La historia, testigo fiel del Esequibo

El desarrollo de intereses neoliberales, transnacionales y corporativos, de concentración particular y egoísta del poder económico centrado en el uso irracional de las materias primas, de los recursos energéticos, de la biodiversidad sitúan e inscriben a Venezuela en la trama o lógica invasiva y destructora del capitalismo que acentúa aún más la profunda crisis geopolítica y socio-económica que nos acecha. En este sentido, los intereses neoliberales nos golpea brutalmente promoviendo contradicciones sociales y desviaciones anti-humanistas, centralizadas en la escandalosa desigualdad y distribución de riquezas, el consumo compulsivo, la concentración de poder económico en manos de las grandes corporaciones y transnacionales; buscando así adquirir dentro de nuestro contexto social (geopolítico y socio-económico) prácticas de manipulación, represión, exclusión y sojuzgamiento.

Para ello debemos irrumpir desde y con las bases, es decir, en colectivo el escenario que el capitalismo nos desea marcar, y continuar el camino de cambios profundos que hace 16 años nuestro comandante Chávez abrió y en el cual se reconoce nuestra trama histórica común. En otras palabras a partir de nuestra ideología socialista empuñar con orgullo, ímpetu y compromiso de lucha antiimperialista la espada de Bolívar y continuar el camino que Chávez nos trazó para defender y consolidar nuestra emancipación, para seguir construyendo un mundo más justos, más inclusivo, más humano, que abre el horizonte hacia la consolidación de una realidad geopolítica y económica multipolar, sostenido en la reciprocidad, el reconocimiento, la integración, la solidaridad, el respeto a nuestra soberanía e identidad cultural y memoria histórica.

Tomando esta iniciativa debemos enarbolar nuestra bandera nacional y defender desde las entrañas del pueblo, del barrio, del callejón, de la calle, del campo, del caserío, del peñero, del cerro, del consejo comunal, del seno de las fuerzas armadas y de las aldeas indígenas nuestro territorio nacional que como diría el Comandante Chávez el 30 de Enero de 2000 en Ciudad Bolívar “Tiene tanta tradición esta tierra, tiene tanta historia, tanta leyenda, incluso tiene tanto potencial, además para jugar un rol cada día más importante en la vida nacional, en el futuro nacional”, y eso incluye la extensión territorial de 159.542 km2en la Guayana Esequiba, pues como relata las declaraciones oficiales en la memoria presentada por Francisco A. Zea como Ministro de la Gran Colombia en Londres (1821) y citado a su vez en 1824 ante el Gobierno Británico por José Manuel Hurtado “ ..La República de Colombia hoy en día de los pueblos conocidos antes bajo los nombres de Venezuela y Nueva Granada, está situada en el corazón de la Zona Tórrida en la América meridional. Este bello y rico país se extiende por la mar del Norte desde el río Esequibo, o confines de la provincia de Guayana, hasta el río de las Culebras que la separa de Guatemala...”

No obstante, a partir de 1834 el descubrimiento por parte del explorador Robert Herman de valiosos yacimientos de hierro y oro estimuló la apetencia británica sobre el territorio, comisionando una nueva demarcación de aproximadamente 159.500 km2 hacia el Oeste de Guyana Inglesa hasta la desembocadura del Orinoco que arbitrariamente en 1899 con el llamado Laudo de París nos quitan, sin embargo en 1962 Venezuela presentó ante las Naciones Unidas pruebas que demostraron la nulidad del Laudo y en 1966 luego de la declaración de la independencia de la Guyana Británica, se firmó el Acuerdo de Ginebra, en el que el Gobierno Británico considera nulo e inexistente el Laudo de 1899 y reconoce una vez más a Guayana como territorio venezolano.

Entonces ¿Por qué ahora pretenden despojarnos de nuestro territorio?, esto sin importar los fundamentos geográficos e históricos que esgrimen la Provincia de Guayana como parte del territorio venezolano desde los tiempos coloniales con las llamadas Cédulas Reales y que se mantuvieron durante la conformación/disolución de la Gran Colombia y las diversas guerras emancipadoras a través del principio de Utis Possidettis Juris; y Gran Bretaña había reconocido en un primer momento con las declaraciones de 1824 y luego con el Acuerdo de Ginebra. ¿Será qué esta nueva arremetida supone que el imperio quiere mantener y prolongar los enclaves coloniales en Suramérica como en las Islas Malvinas y la Guayana Francesa?, es evidente, en esta coyuntura, que los poderes imperiales con la presencia de sus transnacionales necesitan un sentido de territorialidad en el cual se pueda dar más que dictámenes, desde sus alejadas metrópolis, direccionalidad in situ a sus planes de vasallaje y sometimiento.

Ante la situación planteada ¿Supone esto una lucha radical orientada a la causa antiimperialista contra los vicios y/o prácticas egoístas, manipuladoras y desleales del neoliberalismo?


“Soy un convencido de que en la historia están las claves del presente y las fórmulas para construir un futuro mejor”. Hugo Chávez Frías, 2005.


yindridv@gmail.com
Estudiante de Comunicación Social, Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV).


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