¿A quién nos enfrentamos? La agresión imperial contra Venezuela (III)

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Cuando veas a un gigante, examina antes la posición del sol,

no vaya a ser la sombra de un enano.

Refrán alemán


LA AGRESIÓN PREVENTIVA EN "DEFENSA" DE LA DEMOCRACIA

Cuanta importancia tiene la memoria histórica de los pueblos, sea esta reciente o del pasado. Cuanta importancia tiene el recuerdo. Por eso: está prohibido olvidar.

A finales de los años ochenta de la centuria pasada, la onda neoliberal comenzaba a mostrar sus falencias y a perder espacio. La magnitud que se le había otorgado al derrumbe del bloque soviético; a la caída del muro de Berlín y la consecuente reunificación alemana; a los avances macroeconómicos de los tigres asiáticos; a las potencialidades que se le asignaban a los "milagros" económicos de Argentina, Chile y México, hicieron creer que el "novedoso" modelo de desarrollo basado en la totalización del mercado sería la salida a la situación de crisis vivida, de distinta manera y con desigual intensidad, en la mayor parte de los países del orbe.

De manera paradójica en la Rusia "neoliberalizada" el socialismo no ha muerto; la Alemania unida no se convirtió en el gigante que se anunciaba; la Unión Europea tampoco ha logrado satisfacer las expectativas creadas con su creación; los tigres asiáticos perdieron su encanto y hoy se sostienen sobre bases estructurales frágiles amparadas por el estado; Argentina, Chile y México han pagado un altísimo costo político y social en la implementación de tales políticas. En el caso argentino, los arrollo el "corralito"; en el caso chileno, la herencia de la dictadura de Pinochet no ha sido superada; en el caso mexicano, el derrumbe de la hegemonía del PRI y la situación socioeconómica y política que se vive en la nación Azteca, constituyen la mayor evidencia del fracaso del neoliberalismo en esas naciones.

Por lo que, el reto planteado para los pueblos latinoamericanos no es menor. Imaginar el diseño de un nuevo modelo de desarrollo constituye, de tal manera, una imperiosa necesidad. El mismo tiene que privilegiar la problemática social por sobre cualquier otra: la pobreza, el desempleo y la exclusión social constituyen problemas sin cuya eliminación resultará inviable cualquier plan de desarrollo, e imposible la superación de los límites que tiene la democracia como sistema político, en nuestras naciones.

Es por ello que, en Venezuela, desde 1999 nos hemos planteado construir una nueva modernidad. Una nueva hegemonía. Ya que, como decía Antonio Gramsci, la hegemonía debe ser entendida como el resultado de la relación que se da entre los distintos factores que participan en la lucha por el control político de la sociedad. Por lo que, la hegemonía, entendida como categoría de análisis, nos permite comprender, de manera clara, el problema de la dominación; así como también el consenso respecto a esa dominación, el cual se establece a través del sector social dominante, que gira en torno de un aparato político institucionalizado y determinado por una concepción ideológica que le da sustentación.

Para Gramsci, la relación entre el Estado y la sociedad civil es de suma importancia, por lo que, se hace necesario conocer el desarrollo histórico de las formaciones sociales para poder comprender la manera como se conforma la hegemonía en una determinada sociedad.

Es esta interpretación de la hegemonía, como un concepto que va más allá de la simple concepción reduccionista que la percibe sólo como dominación, lo que nos permite entender la complejidad de los hechos sociales, percibirlos y analizarlos de manera integral; ya que, como lo han dicho Laclau y Mouffe: El concepto de hegemonía no surgió para definir un nuevo tipo de identidad en su relación específica, sino para llenar un hiato que se había abierto en la cadena de la necesidad histórica.

El concepto de hegemonía debe tenerse, entonces, como la base para el análisis de los problemas político-sociales de Venezuela. Citando de nuevo a Gramsci, tenemos que para él: No debe olvidarse que el error en que se cae a menudo en el análisis histórico consiste en no saber hallar la relación entre lo permanente y lo ocasional, incurriéndose o en la exposición de causas remotas como si fueran las inmediatas, o en la afirmación de que las causas inmediatas son las únicas causas suficientes.

Es por ello que, al proponernos fraguar una nueva modernidad para nuestro país, no podemos dejar de tener presente que la modernidad ha sido concebida como un período histórico, en el cual la sociedad es interpretada, y también tratada, a partir del concepto de la racionalidad formal "de la racionalidad medio-fin", concebida a partir del individuo para imponerse a la sociedad entera.

Como corolario de esta concepción de la modernidad apareció la dimensión del progreso técnico-económico, basado en el progreso infinito. Para ello, no se tuvo presente que la modernidad no es una idea, un pensamiento, sino que es una época histórica concreta.

En tal sentido, la modernidad que se fundamenta en la racionalidad medio-fin, como racionalidad que une el pensamiento causa-efecto de las ciencias naturales con el pensamiento medio-fin de las ciencias sociales y los une, a su vez, con el mercado y la propiedad privada, no puede ser una racionalidad que de explicación a la transformación que se requiere en este tiempo, porque es -precisamente- esa racionalidad, el origen y fundamento del sistema capitalista, el cual queremos transformar.

Por ello, decimos que la edificación de una nueva modernidad para nuestro país, debe hacerse no sólo a partir de la relación clase dominante-Estado; si no también, clases populares-Estado, para poder establecer en qué medida esta última podía permitir el desarrollo de una nueva acción hegemónica.

En Venezuela avanzamos en la construcción de un sistema democrático participativo y protagónico, en donde el pueblo es el sujeto y objeto principal, por ende, verdaderamente democrático. Que hunde sus raíces en lo que hemos sido, somos y queremos ser. Que entiende que una verdadera democracia política es aquella que reconoce y garantiza el respeto de los derechos humanos de los ciudadanos; todos, no sólo los jurídicos y políticos, sino también los económicos, sociales y culturales. Que permite el disenso. Que la idea del otro, que la confrontación, que la oposición a las normas tradicionales, son parte de ella. Son su esencia y razón de ser.

De igual manera, avanzamos en la edificación de la democracia económica. La riqueza de nuestra nación no podía seguir siendo colocada al servicio de unos pocos, de manera exclusiva al gran capital. Dicha riqueza tiene que ser socializada; para ello, establecimos una más equitativa distribución y redistribución de la misma. Avanzamos en el fraguado de una economía para la vida.

Estamos haciendo de la democracia un proyecto de "identidad ética". Porque la relación existente entre la ética y la política nos permite estudiar y conocer los demás problemas relacionados con la política, entre otros, "los ámbitos público y privado, las cuestiones de la justicia y de la vida buena, la autonomía y la solidaridad".

Es por ello que, al hacer una revisión crítica de los postulados de la teoría capitalista de la democracia, nos enfrentamos a su concepción. No olvidemos que la democracia es un proceso que requiere de evaluación permanente, de autoconocimiento y de autocrítica. La democracia es un constante estar haciéndose. Tiene su dasein y su anti dasein.

Hay que tener presente, asimismo, que el "sujeto colectivo, como marco de referencia de la ética y la política, involucra la necesidad de autocomprensión y de cuestionamiento de lo que se quiere hacer y de cómo hacerlo". Razón ésta que explica por qué "el problema de la identidad ética y política se vinculó inmediatamente al problema de la construcción de la democracia".

Necesario es tener presente, entonces, que la democracia es el derecho que tienen el pueblo a vivir una vida mejor. A vivir como seres humanos y no como objetos. Una vida en donde puedan hacer realidad sus sueños. Una vida en donde sienta que es un ser emancipado verdaderamente libre.

Se trata, por tanto, de concebir la democracia como un proyecto intersubjetivo, para lo cual se requiere -a su vez- de una gran imaginación tanto en lo político como en lo moral. Que, aun siendo cuestionadora, no niegue el cumplimiento y respeto a las normas que regulan el funcionamiento de la sociedad, entendiendo siempre que la sucesión de las normas se hace con el objetivo de lograr un mejor funcionamiento de la misma sociedad.

Ello con el claro propósito de alcanzar la soberanía popular, lo cual permite pensar la democracia como procedimiento, lo que conduciría a la socialización de todos los ciudadanos, a partir de una base cultural y política común.

Vista, entonces, la democracia desde una perspectiva como la señalada, como parte de un "proyecto de identidad compartido", es por lo que concebimos el Socialismo del Siglo XXI, como un proceso de rupturas. No sólo con el sistema capitalista, sino con quienes se han creído ser los únicos dueños de ese pensamiento y de la posibilidad de construir ese modelo de sociedad.

El Socialismo del Siglo XXI es un proceso que debe ser construido a partir del fraguado de un sistema productivo diversificado y sustentable, por su eficiencia y su eficacia; capaz de garantizar la generalización de los beneficios económicos, como fórmula de equidad en el acceso al bienestar de toda la población.

La construcción del Socialismo del Siglo XXI es un proceso revolucionario, que rompe de manera radical con las bases económicas, políticas y sociales de lo que fue la Venezuela reformista y neoliberal, que sustentaron los partidos y gobiernos del Pacto de Punto Fijo, durante cuarenta años.

En correspondencia con este planteamiento es por lo que la justicia social constituye la base del nuevo paradigma del desarrollo nacional. Ello significa que, el mismo debe ser la resultante de un esfuerzo interdisciplinario, multidisciplinario y transdisciplinario, tiene que ser un esfuerzo plural, que tenga la capacidad de percibir la heterogeneidad sociocultural que presenta nuestra formación social y tiene que desechar todo reduccionismo y determinismo intelectual y social.

Los gobiernos de Estados Unidos estaban conscientes de los riesgos que entrañaba la crisis de los países latinoamericanos. Sabían que ésta constituía una "bomba de tiempo", que los sucesos ocurridos en Venezuela, el 27 y 28 de febrero de 1989, no eran casuales, que estos podían reproducirse en cualquier otra nación de hemisferio si, al final de cuentas, las condiciones de injusticia social y de inequidad, estaban presentes en todas ellas.

El Consenso de Washington (1989), denominación que se le dio a los diez puntos que conformaban el paquete de reformas propuesto por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, salido de la imaginación del economista John Williamson, fue el plan que se le impuso de manera particular a los países del hemisferio. Sus resultados son ampliamente conocidos.

Pues bien, el gobierno estadounidense de George Herbert Walker Bush, en sus ansias de dominar a los pueblos de América, diseño una estrategia política que le permitiera tal propósito. La organización de Estados Americanos (OEA), el ministerio de colonias como la llamo el Presidente Fidel Castro, habría de ser una de las instituciones seleccionadas para ejecutar dicho plan, en nuestro continente.

En el marco del XXI período ordinario de sesiones de la Asamblea General de dicho foro hemisférico, realizada en la ciudad de Santiago de Chile, simulando dar su apoyo a la restauración de la democracia en esa nación austral, el 5 de junio del año 1991, incitó a la aprobación de un Proyecto de Resolución titulado, de acuerdo a la nomenclatura de dicho organismo como: AG/RES. 1080 (XX-O/91). DEMOCRACIA REPRESENTATIVA.

De lo pautado en la referida Resolución, puede afirmarse lo siguiente:

1.- Que el sistema democrático en el hemisferio era frágil; por tanto, ante la existencia "en la región serios problemas políticos, sociales y económicos", lo hacían un sistema muy vulnerable, ya que, estos "pueden amenazar la estabilidad de los gobiernos democráticos".

2.- En razón de ello, la OEA, a través del Secretario General, ante "una interrupción abrupta o irregular del proceso político institucional democrático o del legítimo ejercicio del poder por un gobierno democráticamente electo", en el marco de lo establecido en la Carta de la OEA, debe "examinar la situación, decidir y convocar una reunión ad hoc de ministros de relaciones exteriores, o un período extraordinario de sesiones de la Asamblea General".

3.-Si ocurriera un caso como el señalado, las medidas que adopte la Asamblea General, tendrían que ser en estricta correspondencia con lo pautado en la Carta de la OEA y el derecho internacional.

4.- Se encomienda al Consejo Permanente que elaboré un conjunto de propuestas para el fortalecimiento de la democracia.

De dicha Resolución puede concluirse que, si bien la misma no evidenciaba de manera taxativa las pretensiones injerencistas del gobierno estadounidense de entonces, las mismas eran solapadas bajo los principios de solidaridad y cooperación. Recuérdese que la misma es del año 1991, ningún gobierno del hemisferio, excepto Cuba, es contrario a las directrices emanadas del imperio.

Pero, los pueblos tienen su dignidad. Con tanta injusticia acumulada en su interior, llega un momento en que se rebelan. Como cualquier volcán, con tantos gases incandescentes acumulados, llegado el momento, erupciona.

Ante esta "amenaza", el Departamento de Estado de los Estados Unidos de nuevo reacciona. Algo "le huele mal", sabía que los años dorados del capitalismo, los del welfare state habían quedado atrás, habían sido enterrados por el neoliberalismo; pero, sabía asimismo que, el tiempo por venir se le presentaba lleno de incertidumbres, que los grises coloreaban su entorno y no lograba que levantara vuelo su Búho de Minerva; sabía que su crisis no era coyuntural que, como la de los años treinta de la centuria pasada, esta no era de sobreproducción, sino que era -y es- estructural.

Todo ello condujo, a los gobiernos de Estados Unidos, a pensar que podía perder su hegemonía en América.

El imperio sabía que América se estaba moviendo. Que, ante el aumento de las injusticias sociales, algo podía pasar. Creía que el "comunismo internacional", ya no era peligro. Sabía que la alta oficialidad de las fuerzas armadas, eran sumisas a sus dictados, sobre todo la egresada de la Escuela de las Américas. Pero, sobre la manera como podría reaccionar el pueblo, ante su cada vez mayor e indetenible empobrecimiento, no tenía claro el panorama.

Por ello, el 14 de diciembre del año 1992, promovió un Protocolo de Reformas a la Carta de la Organización de Estados Americanos, mejor conocido como Protocolo de Washington. Entre las cuales es dable destacar la referida al Capítulo III, Artículo 9 (Cláusula Democrática), de la referida Carta.

