Venezuela y el ex-presidente español

Las personas valen las causas por las cuales están dispuestas a vivir, e incluso a morir. Las del señor Maduro, quedan reflejadas en el duro, pero glorioso y transcendente testigo heredado de Hugo Chávez: amamantar los sueños de felicidad de su pueblo, continuar construyendo un modelo democrático y económico basado en la igualdad, en el respeto a la biodiversidad y en el poder popular y el de proseguir edificando el sueño de Bolívar, de tantos latinoamericanos y de tantas personas que aman a Latinoamérica: una Patria grande latinoamericana, independiente, soberana y dueña de su destino y de sus recursos. Y todo ello sin descanso, enfrentándose a las perversas embestidas internas y externas del imperio neoliberal y al continuo desprestigio de su imagen y la de Venezuela, por parte de los grandes medios. Todos saben que Maduro está dispuesto a ofrecer su vida por tan digna misión.

Es muy fácil descifrar las causas que mueven al señor X de los GAL: Medrar en las tinieblas del poder neoliberal, codearse con la Jet set internacional y el atesoramiento personal (¿Cuánto habrá tenido que pagar el mandatario español para ser millonario?, se preguntaba un conocido escritor español hace unos días).

El expresidente español, desde antes de tomar el gobierno, ya tenía fraguado traicionar a su patria vendiendo a Europa, y a distintas transnacionales, los recursos del pueblo español, que es el verdadero dueño del patrimonio nacional, tal como hoy ocurre en Venezuela. Justo antes de asumir la presidencia, España poseía un privilegiado espacio en los sectores industriales, agrarios, comerciales y tecnológicos de reconocido prestigio mundial. Poco a poco, fue desmantelando sectores estratégicos, como el naval, el siderúrgico, el de automoción, el pesquero, el ganadero, la agricultura…Así como malvendiendo importantes empresas nacionales, como, por ejemplo, Galerías Preciados al magnate venezolano Gustavo Cisneros. Y un largo rosario como las eléctricas, Gas Natural- en la que es componente del Consejo de Administración-, petróleo, transporte aéreo, telecomunicaciones, aeronáutico, tabaquero, siderúrgico…Todas estas grandes empresas proporcionaban unos importantes recursos económicos al Estado, que hoy han dejado de percibir. Se privatizaron bajo la asistida excusa de que eran deficitarias.

El expresidente español recogió el testigo de una social democracia, que había impulsado el estado del bienestar en Europa, y dejó la herencia española de una social democracia entregada al cruel Neoliberalismo. Gran prestidigitador en estas lides, como cuando volvió a engañar al pueblo español con su campaña: “OTAN de entrada NO”, y terminamos entrando. O cuando, desde las tramoyas del poder, presionó al presidente. Zapatero para que, sin el obligado referéndum nacional, modificara el artículo 135 de la Constitución para que se priorizara el pago a los bancos sobre el gasto social (inversión social en Venezuela). Ello provocó brutales recortes en sanidad, educación, inversión pública, originando desempleo, los inhumanos desahucios, con sus múltiples suicidios, y tantas otras lacras sociales, laborales y económicas como se están produciendo en España.

Visto todo lo anterior, y mucho más, es fácilmente comprensible que el expresidente español defienda mediática y políticamente a un correligionario en el actuar ideológico y marrullero, aunque este haya delinquido grave y demostradamente en repetidas ocasiones; participando activamente en el golpe de Estado del 2002 contra Hugo Chávez- que lo amnistió posteriormente-, incitar a los sucesos del 2014 (intentona golpista) que causaron 43 muertes e incontables daños contra el mobiliario urbano y preciada floresta, desvío de fondos públicos durante su mandato como alcalde, y nuevamente inhabilitado por la Contraloría General de la República, ante un conflicto de intereses por su responsabilidad en Petróleos de Venezuela, así como otras lindezas.

La esquizofrenia del expresidente español, le ha llevado a la decrepitud de comparar al sanguinario Pinochet con Nicolás Maduro (Este mandatario debe saber que cuando arremete contra Maduro, está atacando a la mayoría del digno pueblo venezolano). Ello ha provocado tal carcajada a nivel internacional que, hasta en su mismo entorno, han visto descubiertas, desmontadas y ridiculizadas las intenciones de su defensa a López. Tal es su obsesión contra Venezuela, que sus declaraciones lo han sumergido en el pozo de la senilidad política, perdida del raciocinio y credibilidad personal. Este señor debería olvidarse de Venezuela, con mejores ratios sociales, económicos y democráticos que España (tal y como cualquier ciudadano puede constatar, transcendiendo las versiones de la prensa comercial y convencional), y centrarse en intentar arreglar los graves desechos ocasionados a su país. Pero, después de lo acontecido últimamente, ni por aquí lo querrán ver. Mejor que se quede en su nueva patria colombiana, tomando el sol en esos yates de lujo, que tanto le gusta, o paseando su arrogancia por las grandes avenidas comerciales.

Son las causas y coherencia de vida, y no las palabras, lo que animan a seguir la estela de una persona, a empujar su mismo carro y a enamorarse de su proyecto. Nadie duda de que cuando Jesús dijo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” todos los que le rodeaban sabían que era cierto, sólo los que le mataron se mofaban de sus palabras y recriminaban sus acciones. Pero sus palabras de liberación, igualdad y fraternidad, hoy continúan teniendo eco para todas las personas que creen en el amor, como arma fundamental para conseguir la llegada del verdadero ser humano, que cada vez está más cerca, por mucho que se obstinen los altavoces del imperio en ocultarlo, o difuminarlo. Por eso la resonancia de Chávez cada vez es mayor. Y por ello, Nicolás Maduro, pasará a la historia como otro gigante que empujó al mundo hacia su verdadera vocación de felicidad, gracias a su esfuerzo por impulsar la mesa compartida.

*Comité Oscar Romero de Cádiz

 

pcastilla_m@yahoo.es



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