Por fin Colombia invadió a Venezuela

No hizo falta que un ejército del país vecino viniera hasta las fronteras venezolana. No hizo falta que más de seis millones de desplazados colombianos nos arrebataran las calles. No hizo falta que la delincuencia de ese país viniera a la nación de Bolívar para atemorizarnos. No hizo falta que venezolanas y colombianos se casaran para vivir como ciudadanos de manera legal. La incursión fue silenciosa, sin apuros, sin armas, ni drones, ni militares ni paramilitares. Simplemente llegaron con sus productos de primera necesidad, y sin mediar palabras nos rendimos ante ellos.

Por algún motivo macabro que aún desconocemos, los comerciantes venezolanos aceptaron de buena a primera la invasión de mercancía del país contiguo sin protesta alguna. El asalto nos sorprendió y confundió; nos dejó desalentado. No lo creíamos al principio, pero no quedo otra que mirar el producto, entre ellos se encontraban: crema dental, jabón de baño, harina de maíz, arroz, leche, entre otros. Observamos el empaque, la marca, buscamos los ingredientes con la cual fueron elaborados, el olor que emana, su textura, la calidad. Más aun, indagamos vía internet por varias páginas digitales para revisar el nombre comercial que la identifica, en busca de información veraz sobre eso bienes traídos de Colombia totalmente desconocidos para nosotros los venezolanos. La información virtual menciona que no son productos de alta calidad, ni de fácil acceso de compra para la población de escasos recursos financiero en el país vecino debido a alto costo. Para la clase llamada media en Colombia, solo puede adquirir un producto de esos vendidos aquí porque a ellos también se les dificulta poder comprar esa mercancía calificada de primera necesidad.

Confieso que la investigación me inquieto y preferí hacer cola de madrugada en un conocido local farmacéutico de Cabimas porque me niego a rendirme por causa de una guerra económica impuesta por los empresarios venezolanos, a pesar que el gobierno le proporciona dólares para que trajeran y empacaran los productos de alta demanda nutricional; estos no lo hicieron y el pueblo venezolano está casi de rodilla ante los comerciantes inescrupulosos colombianos que venden sus mercancía de forma descarada sin control ni supervisión de los entes gubernamentales quienes se hacen de la vista gorda y los dueños de supermercados a quienes parece le colocaron un adhesivo en la boca y en la mente para que no hablen ni piensen en su país. No hicieron falta tanques, bombas, tratados internacionales, ni decreto Obama. Vinieron los colombianos cual cascabel, inyectaron su veneno y el venezolano acepto la invasión de mercancías sin poder pelear por su dignidad. QUE TRISTEZA.



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