En el mismo se establece que:

Artículo 9

Un Miembro de la Organización cuyo gobierno democráticamente constituido sea derrocado por la fuerza podrá ser suspendido del ejercicio del derecho de participación en las sesiones de la Asamblea General, de la Reunión de Consulta, de los Consejos de la Organización y de las Conferencias Especializadas, así como de las comisiones, grupos de trabajo y demás cuerpos que se hayan creado…

Esta posición, aparentemente institucional y apegada a las normas que regulan el funcionamiento de la OEA, tiene su explicación en el hecho de que, para esos años, ningún país miembro era capaz de contradecir las directrices emanadas del Departamento de Estado del gobierno estadounidense. Por eso, en el ministerio de colonias, pretendió que se le diera un mismo significado y uso a los conceptos de diplomacia preventiva y ataque preventivo.

UNA POLÍTICA INTERNACIONAL DIGNA Y SOBERANA PARA UN MUNDO MULTIPOLAR

A partir del año 1999 Venezuela inauguró una nueva forma de hacer política internacional. Atrás quedaba la antinacional práctica de que cada Canciller diseñaba e implementaba su propia visión de la misma. Se le concibió como una verdadera política de Estado, por lo que la inserción de Venezuela en la comunidad internacional comenzó a ser concebida como un actor autónomo e independiente, promotor de los intereses nacionales; se concibió la integración como una política prioritaria, a partir de la implementación e instrumentación de un programa político que tuviera como norte el desarrollo de los países del área, dándole prioridad a la cooperación, la solidaridad, la complementariedad, la colaboración recíproca, como principios constitutivos fundamentales de la misma, otorgándole a la libre determinación de los pueblos y a la soberanía nacional, un verdadero sentido de emancipación.

Venezuela ha puesto en práctica un relacionamiento internacional que no solo une estados y gobiernos, sino que une pueblos. Ha hecho de la igualdad, la democratización de la sociedad internacional, la promoción de un nuevo orden económico internacional, la preservación de la paz internacional, la solidaridad, la sujeción a las normas del derecho internacional y a los tratados internacionales, la preservación del medio ambiente y promoción de los derechos ecológicos, la lucha contra el consumo y tráfico de drogas, contra el terrorismo, principios que la colocan como un actor fundamental en las relaciones internacionales en este tiempo.

El Gobierno Bolivariano de Venezuela ha redimensionado su relacionamiento internacional, a partir del establecimiento de nuevas áreas estratégicas. Ha diseñado una Diplomacia Petrolera, la cual le permitió otorgarle al petróleo un nuevo valor, una nueva condición, trascendente al de riqueza económica, al convertirlo en un recurso humano. El Acuerdo Energético de Caracas y PETROCARIBE son fiel reflejo de esta afirmación. Ha puesto en ejecución una práctica diplomática propositiva, constructiva, basada en la amistad sincera y respetuosa.

Reconocidos han sido los esfuerzos del Gobierno Bolivariano de Venezuela, en la construcción de un mundo en donde reine la paz. Hemos hecho de la libre determinación de los pueblos un principio inalienable. Somos incansables propulsores del establecimiento de nuevos modelos de integración hemisférica: UNASUR, ALBA y CELAC, en buena medida, llevan el sello: Hecho en Venezuela; somos, de igual manera, reconocedores de la importancia de los sistemas de integración subregional cuyo funcionamiento y objetivos contribuyen a la profundización de un relacionamiento de nuevo tipo, como es el caso del MERCOSUR. Hemos dicho, en ese sentido, que debemos avanzar hacia la construcción de un mundo multipolar, como única garantía para que los pueblos puedan alcanzar la paz, la justicia social, su felicidad y su libertad.

El éxito de nuestra política internacional incomodo al gobierno estadounidense, comenzó a preocuparles que los cambios producidos en Venezuela se irradiaran hacia otras naciones.

La potencia hegemónica sabe muy bien que, Venezuela presenta una posición geoestratégica privilegiada. Su ubicación al norte de la América del Sur la coloca como punto de encuentro y confluencia con los países del hemisferio americano y sus variados sistemas de integración subregional, lo cual constituye una ventaja comparativa y una fortaleza en el desarrollo de una política integracionista y de coexistencia en el ámbito regional.

En razón de ello, nuestra política internacional ha privilegiado el diseño e implementación de una adecuada inserción de Venezuela en la comunidad internacional, como un actor autónomo e independiente, capaz de promover sus intereses nacionales.

En ese sentido, la integración constituye una política prioritaria, concebida ésta no como una simple asociación comercial de naciones, sino más bien como la implementación e instrumentación de un programa político que tenga como norte el desarrollo de los países del área. Por lo que, bien podemos señalar, como premisa básica de esta visión, que la integración es colocada como un factor determinante para que nuestros pueblos alcancen el desarrollo integral: integración, desarrollo y democracia han sido las líneas fundamentales de la nueva política internacional venezolana.

Una política como esta debe conducirnos, tal y como está establecido en la Constitución Bolivariana, a ser celosos defensores de la libre autodeterminación y de la soberanía nacional, como principios doctrinarios inalienables; de igual manera, los principios de no-intervención y respeto a la inmunidad de jurisdicción del Estado venezolano, de la intangibilidad del territorio nacional, de la defensa de los derechos humanos, del apoyo a los pueblos como protagonistas o actores directos de las relaciones internacionales.

Son principios fundamentales, asimismo, la igualdad, la paz, la lucha contra cualquier manifestación de terrorismo, la preservación del medio ambiente, la solidaridad con todos los pueblos del mundo, afianzando el principio de pluralismo internacional existente o por constituir, sin que ello ponga en duda la soberanía nacional.

Somos fervientes animadores del establecimiento de un nuevo orden económico internacional, sin excluidos y sin excluidores, que tenga su base de sustentación en los principios de cooperación, solidaridad y colaboración recíproca.

Son pues, estos principios, los que definen nuestra política exterior como una Política de Estado.

En tal sentido, esta política viene articulando el compromiso del Estado venezolano con la coexistencia y cooperación con los demás miembros de la comunidad internacional. Es en este orden de ideas que las relaciones con los países de área latinoamericana y del Caribe, cobra mayor importancia. Por lo que, a las instituciones de integración existentes le asignamos una gran importancia, no sólo geopolítica, sino que, para Venezuela tienen una significación de primer orden; privilegiamos, igualmente, nuestra relación económica, política, social y cultural con los países que las conforman; así como también, le asignamos a la relación Sur-Sur, con el G77+China y al Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), un lugar de primer orden para la conformación de un mundo multipolar.

A la política exterior de Venezuela el gobierno revolucionario, presidido por Hugo Chávez Frías y ahora por Nicolás Maduro, le ha imprimido un cambio democrático de gran alcance. En tal sentido, el esfuerzo fundamental de la política exterior del Gobierno Bolivariano es el de la adecuada inserción de Venezuela en la comunidad internacional como un actor autónomo e independiente, capaz de promover sus intereses nacionales.

En el orden interno, la política exterior de la Revolución Bolivariana privilegia el proceso de integración de la política energética mediante la vinculación orgánica de PDVSA con todo el sistema correspondiente a la administración pública de la política exterior.

Venezuela ha incorporado un signo especial a su política exterior. El mismo se expresa en el cambio, la transformación y la profundización de nuestro sistema político a través de la implementación de la democracia participativa y protagónica.

Ello viene siendo expuesto y posicionado en los foros internacionales acompañado de la doctrina sobre la libre determinación y el desarrollo soberano de la Nación, en sus más variados ámbitos: político, territorial, económico, cultural, militar, alimentario, energético, etc.

Principios de no intervención y respeto a la inmunidad de jurisdicción del Estado venezolano. Intangibilidad territorial. Protección y promoción de los derechos humanos. Aceleración de la integración latinoamericana. Apoyo a los pueblos como protagonistas o actores directos de las relaciones internacionales y de sus órganos representativos como las ONG de índole humanitaria. Principio de igualdad entre los estados atendiendo a la justicia internacional. Promoción de la democratización de la sociedad internacional, atendiendo a los términos de la Carta de las Naciones Unidas, así como a las resoluciones de su Asamblea General y los instrumentos multilaterales.

Promoción de un Nuevo Orden Económico Internacional fundamentado en los principios de cooperación y colaboración recíprocas. Preservación de la paz internacional. Proclamación de la solidaridad con todos los pueblos del mundo sin discriminación de ninguna naturaleza o índole, afianzando el principio del pluralismo internacional. Sujeción a las normas del derecho internacional y a los tratados internacionales que hubiesen sido concertados sin menoscabo de la soberanía. Preservación del medio ambiente y promoción de los derechos ecológicos. Lucha contra el consumo y tráfico de drogas dañinas a la salud de los pueblos. Lucha contra cualquier manifestación del terrorismo y promoción de la doctrina sobre las áreas estratégicas de paz como forma superior y civilizada para resolver los conflictos entre los pueblos.

Para el gobierno bolivariano, lo antes expuesto supone diferenciar las políticas de Estado, cuya especificidad es el afianzamiento del interés nacional en la dimensión exterior, de la actuación del Estado, es decir, la identificación y promoción de los intereses nacionales de la República Bolivariana de Venezuela, caracterizados por la necesidad de procurar nuevos consensos liderados por el Jefe de Estado.

Supone, por otra parte, políticas de gobierno que individualizan y ejecutan las acciones de ambiente contingente y temporal en las relaciones internacionales, verificando compromisos y pactos que no lesionen los intereses nacionales esenciales que fundamentan la política exterior del Estado. Articulación de compromisos del Estado Democrático con la coexistencia y cooperación con la comunidad internacional.

El proceso de transformación socialista que vive Venezuela debe traducirse en garantías y formas jurídicas que expresen las bases y exigencias de la política exterior de Estado venezolano, tanto en lo que respecta a la internacionalización de los intereses nacionales esenciales, lo que corresponde al concepto estratégico del Estado, como en lo que respecta a la visión geopolítica, geoestratégica y geoeconómica de Venezuela.

Para el Gobierno Bolivariano, la política exterior, además de profundamente democrática, debe ser realista sin desconocer los principios y normas del derecho internacional. Para ello, es fundamental articular el compromiso del Estado democrático con la coexistencia y cooperación de ese Estado con los demás miembros de la comunidad internacional.

En ese sentido, desarrollamos una estrategia de apertura comercial, no sólo con quienes han sido nuestros tradicionales clientes o proveedores de las más variadas mercaderías e insumos para nuestra actividad productiva. Sino que, nos hemos abierto a un relacionamiento con nuevos mercados como China, Rusia, India, Turquía, entre otros.

La construcción de una geopolítica universal impone actuar con sentido constructivo. Para ello, debemos, en medio de la naturales diferencias existentes entre los Estados, hacer de las relaciones internacionales un encuentro amistoso fundamentado en principios éticos.

Las diferencias con otras naciones las abordamos con sentido amistoso y positivo. Y, lo reiteramos, porque los principios de soberanía y libre determinación de los pueblos son principios sagrados. Respetamos para poder exigir que se nos respete. Y es que, éste también es un principio ético para el Gobierno Bolivariano, vemos al "otro" como distinto, no como contrario o enemigo. Conscientes estamos que, no se trata de construir un nosotros excluyente; por el contrario, le asignamos a la relación nosotros/ellos una cualidad que la hace plenamente compatible con el fraguado de unas relaciones internacionales pluralistas.

De igual manera que la amistad, el Gobierno Revolucionario de Venezuela -a lo largo de estos veintiún años- le otorga a la paz del universo un lugar de primera importancia. Por eso hemos hecho de la Diplomacia para la Paz, una razón de ser de nuestra política exterior.

Muy distantes estamos de la promoción de conflictos bélicos. El análisis histórico de éste tipo de conflictos demuestra que quienes pierden son los pueblos. Al final de ellos, las clases dominantes que los estimulan terminan siendo beneficiados con sus resultados.

Hacemos nuestras las preocupantes reflexiones de Erasmo cuando dijo:

¿Todos los escritos cristianos, ya se lea el Antiguo Testamento, ya el Nuevo Testamento, no hacen sino promulgar la paz y la unanimidad, y los cristianos se pasan la vida haciendo la guerra?

Por principios humanitarios y geopolíticos la República Bolivariana de Venezuela no alimenta la cultura de la guerra. A pesar del asedio imperial a que hemos sido sometidos durante estos veintiún años de revolución. A pesar de ello, no cesaremos en nuestro empeño en cultivar la construcción de un mundo signado por la Paz.

De manera contraria a la cultura belicista, los gobiernos venezolanos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro han dado claras demostraciones de ser militantes irreductibles de una cultura de Paz.

Y es que, para el gobierno venezolano, el principio de fraternidad es muy preciado, entendida ésta en su sentido más amplio y no solo como fraternidad entre individuos, sino entre pueblos, sociedades, comunidades, etc.

Para Juan Carlos Monedero, … La fraternidad, que presupone la libertad como condición, y que busca la igualdad como objetivo para todos, tiene que ser necesariamente superadora del capitalismo como lógica social… Fraternidad es la suma de reforma y revolución animada por la rebeldía, es decir, por el signo libertario… La fraternidad es la empatía movilizada.

Por tanto, … La libertad sin fraternidad es una mistificación, una robinsonada fundamentalista e individualista… Una igualdad sin fraternidad es una homogeneización igualmente fundamentalista y contraria a la identidad… La fraternidad sin igualdad carece de proyecto y si carece de libertad es rehén del paternalismo…

Porque creemos en el establecimiento de una relación fraternal entre los pueblos, es por lo que, hacemos de la solidaridad una norma siempre presente en nuestro relacionamiento con los demás pueblos del mundo. Educados en los postulados del ideario bolivariano, la presencia solidaria de Venezuela no se ha hecho esperar aun cuando no haya sido requerida.

Somos un pueblo mestizo. Por nuestras venas corre sangre proveniente de los más diversos pueblos del globo terráqueo. Ese es un valor agregado que tiene nuestra identidad cultural. Allí está el origen de nuestra heterogeneidad cultural y étnica, lo cual nos ha hecho ser un pueblo que cultiva la amistad como su mayor riqueza.

