a reclamo por Venezuela, población hacia la cual hay que diseñar una política coherente de asistencia, educación e incorporación a nuestro gentilicio, a la lengua, por ello se debe ser muy estratégicos para atraer esa población y que se sientan ciudadanos venezolanos y no población en reclamación, lo cual los deja en una situación antijurídica, porque se tiene o no se tiene una nacionalidad y con ellos los derechos que de ella se derivan y quien es dueño actúa como tal en Derecho Internacional Público, de allí que Venezuela debe crear el Estado Esequibo, con todo lo que esto implica, sobre ese territorio que es más grande que los Estados centrales.

Por último, y a lo mejor de manera simple para muchos, considero que este diferendo debe resolverse es de manera bilateral, es decir, sentándose en mesa de diálogo Venezuela y Guyana, sopesar la ganancia y pérdida real de cada país, en términos de territorio, población y recursos, entender que negociar no es perder soberanía, Guyana no estaría dispuesta a perder el 70% del territorio, pero Venezuela no puede ceder los 159.500 km/2, que le arrebataron, con el solo reconocimiento por parte de Guyana, del derecho que Venezuela tiene sobre el mismo, y aplicando principios de internacionalismo proletario, se puede negociar: explotar juntos parte de ese territorio, ayudar al desarrollo de esa región, asistir a los indígenas habitantes mayoritarios del mismo, defender su ambiente del abuso de la extracción ilegal de recursos mineros, entre otros tantos males que aquejan el territorio.

En caso contrario quedaría el camino, de tratados internacionales bajo la óptica de terceros o simplemente ir a contiendas o enfrentamientos que no beneficiarían a ninguno de los dos países y que es la eventualidad que solo le interesa a quien quiere quedarse con todas las riquezas allí contenidas, el voraz capitalismo. Guyana y Venezuela son pueblos hermanos siamesas en ese territorio, que la separación no afecte, ni enemiste sus pueblos, por el contrario que sirva de impulso y desarrollo para ambos países.


nialexisagreda2014@gmail.com


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