Venezuela y las pretensiones imperialistas de los dueños del mundo

En los años ochenta, de la centuria pasada, la globalización se había convertido en el sustento ideológico, de un mundo nuevo: "Vivimos en un mundo globalizado", fue una frase que se nos vendió como novedosa. De la "aldea global" se hablaba con inusitada insistencia para definir el globo terráqueo.

Nada de ello era cierto. El sociólogo estadounidense Inmanuel Wallerstein, había desarrollado la tesis de la definición del capitalismo como un sistema histórico, como un sistema mundo. La globalización tenía un antecedente muy poderoso: la llegada del conquistador ibérico a tierras "americanas", a finales del siglo XV. A partir de entonces el universo se hizo mundo; y, la modernidad capitalista dio inicio al fraguado de un nuevo modo de vida. Por lo que, éste no solo se globalizó, sino que, se hizo moderno.

El capitalismo abría camino hacia su consolidación, no solo como modo de producción, sino como "sistema histórico", como forma de vida. Sin embargo, en la medida en que su supremacía alcanzaba mayores dimensiones, sus falencias eran más evidentes. Por lo que, superar al capitalismo fue haciéndose una necesidad imperiosa. El socialismo emergía así, como la alternativa al capitalismo.

La palabra socialismo apareció, que se sepa, por primera vez impresa en el periódico francés Le Globe en 1832, fue empleada como caracterización de la doctrina saint-simoniana. Con ella se identificaba el establecimiento de un nuevo orden social, que tuviera como razón de ser los derechos humanos desde una perspectiva económica y social.

Con el correr del tiempo, socialismo y socialista en Francia, la Gran Bretaña y Alemania, se convirtieron en el eje fundamental a partir del cual comenzaba a imaginarse la reorganización de la sociedad, a partir del establecimiento de un nuevo modelo de formación social. Capitalismo y Socialismo se convirtieron, de tal forma, en modelos opuestos, contrarios. Por lo que, transitar del capitalismo al socialismo no ha sido, no es, ni será, un proceso expedito. El segundo es la negación del primero; y, éste se resiste a ser sustituido.

Es aquí, en esta lucha de contrarios, en donde debemos ubicar las razones que explican por qué, los "dueños del mundo" se han planteado apoderarse de nuestras riquezas naturales, utilizando a los gobiernos supremacistas de Estados Unidos y la Unión Europea, como ejecutores de sus objetivos.

En el presente, la lucha política trasciende el escenario nacional, ha sido trasladada del plano nacional al internacional. Recordemos que, como lo dijeron Marx y Engels en el Manifiesto Comunista, el mundo creado por el capitalismo, "aunque cada vez más unificado, es una interdependencia universal de naciones". Por lo que, el destino de los procesos de transformación social, económica y política, que se están produciendo en el universo, dependen de las relaciones internacionales. Necesario es, entonces, que, en las naciones que se experimentan esas transformaciones revolucionarias, la formulación de políticas y estrategias internacionales son esenciales; no solo, por la existencia de un orden jurídico-político, un sistema estatal, al cual se le otorga carácter universal; sino porque, el éxito de un proceso revolucionario, está determinado por la transformación del orden institucional establecido por el capitalismo. Necesario es, de tal manera, superar el modo de organización sociopolítica, la sociedad y la nación, establecido por el capitalismo. Porque, al final de cuentas, de lo que se trata es de construir un nuevo modelo de sociedad radicalmente distinto del capitalismo.

Se construye un mundo a partir de nuevas realidades. La política internacional debe ser repensada para alcanzar objetivos globales comunes. Los dueños del mundo, saben que están perdiendo la batalla por mantener su hegemonía; saben que el capitalismo, perdió sus encantos; saben que el neoliberalismo no resulto ser la alternativa al Welfare State. Y, lo más lamentable, para ellos, es que nunca imaginaron que nuevas potencias emergerían en el concierto de naciones; que el mundo unipolar, sería sustituido por un mundo multipolar y multicentrico. El reto es salvar la especie humana para salvar el planeta.

Nuestras riquezas naturales siguen siendo indispensables para su recuperación. Por ello, la Revolución Bolivariana y la construcción de la Venezuela Socialista siguen siendo un "blanco fijo", en las pretensiones imperiales de los dueños del mundo.



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Nelson Pineda Prada

*Profesor Titular de la Universidad de Los Andes. Historiador. Dr. en Estudios del Desarrollo. Ex-Embajador en Paraguay, la OEA y Costa Rica.

 npinedaprada@gmail.com

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