UNA NUEVA FORMA DE HABLARLE AL HEMISFERIO

Si los años ochenta, fueron los de la década perdida; los años noventa, fueron los de una década de esperanzas inalcanzadas, de promesas incumplidas; pero, fueron, por otro lado, ante el agotamiento de los partidos políticos y los regímenes partidocráticos, años en que surgieron en el hemisferio, y en Venezuela de manera particular, nuevos movimientos sociales, nuevos actores políticos, exigiendo respeto a su dignidad y sus derechos como ser humano, exigiendo ser tomados en cuenta y su participación en la toma de decisiones. Las clases dominantes y las cúpulas gobernantes creyeron que con las promesas neoliberales y con la profundización de la relación clientelar, podían satisfacer las demandas de dichos movimientos sociales.

De nuevo se equivocaron. Los niveles de injusticias sociales alcanzaron niveles catastróficos. La frase de que América se había africanizado, se hizo común en muchos analistas.

Durante la Tercera Cumbre de las Américas realizada entre el 20 y 22 de abril de 2001, en Quebec, Canadá, los Jefes de Estado y de Gobierno renovaron su compromiso con la integración hemisférica y la responsabilidad nacional y colectiva a fin de mejorar el bienestar económico y la seguridad de nuestros pueblos.

Reiteraron, de igual manera, su compromiso y adhesión a los principios y propósitos de las Cartas de las Naciones Unidas (ONU) y de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Colocaron, durante sus deliberaciones, un mayor acento al "análisis y evaluación" de la democracia en el hemisferio.

En tal sentido, reconocieron que los valores y prácticas de la democracia son fundamentales para avanzar en el logro de todos nuestros objetivos. El mantenimiento y fortalecimiento del Estado de Derecho y el respeto estricto al sistema democrático son, al mismo tiempo, un propósito y un compromiso compartido, así como una condición esencial de nuestra presencia en ésta y en futuras cumbres...

Establecieron en el texto de la Declaración de Quebec, lo que comúnmente se conoce como la "Cláusula Democrática". Evidentes eran las amenazas que rodeaban en ese entonces, y rodean aún hoy, al sistema democrático hemisférico.

Ante tal situación, los Jefes de estado y de Gobierno, resolvieron que era necesario mejorar nuestra capacidad de respuesta a estas amenazas, instruimos a nuestros Ministros de Relaciones Exteriores que, en el marco de la próxima Asamblea General de la OEA, preparen una Carta Democrática Interamericana que refuerce los instrumentos de la OEA para la defensa activa de la democracia representativa.

A partir de Quebec, no tenemos la menor duda, se "dividieron las aguas" en la agenda hemisférica. División que tuvo como punto de partida el hecho de que la Delegación de la República Bolivariana de Venezuela, presentó su reserva a los párrafos 1 y 6 de la mencionada Declaración de Quebec.

Afirmó Venezuela, entonces, que deseaba:

... reservar su posición acerca de los párrafos 1 y 6 de la Declaración de Quebec, por cuanto a juicio de nuestro Gobierno la democracia debe ser entendida en su sentido más amplio, y no únicamente en su carácter representativo. Entendemos que el ejercicio democrático abarca además la participación de los ciudadanos en la toma de decisiones y en la gestión de gobierno, con miras a la construcción diaria de un proceso dirigido al desarrollo integral de la sociedad. Por ello el gobierno de Venezuela hubiese preferido y así se solicitó en esta Cumbre que , en el texto de la Declaración quedase reflejado expresamente el carácter participativo de la democracia.

La Delegación de Venezuela actuaba en correspondencia con los principios filosóficos y políticos que dan fundamentación política a la Constitución Bolivariana. En ella están establecidos los elementos básicos que pueden garantizar un adecuado equilibrio en el ejercicio de la función pública, postulados que constituyen referencias medulares para los que soñamos edificar sistemas democráticos como forma de vida, como ejercicio de justicia social y como perspectiva humanística para el presente y el futuro.

Y, es que el Gobierno Revolucionario Bolivariano de Venezuela, presidido por Hugo Chávez Frías y Nicolás Maduro, le asigna a la democracia un carácter que trasciende lo meramente político. Para nosotros la democracia es una cultura construida por los pueblos. Es una forma de vida. Es por ello que la construcción de un verdadero sistema democrático es un ideario. Es un proceso en el cual se fraguan los mejores destinos. Inspira las luchas de pueblos que buscan la paz, la justicia, la igualdad y la libertad en el continente y el mundo.

La democracia es, entonces, una utopía posible. Su verdadero sentido es hacer realidad las esperanzas de nuestros pueblos. Es por ello que, para hacerla realidad, se requiere de una gran imaginación creadora, de una inteligencia que no se coloque, ni le coloquen, más limitaciones que las que la ética impone para el respeto del otro. Vivimos con, para y entre otros seres humanos que tienen las mismas expectativas, esperanzas, sueños y necesidades que tiene cada uno de nosotros. Aprender a vivir y convivir en tan complejo universo, como lo es el humano, respetando y sintiéndose respetado, es la razón primera de una verdadera conducta ética. Ella es, por tanto, el principal imponderable que debe superar la edificación de una verdadera democracia.

La crítica de Venezuela a la definición de la democracia hemisférica como democracia representativa, no era entonces una simple irreverencia. Es una crítica basada en principios.

Si bien es cierto que ésta contiene elementos sin cuya existencia no puede haber democracia, como lo son: la alternabilidad en el poder, el pluralismo político, el respeto a la diversidad cultural y la elección de los gobernantes mediante el voto popular. No es menos cierto –asimismo- que la democracia de este tiempo requiere de nuevos fundamentos para ser realidad.

Para que un sistema sea verdaderamente democrático debe –y tiene que- estar íntimamente asociada al desarrollo económico, social y cultural de los pueblos; debe garantizar a los seres humanos condiciones espirituales y materiales de vida indispensables para el logro de su felicidad. Elementos estos que no garantiza ni provee la democracia representativa.

La democracia representativa tampoco permite una verdadera participación de la ciudadanía; carencia que constituye una poderosa razón que demuestra su obsolescencia. Demostrado está que, entre los principios fundamentales que dan legitimidad al sistema democrático, reside en la participación permanente del pueblo en el proceso de toma de decisiones, tanto en las instituciones públicas, como en las diversas formas de organización social.

Principios estos que determinaron la propuesta del presidente Hugo Chávez al plantear -en la Cumbre de Quebec- la necesidad de establecer un binomio indisoluble entre representación y participación, como soportes de la democracia, toda vez que ambas categorías son complementarias y no excluyentes.

En esa Tercera Cumbre de las Américas el Presidente Hugo Chávez, con la mayor dignidad, inspirado en el compromiso empeñado con nuestros padres libertadores plasmados en la Constitución Bolivariana, le dijo -a los demás mandatarios del hemisferio-, que Venezuela no podía acoger en su totalidad la Declaración de Quebec, ya que, algunos de sus textos, eran contradictorios con nuestros principios constitucionales; y, porque el nuestro era un gobierno radicalmente contrario a los postulados neoliberales plasmados en dicha Declaración.

Les hizo saber a los demás Jefes de Estado y de Gobierno en Quebec, que Venezuela denunciaba al Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA), como un proyecto neoliberal. Era la primera Cumbre de las Américas en la cual Venezuela presentaba una visión distinta, mostramos nuestro compromiso con una nueva forma de concebir las relaciones internacionales; hacíamos de la sinceridad y el respeto principios básicos, para edificar una relación de amistad sincera. Algunos, equivocadamente, creyeron que era una posición circunstancial, no entendían que nuestra irreverencia era un cuestionamiento profundo, "raizal", a la forma como venía imponiéndose el neoliberalismo, en el hemisferio.

El esfuerzo no fue en vano, los resultados estaban a la vista. A partir de entonces, el tema social y el de la democracia participativa aparecía en todos los instrumentos hemisféricos que se aprobaban. La reserva de Venezuela al ALCA fue, igualmente, colocada como una razón de principio.

Y tenía que serlo porque, para la Revolución Bolivariana la globalización neoliberal es negadora de una verdadera democracia y de la relación fraterna que debe existir entre pueblos del mundo.

Entre el 12 y el 13 de enero de 2004 se realizó la Primera Cumbre Extraordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno de las Américas en Monterrey, México. Allí se suscribió la Declaración de Nuevo León.

Al hacer el análisis de ese documento uno encuentra, que están plasmados en él, un conjunto de conceptos que permiten afirmar que se había producido un importante avance en la redefinición de los temas que debían ocupar la agenda hemisférica.

Mientras en Quebec, el tema fundamental fue la gobernabilidad democrática; en Monterrey, habría de serlo el tema social. En el Preámbulo de la declaración de Nuevo León nos encontramos que -en los tres párrafos que lo conforman-, los Jefes de Estado y de Gobierno, dicen que el propósito es avanzar en la instrumentación de medidas para combatir la pobreza, promover el desarrollo social, lograr un crecimiento económico con equidad y reforzar la gobernabilidad de nuestras democracias. Con una visión renovada y fortalecida de la cooperación, la solidaridad y la integración, haremos frente a los continuos y crecientes retos del Hemisferio…

Asimismo, afirman que ... el bienestar de nuestros pueblos requiere el logro de tres objetivos estrechamente vinculados e interdependientes: crecimiento económico con equidad para reducir la pobreza, desarrollo social y gobernabilidad democrática.

Ahora bien, si se analiza en detalle este último párrafo, nos encontramos con que no existe ninguna referencia a la democracia representativa, definición que ha sido convertida, en una suerte de principio bíblico, inalterable, inmodificable, por algunos estados en el seno de la OEA. De manera contraria a como venía ocurriendo, se hacen varias referencias a la participación ciudadana, como elemento fundamental de la democracia.

Aún más, algo que resulta bien interesante, es que, por vez primera, en las Declaraciones de las Cumbres de las Américas, los Jefes de Estado y de Gobierno reconocen -de manera expresa- que:

La justicia social y la reducción de la pobreza contribuyen a la estabilidad, la democracia y la seguridad de nuestros Estados y de la región. Reiteramos que entre las principales causas de inestabilidad en la región se encuentran la pobreza, la desigualdad y la exclusión social, que debemos enfrentar en forma integral y urgente.

A partir de entonces, la voz y la presencia de Venezuela serán distintas, se nos escuchara. En América ya no se discutirá solo lo que Estados Unidos quiera. Los diferentes tipos de democracia; la justicia social; la lucha contra la pobreza; la defensa de los derechos humanos, el reconocimiento de los derechos sociales, económicos y culturales como derechos humanos; el desarrollo como desarrollo humano integral; la soberanía, el derecho de los pueblos a su libre determinación, el derecho de los pueblos a decidir su propio modelo de desarrollo y su propia forma de gobierno; la solidaridad, la cooperación y la complementariedad como principios fundamentales de la integración hemisférica, fueron -entre otros- temas que Venezuela colocó en la agenda hemisférica.

Ello molesto al gobierno estadounidense. Molestia que se agrando y los sacó de sus cabales ante la derrota sufrida en la Quinta Cumbre de las Américas, celebrada en Mar del Plata, Argentina, año 2005, en donde el ALCA fue rechazada por la mayoría de los países del hemisferio. Allí se enterró al neoliberalismo como único modelo de desarrollo.

Convencido, el gobierno estadounidense, de la amplia legitimidad del gobierno venezolano, diseño una estrategia que lo presentara en el hemisferio, y ante los demás países del mundo, como un gobierno ilegitimo. En función de ello, quiso convertir la Carta Democrática Interamericana en el instrumento a través del cual podía darle sustentación procedimental a dicha pretensión.

En tan desmedida ambición, planteo en la OEA, la conformación de una Comisión de Monitoreo y Evaluación de las democracias en el hemisferio, organismo a través del cual se produciría un intervencionismo encubierto, de nuestros estados. El mismo fue el tema central del proyecto de declaración de la Asamblea General de la OEA, del año 2005, realizada en Fort Lauderdale, Florida. Después de un largo y profundo debate, en el cual la delegación venezolana lideró la oposición a la misma, los países del hemisferio rechazaron las pretensiones intervencionistas de EEUU.

El que Venezuela hubiese logrado que en la OEA se le otorgara a los derechos económicos, sociales y culturales una dimensión igual que a los políticos y civiles como derechos humanos; y que se aprobara La Carta Social de las Américas encontraron de parte del gobierno estadounidense, la más férrea oposición. Para ellos, sólo los derechos civiles y políticos son derechos humanos.

En la OEA, hablar de la justicia social, del crecimiento económico con equidad, de la lucha contra la pobreza, de la solidaridad, de la cooperación, de la corresponsabilidad, del reconocimiento de los valores culturales de los pueblos originarios, entre otros, eran temas excluidos de su agenda. Venezuela, con abnegada perseverancia, logró incorporarlos. La Carta Social de las Américas es el resultado de ese esfuerzo.

El que la República Bolivariana de Venezuela hubiese logrado el apoyo mayoritario de los países del hemisferio, y que en las asambleas generales de la OEA realizadas en 2003 en Santiago de Chile y 2007 en Panamá, donde resultaran electos como miembros de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), candidatos propuestos por el gobierno venezolano, los irritaba in extremus, el águila imperial sentía que perdía en su vuelo el dominio de su espacio creído eterno.

Pues bien, estos hechos, sumados a la firme decisión del gobierno revolucionario de Venezuela de construir un nuevo modelo de sociedad socialista, su lucha frontal y permanente contra el capitalismo neoliberal, su firme decisión de contribuir en la conformación de un mundo multipolar, son, entre muchas otras, razones por las cuales los gobiernos estadounidenses se han empeñado en derrocar al gobierno revolucionario de Venezuela.

EL DIFÍCIL CAMINO DE LA REVOLUCIÓN

En el año 1996, el comandante Hugo Chávez le propuso al país la Agenda Alternativa Bolivariana. Documento en el cual se hacía un diagnóstico de la realidad venezolana, de las razones éticas que determinaron la crisis vivida en aquellos años.

En la presentación se afirma:

Sin duda, estamos ante una crisis histórica, en el centro de cuya irreversible dinámica ocurren simultáneamente dos procesos interdependientes: uno es la muerte del viejo modelo impuesto en Venezuela hace ya casi 200 años, cuando el proyecto de la Gran Colombia se fue a la tumba con Simón Bolívar, para dar paso a la Cuarta República, de profundo corte antipopular y oligárquico. Y el otro es el parto de lo nuevo, lo que aún no tiene nombre ni forma definida y que ha sido concebido con el signo embrionario aquel de Simón Rodríguez: ´La América no debe imitar modelos, sin ser original. O inventamos o erramos.

Y, luego se dice:

El ´modelo adeco-copeyano´ devino, como tenía que ocurrir, en una crisis avalancha que hoy es ya una verdadera catástrofe moral, económica, política y social. Es histórica e irreversible. Conjuntamente con el Pacto de Punto Fijo, que lo hizo posible, están no solamente agotados, sino que se encuentran ahora en la fase terminal de su triste historia, y con ellos se hunde también el modelo económico colonialista-dependiente.

Cuanta pertinencia tiene rememorar estas afirmaciones. Las revoluciones, pese a la violencia del tránsito, son el clímax de procesos dialécticos que no pudieron realizarse por la vía del ascenso natural dentro del orden de la sociedad. Ninguna revolución se ha hecho con ideas que no tuvieran su contra partida en el cuadro que va a transformar....

Y "violento" es, por la profundidad de la transformación de la formación social venezolana, lo que está planteado alcanzar con la Revolución Bolivariana. Es una transición hacia la edificación de un nuevo proyecto nacional. Radicalmente distinto al ideado por las clases dominantes que han gobernado y dirigido a la nación.

Es por ello que, el diagnóstico de la Venezuela puntofijista, clientelar, partidocrática, elitista y excluyente, que empobreció al pueblo venezolano, nos dice que ésta tenía que ser transformada. Por lo que, su superación requería de la formulación de un proyecto de país radicalmente distinto, de un nuevo proyecto de nación, que tuviera al venezolano como el centro de su estructuración, sin excluidos y sin excluidores, solidario y exigente, serio y responsable en la distribución de la riqueza nacional, verdaderamente democrático, por tanto, de democracia participativa y protagónica.

Innumerables eran las interrogantes que abordaban a los hijos de la tierra de Bolívar: ¿Cómo vamos a salir de la crisis?, ¿cómo evaluar lo que ha sido nuestro proceso sociohistórico?, ¿cómo vamos a construir una sociedad más democrática?, ¿cómo vamos a construir un Estado más eficiente y más eficaz?, pero, sobre todo, ¿cómo vamos a superar la pobreza y la inequidad? En definitiva: ¿Cómo vamos a construir una sociedad más justa, más humana, libre de injusticias sociales?

Pues bien, pensando en las respuestas a estas interrogantes, fue que se llegó al convencimiento de que la posibilidad de lograrlo estaba determinada por el diseño de un nuevo proyecto de país, de un nuevo proyecto nacional. Convencidos de que el viejo modelo, basado en el pactismo partidocrático y en el rentismo petrolero estaba agotado. Lo planteado, entonces, no era continuar con más reformas, sino diseñar un nuevo modelo de país.

Por lo que, el presidente Hugo Chávez, en razón fue por lo que, en 1999 iniciamos una revolución pacífica y democrática. En menos de un año transformamos el marco constitucional del país y dimos cumplimiento al ofrecimiento de una nueva Constitución la cual es reconocida como una de las mejores del mundo.

Hacerlo no fue una tarea fácil. Había que plantearse formular una propuesta de gobierno creíble por el pueblo venezolano. En tal sentido, la propuesta de la Venezuela a construir, tenía que definir con absoluta claridad los principales ejes de la futura acción del Gobierno Revolucionario, los cuales fueron plasmados en: La Propuesta de Hugo Chávez para Transformar a Venezuela. Una Revolución Democrática, a los que se llamó Equilibrio Político, Económico, Social, Territorial e Internacional.

Con el propósito de darles implementación práctica se elaboró el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2001-2007, con el cual se inició el proceso de superación de la crisis estructural de la formación social venezolana, heredada de la cuarta república.

En él se consolidaron las bases principistas y políticas para la interacción dinámica del crecimiento económico sostenido, las efectivas oportunidades y equidades sociales, la dinámica territorial y ambiental sustentables, la ampliación de las oportunidades ciudadanas y la diversificación multipolar de las relaciones internacionales. Ya que, para lograr superar la crisis estructural de la formación social venezolana, se hacía necesario producir profundos cambios estructurales, construir un nuevo modelo de sociedad. Una nueva República.

Nueva República que, en el marco de la campaña electoral del año 2006, el Presidente Hugo Chávez, de manera clara y precisa, le propuso al pueblo venezolano iniciar el proceso de construcción de la Venezuela Socialista. En correspondencia con este propósito se diseñó el "Proyecto Nacional Simón Bolívar. Primer Plan Socialista -PPS- 2007- 2013". En cuyas líneas fundamentales se estableció la orientación hacia la construcción del Socialismo del Siglo XXI, a través de las siguientes directrices:

I.- Nueva ética Socialista.

II.- La Suprema Felicidad Social.

III.- Democracia Protagónica Revolucionaria.

IV.- Modelo Productivo Socialista.

V.- Nueva geopolítica Nacional.

VI.- Venezuela: Potencia Energética Mundial.

VII.- Nueva Geopolítica Internacional.

El 11 de junio del año 2012, el Comandante Supremo Hugo Chávez Frías inscribió su candidatura ante el Consejo Nacional Electoral (CNE). Oportunidad en la que presentó su Programa de Gobierno, titulado: Plan de la Patria. Segundo Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2013-2019, convertido en Ley el 4 de diciembre de 2013.

La Ley Plan de la Patria 2013-2019, es -a nuestro parecer- la más completa propuesta programática que se le ha presentado al pueblo venezolano a lo largo de la historia republicana de la nación. Es la hoja de ruta estratégica que guía al Gobierno Bolivariano por el camino hacia la construcción del Socialismo Bolivariano del siglo XXI.

La Ley Plan de la Patria 2013-2019, partía de una visión del país que se plantea:

Convertir a Venezuela en un País Potencia en lo social, lo económico y lo político destacando que la idea de País Potencia fue asociada no solamente al componente económico y productivo, sino además a la dimensión social, tanto como una potencia sustentada en el componente educativo transformador, como en función de una visión de relación entre los humanos y la naturaleza en la cual esta última es considerada como sujeto y no como mero objeto mercantilizable.

Contempla cinco objetivos históricos:

1.- Defender, expandir y consolidar el bien más preciado que hemos reconquistado después de 200 años: la Independencia Nacional.

2.- Continuar construyendo el socialismo bolivariano del siglo XXI, en Venezuela, como alternativa al sistema destructivo y salvaje del capitalismo y con ello asegurar la "mayor suma de seguridad social, mayor suma de estabilidad política y la mayor suma de felicidad" para nuestro pueblo.

3.- Convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político dentro de la Gran Potencia Naciente de América Latina y el Caribe, que garanticen la conformación de una zona de paz en Nuestra América.

4.- Contribuir al desarrollo de una nueva Geopolítica Internacional en la cual tome cuerpo un mundo multicéntrico y pluripolar que permita lograr el equilibrio del Universo y garantizar la Paz planetaria.

5.- Preservar la vida en el planeta y salvar a la especie humana.

En función de estos objetivos históricos se postulaban como objetivos nacionales, los siguientes:

  • Garantizar la continuidad y consolidación de la Revolución Bolivariana.

  • Preservar y consolidar la soberanía sobre los recursos petroleros y demás recursos naturales estratégicos.

  • Garantizar el manejo soberano del ingreso nacional.

  • Lograr la soberanía alimentaria para garantizar el sagrado derecho a la alimentación de nuestro pueblo.

  • Desarrollar nuestras capacidades científico-tecnológicas vinculadas a las necesidades del pueblo.

  • Fortalecer el poder defensivo nacional para proteger la Independencia y la soberanía nacional, asegurando los recursos y riquezas de nuestro país para las futuras generaciones.

  • Adecuar el aparato económico productivo, la infraestructura y los servicios del Estado incrementando la capacidad de respuesta a las necesidades del pueblo ante posibles estados de excepción en el marco de la Defensa Integral de la Nación.

  • Propulsar la transformación del sistema económico, en función de la transición al socialismo bolivariano, trascendiendo el modelo rentista petrolero capitalista hacia el modelo económico productivo socialista, basado en el desarrollo de las fuerzas productivas.

  • Construir una sociedad igualitaria y justa.

  • Consolidar y expandir el poder popular y la democracia socialista.

  • Convocar y promover una nueva orientación ética, moral y espiritual de la sociedad, basada en los valores liberadores del socialismo.

  • Lograr la irrupción definitiva del Nuevo Estado Democrático y Social, de Derecho y de Justicia.

  • Consolidar el papel de Venezuela como Potencia Energética Mundial.

  • Desarrollar el poderío económico en base al aprovechamiento óptimo de las potencialidades que ofrecen nuestros recursos para la generación de la máxima felicidad de nuestro pueblo, así como de las bases materiales para la construcción de nuestro socialismo bolivariano.

  • Ampliar y conformar el poderío militar para la defensa de la Patria.

  • Profundizar el desarrollo de la nueva geopolítica nacional.

  • Continuar desempeñando un papel protagónico en la construcción de la unión latinoamericana y caribeña.

  • Afianzar la identidad nacional y nuestroamericana.

  • Continuar impulsando el desarrollo de un mundo multicéntrico y pluripolar sin dominación imperial y con respeto a la autodeterminación de los pueblos.

  • Desmontar el sistema neocolonial de dominación imperial.

  • Construir e impulsar el modelo económico productivo eco-socialista, basado en una relación armónica entre el hombre y la naturaleza, que garantice el uso y aprovechamiento racional, óptimo y sostenible de los recursos naturales, respetando los procesos y ciclos de la naturaleza.

  • Proteger y defender la soberanía permanente del Estado sobre los recursos naturales para el beneficio supremo de nuestro Pueblo, que será su principal garante.

  • Defender y proteger el patrimonio histórico y cultural venezolano y nuestroamericano.

  • Contribuir a la conformación de un gran movimiento mundial para contener las causas y reparar los efectos de cambio climático que ocurren como consecuencia del modelo capitalista depredador.

El Presidente Nicolás Maduro, con el propósito de darle continuidad a la Ley Plan de la Patria 2013-2019, el 14 de enero de año 2019, le propuso al pueblo venezolano, en el marco de su presentación a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) de su Memoria y Cuenta del año 2018, el Plan de la Patria 2019-2025.

El primer mandatario nacional dijo:

Solo nosotros tenemos un plan y un método, un sistema detallado que da continuidad a lo logrado al día de hoy, pero también uno que nos permite superarnos a nosotros mismos, rompiendo el minimalismo.

Plan de la Patria que solicitó el presidente Nicolás Maduro a la ANC, se le diera rango de Ley Constitucional, con el fin de blindarlo constitucionalmente para proteger a la población venezolana.

El Plan de la Patria 2019-2025, como hemos dicho, es la continuación de su antecesor. Por ello las 5 líneas históricas de la Ley Plan de la Patria (2013-2019), creado por el Comandante Hugo Chávez, siguen siendo las directrices fundamentales para la acción del gobierno bolivariano.

Con el objetivo de ratificar el carácter humanista de la Revolución Bolivariana, el gobierno nacional incorporó al Plan de la Patria 2019-2025, los objetivos de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Decisión estratégica adoptada con la intención de superar los déficits sociales que han surgido producto de la guerra económica y de la implementación de las criminales medidas coercitivas unilaterales de los mandatarios norteamericanos Barak Obama y Donald Trump. Así como también, teniendo presente el crecimiento poblacional positivo de nuestro país, el cual nos dice que para el año 2025 tendremos una población de 34 millones 500 mil venezolanos y venezolanas.

Variables que han determinado que a éste Plan de la Patria se le incorporen nuevos objetivos nacionales con el propósito de hacer realidad su implementación.

PLAN COLOMBIA

Luego de derrotado el golpe de estado de abril del 2002, el gobierno de Estados Unidos, basado en la doctrina de Guerra Irregular, comenzó a preparar las condiciones para lanzar una invasión militar a la República Bolivariana de Venezuela.

El objetivo principal de la guerra tradicional es derrotar a las fuerzas del adversario, mientras que el objetivo principal de la guerra irregular es dominar e influir sobre la población civil del país adversario.

Clase de guerra que, según voceros del pentágono, "el objetivo es destruir la eficacia y la efectividad de los esfuerzos del adversario y su capacidad de utilizar a la población para sus propios fines…". Por tanto, la guerra irregular no puede ser considerada como una forma menor de la guerra tradicional.

El gobierno de los Estados Unidos, fue creando las condiciones para justificar la guerra irregular contra Venezuela, a través de la preparación de algunas operaciones y actividades, entre las cuales podemos destacar:

Contrainsurgencia, tácticas no convencionales, contraterrorismo, "defensa" interna de países aliados, operaciones de desesestabilización, seguridad, transición y reconstrucción, comunicaciones estratégicas, operaciones psicológicas, operaciones informáticas, operaciones cívico-militares, actividades de inteligencia y containteligencia, entre otras.

Para ello, el gobierno de Estados Unidos, destinó en el año 2010 2,2 mil millones de dólares para ser invertidos en operaciones de contrainsurgencia, a través del Departamento de Estado y la USAID. De los cuales 447,7 millones fueron para "promover la democracia" en Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Cuba y Venezuela.

El presupuesto del Comando Sur fue de 200 millones de dólares en el año 2010, más 46 millones de dólares adicionales, para mejorar la base militar de Palanquero, Colombia, para el uso estadounidense.

En los marcos de la Guerra Irregular, contra Venezuela, el gobierno imperial de Estados Unidos se propuso:

Objetivos:

  • Debilitar y neutralizar las fuerzas revolucionarias.

  • Crear divisiones en el Chavismo.

  • Promover la corrupción y violencia en la población civil.

  • Satanizar al gobierno revolucionario, culpándolo de todo cuanto

ocurriera.

  • Fortalecer la oposición.

  • Distraer, confundir y engañar al pueblo.

  • Destruir la revolución Bolivariana.

Propósitos

  • Justificar las tácticas agresivas contra Venezuela de EEUU

  • Contener la influencia de la Revolución Bolivariana en la región.

  • Impedir la integración latinoamericana, de manera particular el ALBA.

  • Dividir, conquistar y recuperar la dominación en la región.

  • Justificar una invasión/intervención militar en Venezuela.

  • Aplicar la doctrina de "guerra preventiva" contra Venezuela.

Para llevar adelante la "guerra preventiva", el gobierno estadounidense pondría en práctica planes de contrainsurgencia. En el eje diplomático, a través del Departamento de Estado; la subversión, a través de la USAID; y, las operaciones militares, por medio del Departamento de Defensa (el Pentágono).

Planes que contarían con el asesoramiento y financiamiento, a los partidos políticos de la oposición y ONGs afines, de las siguientes agencias:

  • USAID/OTI

  • Instituto Republicano Internacional (IRI)

  • Instituto Demócrata Nacional (NDI)

  • Freedom House

  • Development Alternatives, Inc. (DAI)

  • Pan American Development Foundation

  • National Endowmwnt for Democracy (NED)

  • American Corners (Rincones Americanos, William Brownfield)

Para enfrentar la guerra irregular, los gobiernos revolucionarios de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, han desarrollado una estrategia conjunta entre la seguridad del Estado y la inteligencia social para desmontar el trabajo subversivo de los agentes de desestabilización.

Ante la campaña mediática llevada adelante por los impulsores de la "guerra irregular", el gobierno bolivariano, a través del ALBA, ha puesto en marcha toda una estrategia comunicacional y de organización de actividades para enfrentar la campaña mediática emprendida por el imperio. Se han reforzado las milicias y los consejos comunales, para enfrentar los planes guerreristas y desestabilizadores.

En los años iniciales de ella, y como respuesta a los planes imperiales estadounidenses, se organizaron las "Bases de la Paz", como instrumento organizativo de los pueblos para enfrentar la guerra irregular y tradicional que el imperio se propuso llevar adelante contra nuestro país.

En función de alcanzar el objetivo de derrocar la revolución Bolivariana, los gobiernos de Estados Unidos de Bill Clinton George Bush, Barak Obama y Donald Trump, en alianza con los gobiernos colombianos de Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos e Iván Duque, han puesto a su servicio el Plan Colombia (1999).

Plan que, desde sus inicios, se perfiló como un instrumento a través del cual Estados Unidos profundizaría su intervencionismo y hegemonía en la región. Aumentando la presencia y los recursos militares norteamericanos en Colombia, para el desarrollo de una verdadera guerra de baja intensidad, que sólo ha contribuido a perpetuar la crisis en ese país. La inversión inicial del mismo fue de 7.500 millones de dólares.

El Plan Colombia se ha ejecutado bajo estrategias militares que priorizan el uso de la represión y la intervención, fomentando la cultura de violencia. Estas estrategias, que desestiman el valor de la prevención, han alimentado la proliferación de la corrupción en todas las esferas de la administración pública colombiana, así como en otras ramas del Poder Público de esa nación.

Bajo la fachada de lucha contra las drogas, se ha producido una "recolonización" de las instancias políticas, militares, judiciales y de seguridad. La misma es una excusa para generar inestabilidad en la región y con ello un mercado potencial para la industria armamentista estadounidense.

La presencia militar de EEUU en Colombia ha creado un desequilibro de fuerzas en la región, el cual se ha profundizado con el reciente acuerdo entre ambas naciones para permitir que tropas de la nación imperial utilicen y operen siete (7) bases militares neogranadinas.

Con la ejecución de estos planes, Estados Unidos solapa los verdaderos propósitos de su "guerra contra las drogas", la cual coloca el acento de la responsabilidad en los países de producción y tránsito de drogas; propendiendo, de esta manera, al engrosamiento de las fronteras con presencia policial en terceros estados.

Como consecuencia del Plan Colombia se ha puesto en evidencia el alto número de desplazados y refugiados colombianos hacia Venezuela, así como también el incremento del uso del espacio aéreo venezolano, por las aeronaves sospechosas de traficar ilícitamente drogas, desde Colombia, producto de la implementación del programa de interdicción aérea conocido como Air Bridge Denial Program, el cual ha contado con apoyo logístico de la base FOL (forward operating location), establecida en Curazao, y la JIATF-S (Joint Inter-Agency Task Force – South), con sede en Key West, Estado de la Florida (USA).

Sin embargo, el Plan Colombia en la consecución de este objetivo fracasó. Algunos indicadores así lo demuestran:

1.- El potencial de producción de cocaína en Colombia para el año 1999 era de 680TM y para el año 2007 fue de 600TM, una reducción de sólo 80TM muy distante de la reducción de 300TM propuesta en el Plan.

2.-El gobierno norteamericano señalaba -como un éxito de su intervención en Colombia- la reducción de la superficie de cultivos ilícitos de hoja de coca en ese país, pasando de unas 160 mil hectáreas en el año 1999, a unas 81 mil hectáreas en el año 2008. Sin embargo, este dato no indicaba que la situación de la producción y fabricación de cocaína en Colombia hubiese disminuido. De hecho, para 1999 la cosecha de una hectárea de hoja de coca rendía 4,2kg, para el 2006 este mismo espacio rendía 7,8kg.

3.- Desde 1999 hasta el 2008, el gobierno norteamericano invirtió en el Plan Colombia unos 6.541 millones de dólares, de los cuales más del 80% fueron destinados a contrataciones militares, compra de material de guerra, entrenamiento militar e interdicción de drogas, dejando apenas el 20% para programas de asistencia económica y social.

4.- Tan sólo en 2008, Estados Unidos invirtió un aproximado de 743 millones de dólares en el Plan Colombia, mientras que los cultivos ilícitos se redujeron sólo en 18.000 hectáreas con respecto al año anterior (de 99 mil hectáreas, en el año 2007; a 81 mil hectáreas, en el año 2008), lo que significa que el gobierno norteamericano destinó 9.173 dólares de sus contribuyentes por cada hectárea de cultivos ilícitos erradicada en el 2008.

5.- Al fracasar en controlar la oferta ilícita de drogas en Colombia, el Plan falló en la consecución de su objetivo último, el cual, supuestamente era, mantener a salvo a la población norteamericana del consumo de cocaína y otras drogas.

Según el "analista" César Andrés Restrepo, para el año 2018, la producción de clorhidrato de cocaína alcanzó en Colombia la cantidad de 1340 TM. Mientras que, en el año 2017, el cultivo de coca alcanzó 171.000 hectáreas.

El Plan Colombia ha contribuido de manera decisiva en el desarrollo y fortalecimiento de la ruta del Pacífico para el tráfico de cocaína desde Colombia hasta los Estados Unidos. Históricamente, la cocaína en tránsito hacia esa nación circulaba por los distintos corredores del Caribe con destino a la costa este estadounidense. Las iniciales intervenciones del Plan Colombia en el oriente colombiano forzaron la migración de cultivos al centro y occidente de ese país y la búsqueda de una ruta de salida por el Pacífico Oriental.

Con El Plan Colombia se ha propiciado la especialización de las organizaciones de distribución de drogas en el mercado norteamericano, radicadas en países como México y en el mismo territorio norteamericano, con una gran red de distribución conocida por las autoridades norteamericanas.

De igual manera, se ha afectado la institucionalidad de algunos países centroamericanos, al convertirlos en puntos importantes de trasbordo para cargamentos de cocaína en ruta hacia los Estados Unidos.

Así tenemos por caso que, según la Oficina Interagencial que estudia el movimiento de cocaína en los Estados Unidos (Interagency Assessment of Cocaine Movement), por el corredor del Pacífico, específicamente por el vector del Pacífico Oriental, para el año 2008, circulaba cerca del 70% de la cocaína en tránsito hacia los Estados Unidos y otro 20% por el Caribe occidental (Caribe Colombiano). Como puede verse, estos datos demuestran que es totalmente falso que por Venezuela pasen inmensas toneladas de cocaína, pues no tenemos costas con el Océano Pacífico.

La acusación que el imperio estadounidense hace de nuestra Patria, de ser un narcoestado, ha sido desmentida por organismos especializados sobre estudios e investigaciones del narcotráfico de los propios Estados Unidos. Al respecto, bien vale la pena señalar que los investigadores Geoff Ramsey y David Smilde, en un estudio titulado Más allá de la narrativa del narcoestado: lo que dicen los datos de monitoreo del tráfico de drogas de Estados Unidos sobre Venezuela, demuestran con datos irrefutables la falsedad de dicha acusación.

Informe que fue publicado por la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés), para el cual usaron como fuente la Base de Datos Antidrogas Consolidada Interagencial (CCDB, siglas en inglés) de los Estados Unidos, institución que goza de la mayor confianza por parte del Departamento de Defensa (el Pentágono), en asuntos de drogas ilícitas.

Señala, asimismo, el referido informe que alrededor del 90% de toda la droga con destino a los Estados Unidos se trafica a través de las rutas del Caribe occidental y el Pacífico oriental, no a través de los mares del Caribe Oriental de Venezuela.

Estos datos derrumban la acusación del imperio, y sus adláteres, contra la Revolución Bolivariana. Y, necesario es decirlo, WOLA no es un organismo que simpatice con nuestro proceso de construcción socialista. Por el contrario, en el referido informe hace señalamientos que demuestran su adscripción a los sectores desestabilizadores de la democracia participativa y protagónica que edificamos en la Patria de Bolívar y Chávez.

Pese a todos los recursos invertidos a través del Plan Colombia para disminuir la oferta de drogas, el problema del consumo de tales sustancias en los Estados Unidos sigue siendo un asunto de "preocupación nacional".

El Gobierno Revolucionario de la República Bolivariana de Venezuela, dentro de las estrategias y políticas soberanas del Estado venezolano, ha venido implementando políticas con la finalidad de minimizar y eliminar el tránsito de las drogas ilícitas procedentes de Colombia.

A este respecto, bien vale la pena señalar que Venezuela tiene una ubicación geoestratégica caracterizada por poseer un amplio frente caribeño con más de 4.000 kilómetros de costa; conformamos uno de los cuatro Deltas que hay en el mundo, con más de 3.000 caños, y 37 salidas al Océano Atlántico, con 185 kilómetros de costa; pero más preocupante aún y, quizás una de nuestras mayores desventajas en la lucha contra el narcotráfico, son los 2.219 kilómetros de frontera que tenemos con Colombia.

A pesar de esta realidad geográfica, la voluntad manifiesta y las enérgicas políticas y estrategias del Estado venezolano en llevar a cabo esta lucha frontal contra el tráfico ilícito de drogas, ha sido reconocida por diversos organismos internacionales, entre los cuales destaca la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Durante los gobiernos venezolanos, de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, la lucha contra el narcotráfico está plasmada en el Plan Nacional Antidrogas. Allí están contenidas las políticas y estrategias del Estado venezolano, dirigidas a evitar el tráfico de drogas ilícitas y el consumo.

Planes que tienen un profundo sentido humanista de inclusión social. De prevención integral, sembrando valores para la vida, en estricta correspondencia con nuestro sistema de democracia participativa y protagónica.

Dentro de esta política el gobierno venezolano ha conformado una Red Nacional Antidrogas que permite masificar la prevención integral social e incorporar a las comunidades organizadas como cogestores de la prevención integral social, a través de los líderes sociales, los líderes locales y los líderes regionales. Eso permite entrelazar las redes sociales, las redes comunales y las redes interinstitucionales creando un gran tejido que permita evitar y declarar territorio libre de drogas a nuestras comunidades.

Partiendo del hecho de que el combate al narcotráfico requiere de una visión y conceptualización integral del mismo y, para garantizar el fortalecimiento institucional de los organismos competentes del área, el gobierno venezolano ha diseñado formas de acción para combatir el tráfico ilícito de drogas.

En Venezuela las pruebas de orientación, las cuales fueron vetadas por el gobierno de los Estados Unidos, elaboradas por técnicos nacionales, se han realizado a lo largo y ancho de la geografía nacional y están siendo utilizadas por todos los organismos de seguridad del Estado. Se han puesto en marcha, asimismo, para el fortalecimiento de nuestros puertos y aeropuertos, los sistemas corporales de revisión no intrusiva, para evitar carga intraorgánica a los usuarios de dichas instalaciones aeroportuarias.

Igualmente, nuestros puertos y aeropuertos, cuentan con sistemas fijos y móviles para inspección no intrusiva de contenedores, los cuales hacen un rastreo con Rayos X directamente al contenedor y permiten detectar drogas ilícitas en aquellas mercancías de exportación.

Se han fortalecido los laboratorios de criminalística de la Guardia Nacional Bolivariana y del Centro de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), con la finalidad de evitar la impunidad sobre estos delitos. Asimismo, se ha fortalecido el ordenamiento jurídico y se le solicitó, al Tribunal Supremo de Justicia, la Jurisdicción Especial de Droga, de tal manera que existan jueces a nivel nacional, que se encarguen únicamente de la materia de tráfico ilícito de drogas.

No es cualquier cosa lo que Venezuela ha hecho en el combate al narcotráfico. Ahora las políticas en el combate al narcotráfico son soberanas. Venezuela es un país soberano. Ha dado muestras con hechos, de los avances en la lucha contra el tráfico ilícito de drogas.

La campaña que el imperio estadounidense adelanta con la intensión de desacreditar a nuestro pueblo y su gobierno revolucionario, no encontrará eco en los pueblos hermanos del hemisferio y del universo.

La memoria de nuestros padres libertadores: Simón Bolívar, Francisco de Miranda, Antonio José de Sucre, Ezequiel Zamora y José Leonardo Chirinos, entre otros, no podrá ser mancillada.

SANCIONES Y BLOQUEO: Las garras del águila imperial.

Transcurría el año 2008. Los venezolanos estábamos hartos de las barbaridades cometidas por George Bush en contra de nuestra Patria. No teníamos ninguna duda de la participación del gobierno supremacista del cowboy texano residenciado en la Casa Blanca, en la planificación y ejecución del paro empresarial, del golpe de Estado del 11 de abril y del paro petrolero, ejecutados entre los años 2001 y 2003; así como tampoco, de la campaña internacional que comenzó a implementarse en contra del gobierno de Hugo Chávez, queriendo poner en duda el carácter democrático del mismo.

En la contienda electoral norteamericana de ese año competían Barack Obama (Demócrata) y John Mc Cain (Republicano), algunos venezolanos seguían creyendo que, para los gobiernos republicanos, nuestra región no tenía importancia; ya que, su gran preocupación era solo el medio oriente. Otros, apreciaban esa falsa afirmación con nostalgia, añoraban el retorno de los demócratas al poder en el imperio; le otorgaban a Barack Obama "cualidades humanas" superiores a las de Mc Cain, determinadas, incluso, por su origen étnico.

Pero, algo estaba claro para los dos: la Revolución Bolivariana tenía que ser detenida a toda costa. El fracaso de los planes desestabilizadores y golpistas instrumentados, hasta entonces, por sus adversarios no los amilanaron.

Si de algo estuvo siempre consciente el Presidente Hugo Chávez, fue de los obstáculos que tendría que sortear la Revolución Bolivariana para consolidarse. Los estudió cabalmente. Sabía que éstos no eran cualquier "piedra en el camino". Plena consciencia tuvo de que proponerse transformar radicalmente la formación social venezolana, ideada por la clase dominante en 1864, como proyecto nacional liberal, reformada varias veces para adecuarla a sus intereses, cuya última versión se plasmó en el texto constitucional de 1961, no sería una tarea fácil.

Formación social que tuvo en el caudillo, en el dictador y en el régimen partidocrático su sostén político; que hizo de la renta petrolera su principal, y única, riqueza; que logró mimetizar las injusticias sociales, las diferencias, las desigualdades y las inequidades sociales, haciéndole creer, al colectivo nacional, que su proyecto era el proyecto de la nación.

Para transformar, dicho modelo de sociedad, había que plantearse la edificación de un nuevo Proyecto Nacional, a partir de otros principios. Definir el Estado venezolano como un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia; hacer de la democracia participativa y protagónica, una forma de vida; proponerse nacionalizar y socializar la renta petrolera, para que esta en verdad se convirtiera en una riqueza de todos los venezolanos; decirle al mundo que Venezuela se erigía en una Patria libre, independiente y soberana, significó una ruptura radical con el viejo modelo de organización de la sociedad venezolana, cuya última readecuación jurídico-política, como hemos dicho, fue la Constitución del año 1961.

Ruptura raizal con el pasado; formulación de un Nuevo Proyecto de Nación; fraguado de la V República, es lo que está plasmado en el texto de la Constitución Bolivariana de 1999.

Ante esta nueva realidad, la alianza de los gobiernos supremacistas de Estados Unidos con los de la Unión Europea y del llamado grupo de Lima; sectores del gran capital internacional; el empresariado nacional, ultraconservador y antidemocrático; sectores apátridas y terroristas de la oposición han diseñado y puesto en ejecución planes y proyectos para obstaculizar el avance y consolidación de la Revolución Bolivariana, los cuales han sido implementados a través de un mismo proceso que tiene varios momentos, por lo que:

  • El paro empresarial del 2001

  • El golpe de Estado del 11 de abril del 2002

  • El paro petrolero 2002-2003

  • El boicot a las elecciones parlamentarias del 2005

  • La sanción a PDVSA en el 2012.

  • El desconocimiento del triunfo electoral del Presidente Nicolás Maduro en abril del 2013

  • Los actos de violencia a los cuales llamó Enrique Capriles Radonski al ser derrotado: Salgan a descargar la arrechera.

  • La convocatoria a actos violentos y terroristas liderados por Leopoldo López (la salida), en febrero del 2014

  • Durante los años 2014 y 2015. La guerra económica inducida. La oposición golpista en alianza con los sectores empresariales y contando con todo el apoyo del gobierno de EEUU, profundizaron un plan de desabastecimiento de productos básicos como parte de su intento por desestabilizar la nación. Para hacer frente al desabastecimiento, el Gobierno venezolano puso en marcha una red de distribución de alimentos denominada Comité Local de Abastecimiento y Producción (CLAP) y medidas económicas para hacer frente a la guerra económica

  • Luego de la victoria de la oposición en las elecciones parlamentarias del 2015, arreciaron la campaña de desestabilización. Henry Ramos Allup electo Presidente de la Asamblea Nacional anunció al país que en seis meses sacaba a Nicolás Maduro del poder.

  • En el año 2016 violando la Constitución Bolivariana pretendieron "asaltar" las instituciones del Estado. El Tribunal Supremo de Justicia ante ese hecho declaro la Asamblea Nacional en desacato.

  • Entre abril y julio de 2017, emprenden una intensa ola de acciones violentas y terroristas, las guarimbas, las cuales arrojaron un total de 125 muertos, llegaron al extremo de quemar varios compatriotas venezolanos vivos.

  • No reconocieron la legalidad y legitimidad de la Asamblea Nacional Constituyente electa en el 2017.

  • No reconocieron la reelección del Presidente Nicolás Maduro en el año 2018

  • El 4 de agosto de 2018, durante la celebración del 81 aniversario de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) en la avenida Bolívar en Caracas, el presidente Nicolás Maduro fue objeto de un acto violento tipificado como magnicidio en grado de frustración.

  • El 10 de enero de 2019, Juan Guaido es electo Presidente de la Asamblea Nacional en desacato constitucional.

  • El 23 de enero de 2019, Guaido se autoproclamo Presidente encargado. Violando lo establecido en la Constitución Bolivariana y demás normas jurídicas que rigen la vida política del país.

  • 23 de febrero de 2019, Guaidó convocó a todo el pueblo venezolano a acompañar el ingreso unilateral de una supuesta "ayuda humanitaria" que tenía previsto ingresar por la frontera colombo-venezolana (Cúcuta).

  • El 30 de abril de 2019, Juan Guaidó y un pequeño grupo de militares anuncian "la fase final" de la supuesta Operación Libertad, en un nuevo intento por derrocar al presidente venezolano.

  • Los organismos de inteligencia venezolanos debelaron un golpe de Estado que se estaba orquestando desde Colombia, y el cual contaba con el apoyo absoluto del presidente de esa nación Iván Duque. El mismo tenía como objetivo asesinar a altos funcionarios del Ejecutivo Nacional, incluido el Presidente Nicolás Maduro, y se llevaría a efecto el 23 y 24 de junio de 2019

  • El 3 de mayo de 2020, el Gobierno Nacional frustro un intento de "invasión" por vía marítima por parte de "mercenarios terroristas" que pretendían entrar al país. El objetivo del mismo, según confesión de quienes dirigían dicho movimiento sedicioso, era secuestrar al Presidente Nicolás Maduro.

  • Reconocido por Estados Unidos y varios países de Latinoamérica (grupo de Lima), Juan Guaidó inicia una violenta y antipatriótica ofensiva para derrocar al Presidente Nicolás Maduro.

¿Qué sería de nuestra Patria si, desde el mismo momento en que el Presidente Nicolás Maduro ganó las elecciones en abril del 2013, no hubiésemos sido sometidos al criminal asedio imperial impuesto por los gobiernos de Estados Unidos y sus acólitos?

No existe en los anales de la historia universal un abominable bloqueo económico, la inhumana imposición de medidas coercitivas unilaterales, un permanente proceso de intervencionismo exterior en los asuntos internos de un país, como al que ha sido sometido la Patria de Bolívar y Chávez por los gobiernos de George Bush, Barak Obama y Donald Trump.

Ni un solo segundo han cesado los gobiernos del imperio estadounidense en sus intenciones de derrocar al presidente constitucional, legítimamente electo, Nicolás Maduro.

Los gobiernos supremacistas e injerencistas de Estados Unidos (Bush-Obama-Trump), contando con la sumisión apátrida y servil de la derecha venezolana, han diseñado y puesto en práctica nuevas estrategias para lograr tal objetivo. No han podido lograrlo, ni podrán.

Y no podrán porque, como dijo el Comandante Eterno de la Revolución Bolivariana, Presidente Hugo Chávez: "Sea como sea, hoy tenemos Patria, que nadie se equivoque. Hoy tenemos Pueblo, que nadie se equivoque".

LA INTROMISIÓN DE ESTADOS UNIDOS EN NUESTROS ASUNTOS INTERNOS

Los gobiernos estadounidenses, a lo largo de los veintiún años del proceso revolucionario, no han cesado en inmiscuirse en los asuntos internos de la Patria de Bolívar. Intromisión diseñada en los departamentos de Estado y de Defensa, la cual ha contado con el apoyo de los sectores más ultraconservadores y antinacionalistas de Venezuela.

Como fue demostrado el paro empresarial del año 2001, el golpe de Estado de abril del 2002 y el paro petrolero de diciembre del 2002 a marzo del 2003, fueron diseñados y dirigidos desde el Departamento de Estado de los EEUU.

Numerosas son las pruebas que constatan esta afirmación. El 31 de marzo del año 2004, el Embajador Jorge Valero, como Representante Permanente de la República Bolivariana de Venezuela, denunció en el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), el financiamiento que el gobierno estadounidense otorgó a los golpistas del año 2002 a través de la NED, la USAID y otros organismos gubernamentales de esa nación.

En reiteradas oportunidades, el gobierno venezolano denunció la injerencia de funcionarios como Roger Noriega, Otto Reich, William Browfield y Jhon Negroponte, en los asuntos internos del país; suficientes pruebas señalan las reuniones de éstos con Álvaro Uribe Vélez, Leopoldo López, María Corina Machado, Julio Borges y Henrique Capriles para solo citar algunos de los más conspicuos representantes de la ultraderecha fascista del país.

La segunda elección de Bush

Los comicios electorales del 5 de noviembre de año 2004, no solo permitieron la reelección de George W. Bush, para una segunda presidencia, sino que, hubo de permitirle al Partido Republicano controlar las dos cámaras del parlamento estadounidense. Lo cual, a todas luces, consolidaría la agenda de su gobierno referida a la relación de la nación del Tío Sam con el resto del mundo y, de manera particular con Latinoamérica y el Caribe.

La dirigencia de la nación del norte afirmaba estar recuperándose de la "derrota" sufrida con los sucesos del 11 de septiembre del 2001, de manera más rápida a la de sus cálculos. Por tanto, reafirmo su política expansionista y de dominación. Apuro la aprobación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), reforzó el Plan Colombia, profundizó el aislamiento de Cuba, radicalizó su política antinmigrante, impuso una concepción de la lucha antiterrorista implementando prácticas terroristas, profundizó su oposición al gobierno de Hugo Chávez.

A partir de entonces, la bota imperial no ha cesado en su pretensión de aplastarnos. Han recurrido a las más sofisticadas y criminales prácticas de violencia terrorista, de chantaje, pero, no han logrado que doblemos la cerviz y nos inclinemos ante ellos.

El 29 de febrero del año 2004, en un acto realizado en Caracas, el Comandante Presidente Hugo Chávez le dijo al imperio:

Aquí en Venezuela lo que estamos haciendo es un esfuerzo gigantesco para cambiar de camino, del camino al infierno al camino de la vida (...) Bastante historia hay aquí. Bastante heroísmo hay aquí, Y, ¿saben una cosa? Bastante pueblo hay aquí. Y, ¿saben otra cosa? Bastantes cojones hay aquí…

Algunos analistas opinaban que la reelección de George W.Bush, mantendría sin cambios su política de "distanciamiento" hacia los vecinos del sur, aunque su principal propósito fuese consolidar a un Estados Unidos unilateralista, dominado por neoconservadores y obsesionado con la seguridad; creían que, Latinoamérica no figuraba entre las prioridades estratégicas de Estados Unidos; por tanto, aseguraban que no debían esperarse grandes cambios en los vínculos de Washington con la región, tanto en la dirección de la política como en la intensidad de las relaciones; otros, alertaban sobre el peligro de que Bush pudiese desatar una nueva guerra, tenían presente el hecho de que la extrema derecha cristiana se había convertido en el principal factor de su reelección, lo cual constituía un gran estimulante para desarrollar las tesis formuladas por Samuel Hutington, acerca de la guerra de civilizaciones.

No había duda, la reelección de George W. Bush, fue percibida como un fortalecimiento de las corrientes más conservadoras de la sociedad norteamericana, algunos la consideraron como una "tragedia de dimensiones planetarias y consecuencias graves para todos los integrantes de la comunidad internacional".

Aún recordamos las intromisiones de la ex Secretaria de Estado, Condoleezza Rice y las amenazas invasoras de Donald Rumsfeld, ex Secretario de Defensa, y su Plan Balboa, durante el segundo gobierno de George Busch.

La designación de Condoleza Rice presagiaba una política exterior más agresiva y en mayor sintonía con los designios de la Casa Blanca. Rice no es sólo una amiga cercana al Presidente Bush, sino que se había desempeñado, en los cuatro años anteriores a su designación como Secretaria de Estado, como una de sus principales asesoras en política exterior. Durante el primer mandato del Presidente Bush, asumió un protagonismo inusual en la fijación de la política exterior norteamericana, llegando incluso a desplazar al propio Colin Powell.

Con Rice en la cartera de exteriores, Bush no tendrá que escuchar las opiniones discordantes que frecuentemente provenían de Powell. El gobierno de los Estados Unidos estará más unido alrededor de valores conservadores. Habrá más coherencia, en el carácter agresivo y hegemónico de la política exterior estadounidense.

La designación de Condoleza Rice como Secretaria de Estado habría de propiciar una mayor cohesión al interior del gobierno estadounidense, consolidar la visión neo-conservadora y favorecer la implementación de políticas más duras, radicales, intransigentes y unilaterales hacia el resto del mundo, en especial hacia América Latina.

Condoleezza Rice llegó a afirmar que:

El Presidente Chávez es un verdadero problema. Creo que va a seguir buscando maneras de subvertir la democracia en su propio país. Él va a seguir buscando maneras de hacer a sus vecinos desgraciados. Seguirá con sus contactos con Fidel Castro, posiblemente dando a Castro una última oportunidad para que intente afectar la política en América Latina, lo que no es una cosa buena. Está involucrado en Colombia con las FARC de una manera que no ayuda.

La fórmula sugerida por Rice para contrarrestar la influencia del auge Bolivariano y del Presidente Chávez, es la de movilizar a los países de la región a fin de que a la vez que lo observa, esté vigilante con él, y presionarlo cuando se mueva en una dirección o en otra. Rice indicó que para lograr esto, Estados Unidos no podía actuar solo: Esta es una región donde si intentamos actuar solos, probablemente lo vamos a fortalecer.

Por esta razón, anunció que EEUU utilizará el escenario de la OEA. Al respecto dijo que: La OEA puede hacer mucho. Esperamos que el reconocimiento de que no está siguiendo una vía democrática (refiriendo al gobierno de Chávez), pueda ayudar a movilizar a la OEA.

En otras palabras, la estrategia ya anunciada es que EEUU acudirá al foro hemisférico para convencer a los países de la región de que en Venezuela no se sigue el camino democrático. La Secretaria de Estado estadounidense ha declarado que en realidad lo que les toca es observar sus actividades y asegurarnos que al menos le acarreen un alto costo, políticamente, si Chávez lleva a cabo actividades anti-democráticas ya sea en su país o en la región.

La idea de utilizar a la OEA, a sus órganos y a sus instrumentos como forma de penalizar a los gobiernos que se salgan del "riel", iría tomando mayor fuerza en la agenda norteamericana.

Plan que no le resultaría fácil de aplicar al gobierno de Bush. La presencia de varios gobiernos progresistas en América Latina, nos decía que se estaba conformando un nuevo mapa político en la región. Ante esta situación el gobierno venezolano diseño una estrategia que le permitiera frustrar las pretensiones hegemónicas del imperio.

La oposición de la República Bolivariana de Venezuela a dicho plan en la OEA fue digna y contundente. Estaban en juego los principios de soberanía y libre determinación. El derecho a decidir nuestro propio destino como nación libre. A que se respetara la decisión soberana del pueblo venezolano al elegir a Hugo Chávez como su Presidente constitucional. El honroso legado que habíamos heredado de nuestros padres libertadores.

Ya que, como bien lo dijera el Embajador Jorge Valero:

Los adoradores del capitalismo salvaje, y quienes se benefician de su perversa dinámica, consideran que la soberanía ya no tiene pertinencia. Nosotros, los bolivarianos, por el contrario, consideramos que, frente a la globalización inhumana y desintegradora, es absolutamente indispensable mantener, desarrollar y defender la soberanía. Sólo así podremos resguardar la identidad nacional. Sólo así nuestros pueblos serán dueños de su propio destino. Sólo así honraremos la memoria de nuestros libertadores.

Y es que, para los venezolanos, la defensa de nuestra soberanía es un principio muy caro. El nuestro, es un pueblo que tiene una dignidad histórica sin parangón. Amamos la libertad más que cualquier otra cosa. Nuestro proceso histórico está preñado de ejemplos de dignidad e hidalguía cuando se ha pretendido agredir nuestra soberanía.

George W. Bush no podía actuar de otra manera. José Saramago, Premio Nobel de Literatura, se preguntaba porqué Estados Unidos, un país en todo tan grande, ha tenido, tantas veces, tan pequeños presidentes... Y, afirmaba que George W. es quizá el más pequeño de todos. Inteligencia mediocre, ignorancia abismal, expresión verbal confusa y permanentemente atraída por la irresistible tentación del disparate, este hombre se presenta ante la humanidad con la pose grotesca de un cowboy que hubiera heredado el mundo y lo confundiera con una manada de ganado.

Saramago dijo –asimismo-, que Bush es un mentiroso compulsivo, y no se sabe lo que realmente piensa, no sabemos siquiera si piensa (en el sentido noble de la palabra), no sabemos si en realidad no será un robot mal programado que constantemente confunde y cambia los mensajes que lleva grabados en su interior. Pero, honra le sea dada al menos una vez en la vida, hay en George Walker Bush, presidente de Estados Unidos, un programa que funciona a la perfección: el programa de la mentira.

Recuérdese que George Bush a quien su compatriota, el anciano escritor Kurt Vonnegut no dudó en calificar como el más sórdido y patético golpista de opereta que es dable imaginar, en su primer mandato, puso en ejecución lo que llamo política de seguridad nacional, la cual estipulaba, entre sus principios fundamentales, el concepto de ataque preventivo, doctrina política-militar, a partir de la cual se pretendía justificar la intervención militar de los Estados Unidos contra cualquier otro país. Ella sirvió de fundamento para las invasiones de Afganistán, Irak, Libia, etc.

Federico Fasano Mertens, al comparar el ascenso al poder de Bush con el de Hitler, más allá de las naturales diferencias señala que el criminal de guerra, genocida del pueblo judío y del pueblo soviético, ganó por abrumadora mayoría los comicios alemanes, mientras que el criminal de guerra, genocida del pueblo iraquí llegó al poder en forma fraudulenta, en medio del mayor escándalo electoral de la historia norteamericana.

Por tanto, desde el punto de vista teórico la comparación entre Bush y Hitler es correcta. Los cientistas han definido al nazismo como la dictadura terrorista del capital financiero en expansión. Bush al ponerse al margen de la ley e invadir a una Nación indefensa que no lo agredió, para quedarse con su riqueza petrolera, la segunda mayor del mundo, y anunciar que después le seguirán otras Naciones petroleras, se acercó a la definición de dictadura terrorista del capital financiero. Aunque no le guste aceptarlo.

Nos recordaba, igualmente, el autor uruguayo, los "genes nazis" del expresidente Busch. Al respecto dice que su abuelo, Prescott Bush, era socio de Brown Brothers Harriman y uno de los propietarios de la Unión Banking Corporation. Ambas empresas jugaron un papel clave en la financiación de Hitler en su camino hacia el poder alemán… El bisabuelo de nuestro George, el guerrero de Dios, Samuel Bush, padre del nazi Prescott Bush, fue la mano derecha del magnate del acero Clarence Dillon y del banquero Fritz Thyssen, quien escribió el libro I Paid Hitler (Yo financié a Hitler), afiliándose en 1931 al partido nazi (Partido Obrero Nacional Socialista Alemán).

A este respecto, Fasano Martens, para darle mayor sustentación a sus afirmaciones, recurre a una cita de Víctor Thorn, quien dice que: Una parte importante de los cimientos financieros de la familia Bush fue constituida por medio de su ayuda a Adolfo Hitler. El actual presidente de Estados Unidos, así como su padre (ex director de la CIA, vicepresidente y presidente), llegaron a la cumbre de la jerarquía política norteamericana porque su abuelo y padre y su familia política ayudaron y alentaron a los nazis.

Por estas razones, entre otras, no puede asombrarnos que George Bush, en sus ocho años de gobierno se haya rodeado de Dick Cheney, quien estuvo implicado en el affaire del grupo Halliburton Oil; de Donald Rumsfeld, ejecutivo de la petrolera Occidental; de Condoleeza Rice, Directora del Grupo Chevron, para solo señalar algunos de sus más cercanos colaboradores. Reveladoras de la condición belicista de estos personajes, lo refleja la afirmación del exvicepresidente Cheney, cuando afirmó que: EEUU no tiene que enrojecer por ser una gran potencia y tiene el deber de actuar con fuerza para construir un mundo a imagen de EEUU.

Al igual que lo dicho, por el ex jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, quien citando la frase preferida de Al Capone, decía: Se consigue más con una palabra amable y un revólver que con sólo una palabra amable, como nos lo refiere Federico Fasano Mertens, en el citado texto.

La elección de Barack Obama

Change We can Believe in (El cambio en el que podemos creer). Ese fue el slogan que acompaño la campaña electoral de Barack Obama, en el año 2008. Y, es que, a decir verdad, la incertidumbre se había apoderado del ciudadano estadounidense. No era para menos, los ocho años de gobierno de George Bush, habían conducido a la nación del norte a dos guerras, Afganistán e Irak, sin ninguna explicación lógica, recurriendo a argumentos falsos para pretender justificarlas. Guerras innecesarias, además de sangrientas y costosas.

Años que fueron percibidos como un fortalecimiento de las corrientes más conservadoras de la sociedad norteamericana, algunos llegaron a considerarlos como una "tragedia de dimensiones planetarias y consecuencias graves para todos los integrantes de la comunidad internacional". La política internacional de Bush, unilateral y prepotente, había aislado a Estados Unidos de las demás naciones del orbe. América Latina y el Caribe comenzaron a rebelarse contra sus pretensiones hegemónicas. Nuestros países, cada vez avanzaban, con mayor fuerza y dinamismo, en el fraguado y consolidación de las experiencias integracionistas que afloraban en la región.

El Presidente Barack Obama, al inicio de su primer gobierno, dijo que iba a poner en marcha una política externa distante de la emprendida por Bush, que iba a reinsertar a los Estados Unidos en los organismos multilaterales. En tal sentido, estimulo el reforzamiento de la ONU y la OEA, se planteó tender puentes hacia Rusia, hacia el mundo musulmán, e incluso, a Irán. Quiso mirar a América Latina y el Caribe de una manera diferente, propuso abrir un diálogo entre iguales; sus intenciones parecían no tener límites, hablaba incluso de "abrir un amplio diálogo" con Cuba, aunque nunca dijo que suspendería el bloqueo. Palabras propias de una retórica multifocal. Diversos blancos, para no atacar ninguno.

Al proponerse actuar de esa manera, el Presidente Barack Obama, no se estaba planteando ser distinto a su antecesor. Sino que, la realidad vivida en su nación y el relacionamiento de ésta con los demás países del orbe, unido a los cambios que se estaban produciendo en América Latina y El Caribe, le imponía una nueva conducta, le decían que tenía que vernos de otra manera, porque nuestra América es otra.

El inicio del siglo XXI, que fue presentado lleno de incertidumbres, comenzó anunciando nuestro deseo de ser independientes y libres; diciéndole al mundo que el neoliberalismo no era la única, ni la mejor forma, de organizar nuestras sociedades; por tanto, el Consenso de Washington, los TLC, el FMI, el BM y la deuda externa, comenzaron a dejar de ser la espada de Damocles a través de la cual se nos podía dominar. América Latina y El Caribe, con el inicio del siglo, inauguraron una nueva forma de relacionarse, diplomática y comercialmente, con naciones de otros continentes, de pensamiento distinto al emanado de Washington.

No hay duda. Frente a la profundización del carácter belicista que acompaño los ocho años de gobiernos de George W. Busch, la candidatura de Barack Obama se presentaba como una alternativa que era bien vista por diversos sectores tanto en los Estados Unidos como en el resto del mundo. Para decirlo de manera resumida: se abrigaron grandes esperanzas de excluir los conflictos bélicos, como política fundamental en las relaciones internacionales.

Pero, Obama, prefirió imitar a su antecesor. Las multitudes que lo vitorearon en el 2008, dejaron de seguirlo. Se volvió un presidente más. El Club Bilderberg y el Council on Foreing Relations, diseñan sus políticas, toman las decisiones por él. Donald Rumsfeld, Roger Noriega, John Negroponte, Otto Reich, John Kerry, entre otros halcones, siguen ejecutando la política de Estados Unidos hacia América Latina y el Caribe. Hilary Clinton y John Kerry, Secretarios de Estado durante el gobierno de Barack Obama, asumieron la misma conducta de Condoleeza Rice.

De aquel Obama, del encendido discurso en la Convención Nacional Demócrata del año 2004; de aquel Obama, que entre 1997 y 2004 fue Senador en el Congreso por el Estado de Illinois; de aquel Obama, que en el 2004 fue electo como el tercer Senador negro ante el Congreso Nacional estadounidense, que presentó como lema de su campaña presidencial en el 2008: Change We can Believe in (El cambio en el que podemos creer), cuya bandera fue Yes We Can (Si podemos), canción que se popularizo de una manera inigualable, a tal punto que, el ciudadano estadounidense la tarareaba de manera natural. Al Barack Obama que durante ocho años dirigió -a la que sigue siendo la potencia militar más grande del mundo-, no hay duda, de que es otro. Cooperación y solidaridad, son principios extrañados de su vocabulario. Al igual que Bush, hizo de sus aliados, no amigos, sino, socios coyunturales, a los cuales utiliza y después desecha. Abdico de su compromiso de cambio. El lema de su campaña, con todo y canción, rápidamente pasaron a ser cosa del pasado.

Por ello, no debe producir ninguna extrañeza la actuación del gobierno de Barak Obama, contra la Patria de Simón Bolívar. Al igual que su antecesor, George Bush, Obama se planteó, como norte de su gestión gubernativa, impedir la consolidación de nuestra patria, como una nación libre y soberana. Es verdad que nuestra inmensa riqueza petrolera, es la causa principal de tal propósito. Pero no la única.

Que lamentable: De una esperanza se convirtió en un supremacista interventor.

La elección de Donald Trump

Solo un sistema electoral delegativo, y una ciudadanía que a lo largo de su historia ha dado muestras de su escaso interés por la política, como el existente en la nación del Tío Sam, podía hacer posible la elección de un "personaje" como Donald Trump.

Y es que, la elección de Trump, al igual que las de Obama y las de Bush, no son más que la respuesta de un electorado que se sentía agotado de oír el mismo discurso, las mismas promesas, y éste estaba deseoso de encontrar una voz, una salida como llamó Albert Hirschman a situaciones como la señalada. Por lo que, la elección de Trump fue un voto a favor de esa voz, de esa salida, y no a favor de la democracia. Fue un voto para la persona y no para el sistema democrático estadounidense, en tanto que modelo de organización político liberal de esa nación.

Y es que Trump, pareciera ser un producto salido de un laboratorio, ya que, su personalidad es perfectamente compatible con la de un misógino, es racista, xenófobo y megalómano, cualidades que combina a la perfección.

Trump, es un claro ejemplo de la advertencia de Lipovetsky, según el cual el ideal moderno de subordinación de lo individual a las reglas racionales colectivas ha sido pulverizado, el proceso de personalización ha promovido y encarnado masivamente un valor fundamental, el de la realización personal, el respeto a la singularidad subjetiva, a la personalidad incomparable…

Sin embargo, a Trump hay que reconocerle la consecuencia con su propuesta de programa de gobierno. Recordamos que el planteamiento central de la misma giró en torno de devolverle a Estados Unidos su grandeza, su Make American Great Again. Lo reprochable no es eso. Nosotros a través del Plan de la Patria nos hemos propuesto construir una Venezuela Potencia. Lo condenable e inaceptable es que, para lograrlo, Donald Trump, está profundizando la puesta en práctica de acciones fascistas y terroristas, como son las opciones militares y las criminales medidas coercitivas unilaterales, comúnmente conocidas como sanciones.

Teniendo el terror y el chantaje como mecanismos de persuasión, el gobierno supremacista de Trump, renegocia tratados comerciales suscritos con algunas naciones dóciles a sus dictados; los cuales, según argumenta el mandatario imperial, menoscaban y atentan contra los intereses de su país; a la vez que impiden que las grandes empresas y consorcios actúen en ellas con entera libertad por la existencia de un ordenamiento jurídico que impone normas restrictivas sobre el respeto del medio ambiente, así como también, dada la existencia de una política fiscal restrictiva.

En el plano interno, Trump se ha propuesto hacer realidad su promesa electoral de censar a los inmigrantes residentes en su país, sobre todo a los de origen musulmán. Ha intensificado sus planes de deportación a la población que considera ilegal, ha reforzado la vigilancia de las fronteras y aumentado los controles a la inmigración.

Con Donald Trump las migraciones han sido criminalizadas al extremo. No reconoce que los migrantes estimulan el progreso de las naciones y mejoran el desempeño económico, social y cultural de las sociedades receptoras. No logra entender que las migraciones redefinen y enriquecen la identidad de los pueblos, fortalecen la multiculturalidad y replantean el tema de los derechos humanos.

Su propuesta de la construcción de un muro en la frontera entre Estados Unidos y México, constituye una manifestación de soberbia, que pone al descubierto su inhumana conducta, contradice los ideales de integración y constituye una agresión flagrante a los Derechos Humanos.

La negativa de darles un trato digno a los inmigrantes, pone a estos a merced de quienes se lucran en forma obscena de las necesidades humanas, propiciando actividades como la trata de personas, la esclavitud, los trabajos forzados, la explotación sexual, el racismo y la xenofobia.

Trump habla de los inmigrantes y de la frontera, pero no de las fuerzas que empujan a la gente a migrar, de la deuda social que hay en América Latina y sus causas, y de las soluciones de fondo que se requieren para que la gente pobre no necesite migrar.

Al igual que a los inmigrantes, ha criminalizado la pobreza. En su prédica neoliberal, sostiene que los únicos responsables de la pobreza son los mismos pobres. En consecuencia, la población mestiza, los pobres, los latinos, los musulmanes, los pacifistas, las feministas y otros grupos sociales, son vistos como sospechosos y frecuentemente catalogados por las autoridades estadounidenses, como sujetos "de alta peligrosidad". Por lo que, desata contra ellos una feroz represión.

Pues bien, Trump en sus planes de devolverle a Estados Unidos "su grandeza", aplica una política racista y racial. Su mensaje de recuperación de ésta tiene entre sus principales fundamentos que, la explicación de la perdida de la grandeza nacional, es la resultante del aumento del poder político y económico que ha adquirido la población "negra", los latinos y migrantes de otras regiones. Por lo que, la "raza blanca" debe recuperar su supremacía para poder alcanzar la "grandeza americana". En otras palabras, la "raza blanca" tiene que volver a ser la única clase dominante en Estados Unidos.

No hay lugar a dudas la elección de Donald Trump, y el ejercicio de su gobierno, tienen que ser colocados como una victoria de los movimientos regresivos, ultraconservadores, nazi-fascistas, del populismo de extrema derecha, contra los progresistas.

Y es que, con la elección de Trump, el capitalismo neoliberal ha alcanzado su máxima dimensión inhumana. Con él se han violado los postulados fundamentales del derecho internacional, de los acuerdos establecidos en los más diversos organismos multilaterales, se han violado las leyes protectoras de los ciudadanos; así como también, las leyes que regulan los mercados financieros internacionales y uso del medio ambiente. El capitalismo neoliberal todo lo ha mercantilizado. El capitalismo salvaje es un capitalismo inmoral, negador de los más elementales principios de la ética humana.

Con el capitalismo neoliberal, los impulsos primitivos, salvajes y malignos de la humanidad, de los cuales nos habló Freud se han vuelto a poner de manifiesto, es la ocasión propicia para desarrollar su actividad, con toda su violencia y perversidad.

Pues bien, los gobiernos de Clinton, Bush, Obama y Trump han sido fieles representantes del capitalismo neoliberal; han implementado, con toda su furia, prácticas hegemónicas y supremacistas con la pretensión de hacerse dueños del mundo.

DE IMPERIO A NACIÓN POBRE

Cuando uno analiza la segunda mitad del siglo XX, como tiempo histórico, llega a la conclusión de que éste fue un período en el cual se impuso la mentira, como categoría descriptiva. Nada resulto más incierto que, luego de la segunda guerra mundial, el mundo se hiciera bipolar. La anunciada nueva conflagración bélica este-oeste solo estuvo presente en la mente de los "perros de la guerra", por lo que, la llamada guerra fría termino siendo una metáfora.

Falsas fueron las ilusiones de establecimiento de un nuevo orden internacional signado por la paz, los acuerdos a que llegaron los países capitalistas con los del bloque soviético para "enfrentar" al nazifascismo, fueron sólo para eso; las diferencias ideológicas de ambos, expuestas en toda su dimensión, no fueron más allá de la retórica diplomática y de los "ejercicios" militares.

Sin embargo, y de manera contradictoria, a partir del derrumbe del orden de Yalta, comenzó a surgir un nuevo orden global que no ha eliminado la guerra como el instrumento fundamental del ejercicio del poder. La desaparición del paradigma Este-Oeste ha coincidido con el surgimiento de profundos antagonismos dentro de los segmentos Norte-Sur, cuya manifiesta expresión han sido, entre otras, las guerras del golfo, las invasiones a Irak, Afganistán, Libia; los conflictos bélicos en los Balcanes, en el cercano oriente, en las nacientes democracias, en las democracias emergentes y en América Latina, que avanza en la construcción de nuevas sociedades.

Al igual que, Azevedo Bandeiras, el de El Alehp de Borges, las potencias capitalistas se hicieron diestras en el arte de la intimidación progresiva, en la satánica maniobra de humillar al interlocutor gradualmente, combinando veras y burlas… Y, así, como Benjamín Otalora decidiera no obedecerle a Azevedo Bandeiras, los pueblos del mundo están decidiendo "olvidar, corregir, invertir" las ordenes de esos países: "el universo parece conspirar con él (con ellos) y apresura los hechos", la marcha del cambio. Las potencias del mundo occidental, pareciera no haberse dado cuenta que vivimos otro tiempo. Que, con el inicio del siglo XXI, se ha ido consolidando la conformación de un mundo multipolar. Que nuevas potencias están emergiendo. Que se están edificando nuevos paradigmas sociales.

John Kerry, ex jefe de la diplomacia norteamericana, en entrevista concedida a medios de comunicación internacionales, reconoció que Estados Unidos está perdiendo influencia internacional. La razón de ello, según Kerry, es debido a los recortes presupuestarios. Reconoce que: Empezamos a actuar como una nación pobre. Qué vergüenza sienten, el imperio se empobrece, qué triste futuro les espera a los países que ellos empobrecen.

No hay de otra, frente a esa inocultable realidad, a las sociedades emergentes nos ha llegado la hora de diseñar otro modelo de desarrollo, distinto al capitalismo; que tenga como objetivo fundamental, derrotar la pobreza; que se construya a partir de una profunda racionalidad, sobre la importancia de privilegiar una cultura de paz y cooperación; que deseche la totalización del mercado, que sea capaz de redimensionar la relación Estado-mercado; que se inspire y sostenga sobre bases de una profunda relación humana, que entienda que el humanismo no es una utopía deseada, sino necesaria.

VEINTIDÓS AÑOS DE CRIMINAL ACOSO

Son 22 años que tienen acusando a la Revolución Bolivariana de todo cuanto se les ocurre y amenazando de invadir militarmente a la Patria de Bolívar y Chávez.

La intromisión extranjera, particularmente la estadounidense, en los asuntos internos de Venezuela demuestra fehacientemente que estamos en presencia de un golpe de Estado de nuevo tipo. La manera como éste ha venido ejecutándose pone en evidencia que se trata de utilizar nuevas técnicas y nuevos actores.

En esta oportunidad no se trata de un golpe militar clásico, tradicional. La fuerza armada ha sido sustituida por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación Los medios de comunicación y la informática se han convertido en poderosas armas de guerra, más letales que las tradicionales, pero, con la ventaja de que logran ocultar su eficiencia como poder destructivo.

El caso venezolano es el mejor ejemplo de lo afirmado. Durante estos veintidós años de revolución se han realizado 25 procesos electorales, de ellos, veintitrés han sido victorias del gobierno y dos de la oposición. Siempre han afirmado que ha habido fraude, excepto en las que ellos han ganado.

Ante su fracaso han ensayado, y puesto en ejecución, nuevas modalidades de golpe de Estado: golpe suave, largo, lento; sutilmente diseñado, encubierto con un rostro y un sentido que le dé legitimidad, que lo haga creíble y pueda ser aceptado por grandes colectivos sociales; que cree una sensación de que sus ejecutores son los salvadores de la patria, defensores de la democracia, de los derechos humanos; que permita ocultar los intereses de los golpistas, su odio, su racismo, su desprecio por los pobres; en fin, se trata de una conducta cuyos actores … ignoran que la multitud no odia, odian las minorías porque conquistar derechos provoca alegría, mientras perder privilegios provoca rencor, como dijo Arturo Jauretche.

No nos llamemos a engaño. La manera como ha actuado la oposición en contra de la Revolución Bolivariana, nos dice que estamos en presencia de un proceder de nuevo tipo; los métodos utilizados han tenido como objetivo generar un caos y una neurosis colectiva. Para ello, se han valido de muy diversos y sofisticados recursos tecnológicos; han hecho de la mentira, el terror, el rumor, al igual que Joseph Goebbels, el asesor mediático de Hitler, su principal arma publicitaria.

Este proceder, no tenemos la menor duda, ha sido diseñado por organismos e instituciones extranjeras especializadas en desestabilización política. De nuevo el Nacional Endowment for Democracy, Freedom House, Open Society Institute, la USAID, la Human Rights Watch, entre otras organizaciones de ese tipo, tienen sus manos y sus cerebros metidos en Venezuela. Todas ellas, actuando bajo la dirección de El Club Bilderberg y el Council on Foreing Relations, quienes son los verdaderos "dueños del mundo".

Es en este marco que debe ser inscrita la Declaración de Barak Obama del 9 de marzo del año 2015, señalando la existencia de una emergencia nacional por la amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y a la política exterior causada por la situación en Venezuela.

No se trata de crear falsas alarmas. El imperio se lo juega todo. Sabe muy bien que, a pesar de su poder militar, no controla el mundo. Nunca imagino que, con el derrumbe del mundo bipolar establecido con la guerra fría, emergerían nuevas realidades sociales y políticas que pondrían en entredicho su poder. Por eso, pone en práctica su política belicista, invade naciones, promueve la desestabilización política y económica, genera guerras civiles en diversas latitudes. Convencidos están de que esa es la única manera como pueden recuperar su hegemonía económica y política.

En un principio esa relación se dio a través de "viudos" directos de la cuarta república, quienes eran recibidos en el Departamento de Estado, donde les giraban instrucciones de cómo actuar en contra del gobierno democrático de Venezuela. De allí salían con las alforjas llenas de dólares.

Ante su fracaso de no poder derrocar al Presidente Hugo Chávez, fueron sustituidos, como interlocutores en los planes golpistas del gobierno norteamericano, por los "dirigentes de probeta" que controlaban la extinta MUD.

El acoso a que ha sido sometida la República Bolivariana de Venezuela, es la mejor constatación de las anteriores afirmaciones.

El embajador Jorge Valero, representante Permanente de la República Bolivariana de Venezuela ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con sede en Ginebra, en una excelente intervención ante el Consejo de Derechos Humanos de ese foro universal, dijo que: El gobierno de Donald Trump práctica actos de guerra y de piratería moderna contra Venezuela. Aplica sanciones coercitivas unilaterales que causan muerte, dolor y sufrimiento al pueblo venezolano. El bloqueo de Estados Unidos es ilegal y criminal.

Ya que esas sanciones, violan el derecho a la paz y a la autodeterminación de cualquier Estado. Violan el derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas. Afecta el disfrute de los derechos humanos del pueblo venezolano.

Nunca antes como ahora en nuestro país se había escenificado un proceso político como el que vivimos. En el fondo del mismo está presente la visión de dos Venezuela: una, que vive en el pasado y se niega a aceptar que hay nuevos patrones culturales; y otra, que aflora con su propia identidad. Por lo que, puede decirse que estamos en presencia de un "duelo" histórico entre: cultura de élite y cultura popular.

Un "duelo" entre quienes idolatran el totalitarismo neoliberal y quienes nos hemos propuesto construir un modelo de desarrollo en donde la justicia social y la edificación de un sistema político de democracia participativa y protagónica, constituyan las bases del mismo.

Los idolatras del mercado siguen creyendo que la "modernidad capitalista" mantiene el auge de sus años aurorales; siguen convencidos de que esta es una sociedad conquistadora, con visión de futuro; siguen anclados en el cientificismo y el tecnicismo decimonónico; siguen –en definitiva- aferrados a la idea del progreso infinito, como un principio "medio-fin". No se han dado cuenta que, el mundo de hoy es otro. Que el "encanto" con que se presentó el capitalismo en tiempos pasados, "con las tradiciones y los particularismos en nombre de lo universal, de la razón, de la revolución", hace tiempo entraron en su ocaso.

En su desespero por retomar el poder en Venezuela, la clase dominante y sus ideólogos, han recurrido a las más variadas formas de actuación política, han ensayado las más deleznables prácticas para la desestabilización del sistema democrático.



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Nelson Pineda Prada

*Profesor Titular de la Universidad de Los Andes. Historiador. Dr. en Estudios del Desarrollo. Ex-Embajador en Paraguay, la OEA y Costa Rica.

 npinedaprada@gmail.com

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